Unos 700.000 habitantes del estado de Táchira, sudoeste de Venezuela fronterizo con Colombia, quedaron sometidos desde hoy a un severo racionamiento de agua potable, después que un leve temblor desató sucesivos derrumbes en el sistema de acueductos de la región.
El temblor, ocurrido hace 12 días, debilitó las paredes de un túnel de 2.700 metros en el sistema colector de aguas del principal acueducto, provocando derrumbes obstructores de la hidrovía, el más severo de los cuales se produjo el domingo, se informó oficialmente.
El ministro del Ambiente, Roberto Pérez, anunció un programa de emergencia por 2,4 millones de dólares para enviar a la zona 400 camiones cisterna, proveedores de agua durante las dos semanas que demorará el tendido de ductos de emergencia.
El ejército está listo para imponer el orden ante el temor de que estallen desórdenes en San Cristóbal y las poblaciones fronterizas de San Antonio y Ureña, aunque todavía no ha salido a patrullar, dijeron a IPS por teléfono autoridades locales que prefirieron el anonimato.
Largas colas de habitantes provistos de envases se formaban este martes ante algunas fuentes en plazas y los pocos camiones cisterna, 33 según radioemisoras locales, que comenzaron a atender San Cristóbal y 14 pueblos en un área de más de 5.000 kilómetros cuadrados.
Por temor a epidemias, los 300 litros por segundo que entregan los ductos en San Cristóbal, que en épocas normales recibe 4.000 litros/segundo, fueron desviados totalmente hacia el hospital.
La empresa hídrica Hidrosuroeste inició este martes un racionamiento según el cual los camiones cisterna llenarán en las noches los tanques de edificios comerciales y residenciales, y en el día recorrerán barriadas de viviendas unifamiliares.
Pero existe temor de que grupos exaltados provoquen desórdenes, pues muchos tachirenses dicen no haber sentido el referido temblor y protestan en llamados a radioemisoras, alegando que el gobierno apela a una explicación telúrica "cuando lo que hubo fue cero mantenimiento".
La prensa regional recordó que en julio de 1994 el río Grita, en el norte del Táchira, se desbordó luego de fuertes lluvias y dañó instalaciones del acueducto, para cuya reparación se destinaron seis millones de dólares, pero 2,5 millones se desviaron para otros usos. (FIN/IPS/hm/ag/en-pr/96)