Seis millones de estudiantes en Venezuela quedaron a punto de perder el año escolar, al empantanarse hoy el conflicto de 180.000 maestros, justo cuando el gobierno se apresta a lanzar un programa de ajustes que se prevé dispare la inflación y erosione los salarios.
El ministro de Educación, Antonio Cárdenas, acaricia la posibilidad de declarar perdido el año escolar, que en Venezuela transcurre entre octubre y julio, "limpiar" las nóminas de maestros e iniciar un nuevo período lectivo en enero de 1997.
El gobierno dictó un decreto de "reanudación de faenas', figura extrema que liquida la huelga, desde este lunes, pero lo ignoraron 90 por ciento de los docentes, según reconoció Cárdenas, quien por otra parte anunció que "no habrá más diálogo sin clases para los niños".
Los sindicatos de maestros se reunían entretanto con las centrales obreras, proponiéndoles que ordenen una huelga general contra el gobierno, a la vez que preparaban para el arzobispo de Caracas, Ignacio Velasco, mediador en el conflicto, una rebaja de sus peticiones.
Los docentes aspiraban duplicar sus salarios en los próximos meses. Un maestro puede ganar hasta 400 dólares mensuales, pero la mayoría cobra menos de la mitad y 41.000 sólo ganan 140 dólares, cuando la canasta alimentaria básica cuesta 210.
El cierre de las escuelas es factor de irritación para los 22 millones de habitantes de Venezuela, sometidos también este mes a racionamientos de agua potable, más el peso de una inflación anualizada de 78 por ciento y la nerviosa expectativa por los ajustes que llegarán desde este martes.
Fuentes de los ministerios de Interior y Defensa expresaron preocupación porque se yuxtaponen conflictos sociales y laborales con el temido inicio de las medidas de ajuste que los responsables de la economía reconocen como muy duras.
Esas medidas, tras un mensaje del presidente Rafael Caldera a sus compatriotas la noche de este lunes, incluyen el aumento de cuatro o cinco veces el precio de la gasolina, devaluar la moneda y elevar los impuestos y las tasas de interés.
Como previsión, en un clima de nerviosa expectativa, los automovilistas llenaban los depósitos de combustible de sus vehículos y las amas de casa dejaban vacíos estantes en los mercados, pero los maestros repetían sus asambleas y marchas.
"Si el ministro Cárdenas quiere, que nos despida a todos, comenzando por mí, y traiga militares o maestros de Colombia, Ecuador o Marte para reemplazarnos, pero no nos arrodillaremos", proclamó Vladimira Moreno, coordinadora sindical del magisterio en Caracas.
Además de los maestros, 700.000 empleados públicos de todas las categorías amenazan con una huelga y su combativo segmento de profesionales y técnicos anuncia un paro de labores para el día 17, cuando también se paralizarán las universidades.
La huelga magisterial estalló hace un mes y el gobierno trató de conjurarla ofreciendo elevar los ingresos de los docentes este año mediante el mecanismo de bonos, que no elevan el salario de base ni cuentan para calcular indemnizaciones laborales.
Los maestros rechazaron la oferta y finalmente propusieron que el último de los bonos de este año se convirtiese en salario, lo que duplicaría sus sueldos de base al iniciarse 1997, pero el gobierno sostuvo que carecía de dinero para entregar más.
Velasco aceptó mediar en el conflicto, pero pasadas las primeras reuniones el gobierno decidió hace cinco días decretar la "reanudación de faenas", figura que le permite despedir a quien no acuda a sus labores.
Cárdenas dijo categóricamente este lunes que si los maestros vuelven al trabajo acudirá a la mesa de negociaciones para buscar un acuerdo, pero si no lo hacen en cuestión de días procederá a reorganizar el régimen y el calendario escolar.
Según su plan, este año se decretaría perdido, el nuevo calendario sería enero-noviembre, con 200 días de clase en vez de los actuales 180, y se implantaría un "turno completo" (clases en la mañana y en la tarde), en vez del actual, con alumnos que sólo van a la escuela medio horario.
Las "nuevas reglas de juego" implicarían además pagar a los docentes por hora trabajada, una revisión de las nóminas, pues "muchos no trabajan", y se admitiría un solo interlocutor laboral, en vez de los siete sindicatos que negocian actualmente, dijo Cárdenas. (FIN/IPS/hm/ag/ip-cr/96)