VENEZUELA: Gobierno y FMI buscan piso político para duros ajustes

El presidente Rafael Caldera y el Fondo Monetario Internacional (FMI) realizan a dúo una ofensiva en favor de apoyo político para el traumático programa de ajustes económicos que se lanzará en Venezuela el lunes.

En la carrera contra-reloj para informar a diversos sectores, los enviados del FMI acompañaban a los ministros de la economía en sus reuniones con jerarcas políticos, porque la oposición domina el parlamento y conflictos de los trabajadores al servicio del Estado hacen sonar los tambores de la agitación social.

La conjunción de esfuerzos contrasta con el pasado reciente de Caldera, un socialcristiano de 80 años que criticó duramente el recetario y la "insensibilidad social" del FMI, y mantenía a Venezuela como una cuña de populismo y dirigismo en una región volcada a la apertura económica.

El plan de ajustes que se lanzará el lunes prevé devaluación lineal cercana a 60 por ciento, cuadruplicación de los precios de la gasolina, alza en las tasas de interés y en el impuesto a las ventas, previéndose inflación superior a 14 por ciento mensual, la mayor de la década, en mayo y junio.

Los ajustes caerán sobre un país de tejido social frágil, con servicios públicos deteriorados y una población cuyo salario real cayó continuamente en los últimos 18 años, y un tercio -siete millones de opersonas- vive en pobreza crítica.

Ministros de la economía, el jefe de la misión negociadora del FMI, Carlos Muñiz, y directivos del grupo petrolero estatal hicieron esta semana reuniones informativas con los partidos políticos, pero luego de un cónclave con los jefes de la organización socialdemócrata Acción Democrática (AD).

AD, un opositor "blando", tiene la primera minoría en el parlamento, con 29 por ciento de bancas, mientras que los oficialistas Convergencia (socialcristianos disidentes) y Movimiento al Socialismo (izquierda moderada) sólo reúnen 25 por ciento.

Caldera se reunió dos veces con Luis Alfaro, el hombre fuerte de AD, según reseñó el diario caraqueño El Nacional, en tanto Muñiz se entrevistó con el ex mandatario Luis Herrera (1979- 1984), presidente de Copei (oposición socialcristiana), segundo partido del país.

El FMI considera indispensable el apoyo de AD, para que el parlamento apruebe nuevos impuestos y leyes que modernicen la gestión pública, agilice el esquema de privatizaciones y autorice el uso de fondos adicionales por el gobierno, que no pudo hacerse aprobar un presupuesto para 1996 y repite el de 1995.

Además de su fuerza parlamentaria, AD y en menor medida Copei dirigen la principal central obrera y sindicatos de maestros, que en las últimas semanas desafiaron al gobierno y amenazan con radicalizar sus acciones.

Marchas obreras en ocho regiones del país se anuncian para el miércoles, en preparación de una jornada de paro general contra las políticas salariales del gobierno, que según los sindicatos reducen el salario básico permanente pues sólo con bonos temporales se aumenta el ingreso del trabajador.

Esa política es rechazada sobre todo por 700.000 empleados públicos, cuyo segmento de profesionales universitarios es el más radical, y por 180.000 maestros que durante cuatro semanas hicieron una huelga, liquidada por decreto el jueves.

La Confederación de Trabajadores de Venezuela, central sindical mayoritaria, reiteró su apoyo a los docentes, pero su presidente Federico Ramírez, de AD, pidió deponer la huelga si se demuestra que el decreto que la liquidó tiene base legal.

El parlamento, con los votos de AD, Copei y la izquierdista Causa Radical, rechazó ese decreto de "reanudación de faenas" para los maestros y pidió al gobierno derogarlo, en una muestra de que mantiene un perfil crítico frente al gobierno en vísperas de que se anuncien los ajustes.

El decreto de reanudación de faenas, además de buscar la normalización de actividades en el país, pues unos cinco millones de estudiantes estaban sin clases, es una demostración de "mano dura" del gobierno frente a la conflictividad previsible.

El socialista Teodoro Petkoff, desde hace tres semanas ministro de Planificación e incansable difusor de la inevitabilidad del ajuste, dijo que Caldera tiene "voluntad de hierro" para aplicar el programa de ajustes.

Altas fuentes del Ministerio de Defensa admitieron preocupación por la conflictividad que persiste y su coincidencia con otros detonantes de la irritación popular, como la aguda escasez de agua en Caracas y otras ciudades.

José Andueza, ministro del Interior, dijo que "la situación en Venezuela es de total tranquilidad" este viernes, y que en el gobierno se tiene "casi la certeza de que la alteración del orden público no se va a producir".

"Grupos extremistas tratarán de provocar disturbios, pero están bajo control de los cuerpos de seguridad, preparados con planes y suficientemente equipados", agregó Andueza.

Junto a esos aprestos, el gobierno y el FMI buscaban compromiso del parlamento para respaldar medidas económicas esenciales, antes de que el descontento pudiese ganar la calle.

Trascendió que apenas Caldera ordene las nuevas medidas, el FMI mostrará su respaldo con una declaración de complacencia y anunciará la discusión por su directorio de la Agenda Venezuela, nombre que el gobierno dio a su plan.

Sobre esa base se ultimaría la negociación de un acuerdo de préstamo, por hasta 3.000 millones de dólares del Fondo, otros organismos multilaterales darían luz verde a desembolsos para Venezuela, y Caldera se sumaría al club de mandatarios populistas que tras mucho dudar abordan el autobús del FMI. (FIN/IPS/hm/dg/if/96)

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe