La Comunidad Jerusalén, un grupo católico uruguayo investigado por la justicia penal, provocó una crisis sin precedentes en la Iglesia y desnudó la lenta capacidad de resolución de ésta y una lucha interna por espacios de poder.
La justicia investiga al sacerdote Adolfo Antelo, líder de la Comunidad Jerusalén, a quien varios disidentes lo acusan de castigarlos para sacarles el demonio del cuerpo.
Los mismos informantes dieron cuenta de prácticas sexuales de Antelo con laicas consagradas. La Comunidad tiene filiales en Buenos Aires, Argentina, Sao Leopoldo (Brasil) y Santiago de Chile.
A comienzos de este mes, mujeres integrantes de la Comunidad se instalaron en Buenos Aires para continuar allí la tarea del grupo apostólico, cuya actividad está prohibida desde octubre Uruguay por resolución de la jerarquía eclesiástica local.
La comisión de sectas del Episcopado argentino, a cargo del obispo Jorge Casaretto, analiza la situación de la Comunidad Jerusalén en ese país, a la luz de los hechos denunciados en Uruguay.
Junto con las laicas consagradas, y por decisión propia, se estableció el la capital argentina el obispo emérito uruguayo Andrés Rubio, quien asumió funciones como guía espiritual de la Comunidad.
Rubio, que interrumpió su actividad en Uruguay, decidió no participar de la reunión de la Conferencia Episcopal (CEU), que comenzó este lunes y en la cual se analizará "a fondo" la "compleja situación planteada", dijo a IPS una alta fuente del clero.
La actitud de Rubio, ex obispo de la diócesis de Mercedes, 300 kilómetros al oeste de Montevideo, no registra precedentes y es observada como un enfrentamiento con el arzobispo de la capital, José Gottardi.
Una fuente cercana al arzobispo sugirió que las discrepancias ante resoluciones del Episcopado tienen origen en la "carrera" por la sucesión de Gottardi, que abandonará su cargo dentro de dos años.
A Gottardi le correspondió la decisión de prohibir la actividad de la Comunidad Jerusalén, luego de tres años de un proceso burocrático interno que generó enfrentamientos entre los religiosos salesianos, orden a la que pertenece Antelo.
Durante esta investigación, regida por el derecho canónico, varios sacerdotes tomaron distancia de Gottardi por discrepar de su acción.
La supresión de la Comunidad fue revocada por el Vaticano y Gottardi apeló ante el Papa Juan Pablo II, con quien se reunió el jueves 18.
El presidente de la CEU, Orlando Romero, que viajó a el Vaticano junto con Gottardi, regresó el domingo a Montevideo y se mostró confiado en una rápida solución del caso a través de un "entendimiento".
Gottardi permanece en el vaticano para responder a eventuales consultas de los encargados de dictar sentencia.
El fallo corresponderá a la Congregación para los Institutos de la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, una suerte de tribunal de apelaciones del Vaticano.
Romero reveló que el Papa y todos los religiosos vinculados al caso consideran que se trata de una cuestión "compleja".
El "estado de ánimo" del Vaticano es llegar a "un entendimiento basado en la ecuanimidad, la justicia y la caridad", agregó.
El entendimiento religioso será imposible en la justicia. Ante los tribunales se han manifestado posturas radicalmente opuestas entre los seguidores de Antelo y sus disidentes, tras quienes se encuentran sacerdotes de diversas órdenes.
Las laicas consagradas fieles a Antelo desmintieron la semana pasada ante el juez José Balcaldi que el sacerdote hubiera castigado a alguno de los ex integrantes de la Comunidad o que cometiera abusos sexuales.
Admitieron que el sacerdote creía que el demonio se había apoderado de varios miembros del grupo, pero que procuraba alejarlo mediante prácticas pacíficas.
El viernes, Antelo compareció por primera vez ante Balcaldi, con clasos signos físicos del cáncer que lo afecta desde hace varios años.
Tras casi 10 horas de interrogatorio, Antelo agradeció a quienes lo apoyan y no descartó que la presentación de demanda penal contra quienes lo han denunciado públicamente.
Un testigo clave de la investigación judicial es el religioso Marcelo Sampietro, quien vive en Colombia desde que en 1991 decidió desertar de la Comunidad.
Según los denunciantes de Antelo, éste afirmaba que el demonio había ingresado en la Comunidad a través de Sampietro y que el religioso era "el propio Satanás".
Ante las radicales posiciones opuestas, el juez considera pedir a Sampietro que viaje a Montevideo para prestar declaración y participar en los careos, que se prevén atípicos y tensos. (FIN/rr/ff/cr/96).