Taiwaneses como Shen Chi-chang, obrero de una fábrica, se muestran orgullosos de ser los habitantes originales de la isla y ya perdieron el miedo de reafirmar su etnía.
"Es un descubrimiento de nuestras raíces taiwanesas", dijo Shen, hijo de un chino del continente que siguió al ejército nacionalista del general Chiang Kai-shek y se casó con una mujer oriunda de la isla. "Me consideo taiwanés".
El autocrático régimen de Chiang marginalizó a los nativos de Taiwán y los convirtió en una subclase sometida a la élite de los chinos continentales que huyeron hacia la isla con el "generalísimo" en 1949.
El poder del ejército disminuyó gradualmente tras la muerte de Chiang en 1975 y la ascensión de su hijo, Chiang Ching-kuo.
Posteriormente, cuando falleció Chiang Ching-kuo en 1988, la ley marcial fué completamente levantada y el poder político pasó a manos de Lee Teng-hui, un líder nativo de Taiwán.
La isla entonces experimentó las primeras manifestaciones de una democracia pluralista que, finalmente, allanaron el camino a las elecciones presidenciales de marzo último, en las que triunfó Lee.
El surgimiento de una conciencia política en la isla durante los últimos años dió lugar a una nueva identidad taiwanesa y un orgullo nacionalista que marcó un un carácter propio respecto al perfil psicológico chino-continental.
De los 15 millones de habitantes de la isla, el 15 por ciento nació en el continente o desciende de nuevos inmigrantes procedentes de China. El resto se autodenomina taiwanés y reivindica sus ancestros en los colonos chinos que se establecieron en la isla en el siglo XVI.
Taiwán tambien tiene pequeños bolsones de aborígenes que viven en su mayor parte en las montañas del área meridional de la isla.
"Emergimos de la cultura china y evolucionamos en algo diferente", explicó Mike Qiao, un sociólogo de Taipei. "Nuestra psiquis cambiante ha hecho que reconozcamos la realidad taiwanesa".
Las normas democráticas que reemplazaron la represiva ley marcial han evolucionado en una nueva fuerza cultural con un alto grado de percepción política. Incluso ha forzado al Kuomintang (KMT), o gobierno nacionalista, a hacer cuentas con su legado brutal y hacer cambios en favor de la gente.
Despues de ser electo por primera vez en 1995, el presidente Lee se disculpó públicamente por la matanza de 20.000 intelectuales y profesionales taiwaneses en 1947, perpetrada por las fuerzas de Chiang Kai-Shek.
En la actualidad, en febrero de cada año, Taiwán observa un Día Nacional de Conmemoración. El gobierno tambien ha construído el Parque de Paz de Febrero para recordar a la gente que pereció en la masacre.
El ministro taiwanés de Educación ha ordenado reescribir los libros escolares de historia para incluir los antecedentes indígenas de Taiwán y tambien la historia de China. Está previsto que el idioma taiwanés sea obligatorio en las escuelas al igual que el mandarín hablado en China continental.
La literatura taiwanesa, que hasta ahora solamente había tratado temas referidos a la guerra civil china, ahora está incorporando cuestiones de realismo social tales como el maltrato a inmigrantes u aborígenes durante la era autoritaria del KMT.
A su vez, las universidades locales ofrecen cursos que van desde historia indígena hasta arte y arquitectura taiwanesa.
"La democracia taiwanesa ha revivido su etnía", declaró un investigador de estudios contemporáneos chinos en Taipei.
"Antes, en Taiwán, el gobierno jamás hubiera permitido alguna discusión sobre cultura local", apuntó Julie Liu, programadora de una estación de radio privada en Taipei. "Nos ordenaron que nos asumiéramos como chinos, no taiwaneses…"
Muchos temen ahora que la nueva conciencia taiwanesa aumente la división étnica con continentales intransigentes que están en favor de la reunificación con China. Muchos son veteranos del KMT dejados de lado por Lee cuando asumió el poder.
Los taiwaneses tambien temen que, a pesar de su rechazo al ruido de sables hecho por China durante sus primeras elecciones presidenciales libres, Beijing frene el brote nacionalista.
"Al final de la jornada, seguimos siendo chinos", expresó Chiu Tang, un burócrata retirado. " Con China y Taiwán unidas, en 30 años seremos la nación más poderosa sobre la tierra".
Desde las elecciones presidenciales, Beijing ha bajado el tono de sus amenazas y en la actualidad está reviendo su política hacia Taiwán.
"China continental no puede ser racional respecto a Taiwán", opinó Chieh Huang, quien recientemente regresó a Taipei, tras estudiar en Estados Unidos. "Haya o no democracia, piensa que Taiwán es parte de China y, por lo tanto, le pertenece".
"De todos modos, la nueva identidad de Taiwán seguirá creciendo", señaló un analista social. "Mucha gente aquí ya no está de acuerdo que la isla sea parte de China", dijo Ives Nalet, un observador de China basado en Taipei. "Lo que China ha hecho por los nativos es reafirmarles que ante todo son taiwaneses". (FIN/IPS/tra-en/rc/cpg/ego/ip-pr).
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