El área de este pequeño municipio de las afueras de Johannesburgo ha alcanzado la paz gracias a un programa destinado a debilitar grupos paramilitares mediante su incorporación a la sociedad.
La violencia política era común en Sudáfrica previamente a las elecciones de 1994, pero en Tokoza y los vecinos Katlehong y Vosloorus la situación alcanzó proporciones de guerra civil con el enfrentamiento de las llamadas Unidades de Autoprotección (SPU) del Partido Inkatha de la Libertad con las Unidades de Autodefensa (SDU) del Congreso Nacional Africano.
Para 1994, la situación se había deteriorado hasta tal punto que incluso las fuerzas de seguridad tenían dificultades para penetrar en el área.
Actualmente la población de Tokoza disfruta de la situación alcanzada por el programa de pacificación iniciado en 1994 por el gobierno, un grupo de iglesias y diversas organizaciones no gubernamentales.
Algunos ex miembros de grupos paramilitares trabajan hoy como guardias en una compañía de seguridad comercial, otros están empleados en un periódico local y muchos otros son entrenados en albañilería y carpintería.
Pero sin duda lo que produjo el mayor impacto sobre la seguridad de los municipios fue la incorporación de varios ex paramilitares a las fuerzas policiales de Sudáfrica.
Actualmente unos 960 ex SPU y SDU patrullan Tokoza, Katlehong y Vosloorus, conocidos colectivamente como Katorus. Los llamados "Guardias de la Comunidad", controlan un área con una población estimada de 1,5 millones.
Aunque reciben una paga menor y no gozan de los mismos beneficios que la policía regular, los guardias realizan arrestos, portan armas de cinto y poseen todas las otras facultades policiales. El Ministro de Seguridad considera planes para incorporarlos formalmente a la policía.
"Durante cinco años estuvimos estancados en Tokoza", manifestó el capitán de policía Godfried Makhaya, un ex residente que se vio obligado a abandonar el municipio a fines de los años 80 luego de que una banda incendiara su casa.
La policía, que inicialmente se oponía al programa, afirma actualmente que Katorus sería virtualmente ingobernable sin los guardias. "Ahora las cosas están bajo control gracias al programa. Simplemente no podríamos salir adelante sin ellos", expresó Makhaya.
El capitán de policía agregó que los guardias a menudo hacen un mejor trabajo que sus propios hombres, y opinó que si el programa finalizara, los municipios volverían al caos.
En 1993 había en Katorus un promedio mensual de 140 asesinatos, pero tras la introducción del programa, el número cayó a 23 por mes en 1995. De manera similar, el número de robos armados se redujo de 197 por mes en 1993 a 97 el año pasado.
Aunque gran parte de esta reducción de la violencia es atribuible al alivio de la tensión política en toda Sudáfrica tras las elecciones de 1994, los guardias también contribuyeron a la estabilización del área, según la policía y funcionarios del Ministerio de Seguridad.
Los ex SPU y SDU saben dónde están los delincuentes, tienen acceso a informantes a los que la policía no puede siquiera aproximarse y además son conocidos y respetados en las zonas donde operan, sostiene la policía. (FIN/IPS/tra-en/jf/oa/ml/ip-pr/96)