La primera jornada de audiencias de la Comisión Verdad, realizada hoy en East London ante cientos de personas, estuvo signada por dramáticos relatos de violaciones a los derechos humanos, lágrimas, gritos sofocados de horror, aplausos, e incluso una amenaza de bomba
La Comisión por la Verdad y la Reconciliación, integrada por 17 miembros, recibió testimonios detallados de asesinatos y torturas ocurridos durante la era del apartheid en Sudáfrica, en el primer día de una tarea que insumirá 18 meses de trabajo.
La jornada estuvo cargada de emoción, aflorando en ella las culpas de un pasado que Sudáfrica ha decidido enfrentar. La división de los sudafricanos sobre este asunto quedó demostrada por la amenaza de bomba que irrumpió durante la declaración de una de las víctimas, agregando una cuota de suspenso.
Mientras se escuchaba el relato de Nohle Mohapi, una mujer que daba testimonio de la muerte de su marido, Mapetla Mohapi, cuando éste estaba bajo custodia policial, se recibió una alarma de bomba que forzó a vaciar el edificio de la Municipalidad.
"Hay algunas personas que no se detendrán ante nada para evitar que la Comisión lleve a cabo su trabajo", dijo el arzobispo anglicano Desmond Tutu, presidente de la Comisión, al reanudarse la audiencia, una media hora más tarde. El día fue dedicado al testimonio de cinco diferentes testigos.
La señora Mohapi dio detalles de los hechos que rodearon la muerte de su marido -un cercano colaborador del líder del Movimiento de Conciencia Negra, Steve Biko- y su propio encarcelamiento policial, en confinamiento solitario, durante seis meses.
Nohle Mohapi -que trabajó como secretaria de Biko después de la muerte de su marido- contó a la Comisión las miserables condiciones en las que debió permanecer, en una pequeña celda, sin que nunca se le permitiera mudar sus ropas ni lavarse, contrayendo infecciones y recibiendo palizas.
A su testimonio le siguió el de las viudas de tres prominentes militantes anti-apartheid, Charles Sipho Hashe, Qaqawuli Godolozi y Champion Galele, desaparecidos juntos en mayo de 1985.
El caso de estos tres hombres surgió recientemente durante el juicio contra Eugene de Kock, el ex comandante de la unidad antisubversiva de la policía de Sudáfrica, que está acusado de 117 delitos, incluyendo nueve asesinatos.
En un momento de la audiencia, un miembro de la Comisión preguntó a Elizabeth Hashe si ella había denunciado a la policía un ataque contra su casa a principios de la década de 1980. Tras un momento de duda, Hashe replicó: "¿Cómo podía denunciar a la policía ante la policía?".
La sala repleta de público, en su mayoría negros, irrumpió en aplausos.
Después de relatar la forma brutal en que un policía le dijo que había sido encontrado el cadáver de su marido, Hashe rompió en llanto y declaró que se había aproximado a la Comisión porque quería que se conociera la verdad.
La Comisión también recibió el testimonio de Karl Andrew Webber, quien contó que se encontraba en el bar del Hotel Highgate de East London, en 1990, cuando irrumpieron pistoleros y arremetieron contra los presentes con fuego de armas automáticas.
A causa de ese ataque, reconocidamente motivado por razones políticas, Webber sufrió la amputación de un brazo, habiendo recuperado hasta ahora no más de 60 por ciento del uso del otro.
La Comisión Verdad es resultado de un acuerdo alcanzado antes de las elecciones no raciales de 1994 entre el entonces gobernante Partido Nacional y el Congreso Nacional Africano.
El acuerdo estipuló que la Comisión escucharía a las víctimas y a los violadores de los derechos humanos, y en ciertas circunstancias podría conceder amnistía de los delitos.
Sin embargo, la Comisión ha encontrado fuerte oposición a la hora de hacerse realidad, habiendo costado muchos esfuerzos el llegar a este punto, el primer día de testimonios.
La Comisión debe enfrentar aún, por lo menos, dos obstáculos legales. El primero, de los abogados que representan a supuestos violadores de los derechos humanos, que se espera sean citados pronto a las audiencias.
Y el segundo, de las familias de algunas de las víctimas, incluso la viuda de Steve Biko, en razón de que la Comisión no ordenará indemnizaciones financieras. (FIN/IPS/tra-en/jf/oa/arl/hd-ip/96)