SALUD: Estudio británico confirma síndrome de la guerra del Golfo

Una nueva investigación halló evidencias sobre daños en el sistema nervioso de veteranos británicos del conflicto armado contra Iraq en 1991, lo que contradice un estudio del gobierno de Estados Unidos que niega la existencia del denominado "síndrome de la guerra del Golfo".

El estudio, efectuado en Gran Bretaña por investigadores del Instituto de Ciencias Neurológicas del Southern General Hospital de Glasgow, Escocia, y conducido por el médico Goran Jamal, se refirió a diversos aspectos de las funciones nerviosas de 14 veteranos de guerra británicos.

"Encontramos disfunciones neurológicas. La mayoría de los parámetros señalaron anormalidades, y en tres de los veteranos éstas eran significativas", dijo Jamal.

Unos 680 soldados británicos afirman sufrir enfermedades relacionadas con su participación en la conflagración bélica contra Iraq, pero el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña se resiste a admitir que exista un "síndrome de la guerra del Golfo" con una causa específica.

El estudio del Departamento de Defensa de Estados Unidos (Pentágono), realizado sobre 18.929 veteranos y cuyos resultados se difundieron este martes, no encontró "evidencia clínica de la existencia de una enfermedad seria o un síndrome previamente desconocido entre los veteranos de la guerra del Golfo".

Los investigadores estadounidenses afirman que 36 por ciento de los pacientes sufrieron enfermedades psicológicas o físicas.

Los primeros informes sobre enfermedades inexplicables en Estados Unidos y Gran Bretaña se difundieron a fines de 1991, e incluían casos de fatiga crónica, diarrea, dolores en articulaciones, pérdida de memoria y erupciones en la piel.

Los veteranos también acusaron severos dolores de cabeza, pérdida no uniforme de cabello y sangrados que no cicatrizaban en encías y tetillas. Algunos informaron sobre irritabilidad, espasmos musculares, fiebre alta o sudoraciones nocturnas.

"La forma de develar la existencia de un posible síndrome es responder interrogantes básicas" sobre los síntomas, explicó Jamal.

En ese sentido, se preguntó: "¿Se produjo algún problema que no puede explicarse con los conocimientos médicos existentes? ¿Cuál es el carácter de la enfermedad? ¿Existe algúna forma de detectarla? Y, finalmente, ¿cuál es la causa?".

"Nosotros contestamos la primera pregunta. Efectivamente, existe un problema. Y también conocemos algunas cosas sobre sus características, por ejemplo, que afecta a todo el organismo humano", dijo.

Por el contrario, el informe del Pentágono sostiene que "a la fecha, no existe una definición generalmente aceptada para lo que ha sido denominado 'síndrome de la guerra del Golfo"'.

Sin embargo, el órgano de gobierno estadounidense admitió la existencia de enfermedades entre los veteranos, pero acotó que no existe una causa simple o síntomas consistentes para la determinación del síndrome.

Aunque la investigación británica abarcó un número pequeño de veteranos, el estudio fue meticuloso. Los 14 casos fueron seleccionados de una gran lista mediante una computadora, que tuvo en cuenta edad, sexo, destino y actividad física.

Los controles incluyeron la detección de síntomas y signos clínicos y la realización de 22 pruebas neurológicos. Tres equipos diferentes estudiaron los resultados y una persona independiente efectuó el análisis final.

Expertos en todo el mundo acusaron en años pasados al humo que emanó de los pozos petrolíferos incendiados en Kuwait, el uso secreto de armas químicas por parte de Iraq y la aplicación de drogas y vacunas sin pruebas previas, así como la diseminación masiva de pesticidas.

Los soldados estuvieron expuestos a un cocktail de drogas y productos químicos. Se les administró durante tres meses grandes cantidades de píldoras de bromuro de pyridostigmina para prevenir el efecto del gas nervioso y también se les roció con productos "organofosfóricos" y pesticidas piretroides.

Además, se les inyectó 17 vacunas en un período corto de tiempo. A esas sustancias se le sumaron las condiciones del desierto, el humo del petróleo incendiado y la exposición al uranio agotado aplicado a la cohetería.

"Se unieron muchos factores. Creemos que la combinación de éstos puede ser importante y que sus efectos fueron subestimados. Sabemos un poco sobre lo que provoca cada factor, pero no sabemos cómo funcionan combinadamente aunque tenemos varias hipótesis al respecto", dijo Jamal.

La tensión física y psicológica puede comprometer el sistema inmunológico, así como el uso de un cocktail de vacunas diferentes. Algunas de ellas, como las que previenen la poliomelitis y el botulismo, afectan el sistema nervioso en ciertas circunstancias.

El Pentágono afirmó que sus doctores detectaron pocos síntomas atribuibles al uso de agentes químicos o biológicos.

Jamal dijo que grandes cantidades de pesticidas fosfóricos pueden ocasionar daño al sistema nervioso.

También se desconoce el efecto de la administración de grandes dosis de sustancias que previenen del gas nervioso, así como su posible interacción con pesticidas o sus consecuencias sobre un sistema inmunológico deprimido, agregó.

A pesar de que el informe del Pentágono fue calificado de "definitivo" por quienes lo elaboraron, Jamal dijo que este asunto requiere mayor investigación.

"Existe un factor común sobre el que no existen dudas. Antes de ir al Golfo, estas personas eran sanas. Cuando retornaron a sus casas, no lo eran", concluyó Jamal. (FIN/IPS/tra- en/jmp/rj/mj/he/96)

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