SALUD: Alertan contra medidas apresuradas por "vacas locas"

Especialistas alertaron desde la pricipal revista médica de Gran Bretaña contra la adopción de medidas apresuradas respecto de la carne bovina del país, vinculada con el brote de un equivalente humano de la denominada enfermedad "de las vacas locas".

Poco se conoce aún sobre los alimentos que contienen menudencias vacunas y que puedan estar contaminados con sustancias que contienen el agente de la encefalopatía espongiforme bovina (BSE), advirtió el doctor John Collinge, del Hospital St. Mary de Londres.

En un artículo publicado por la publicación médica The Lancet, Collinge afirmó que "posiblemente ciertos alimentos que contienen alta concentración de determinadas sustancias sean consumidos en forma predominante por gente joven".

"De todos modos, ovejas, cerdos y pollos también estuvieron en contacto con la BSE o con alimentos contaminados con 'scrapie'. Pero mientras no exista evidencia sobre transmisión natural de BSE a esas especies, sería prudente que nos liberemos de prejuicios en materia de dieta", agregó.

El "scrapie" es un equivalente cercano a la BSE que afecta al ganado ovino.

Gerard Collee, del Departamento de Microbiología Médica de la Universidad de Edimburgo, recordó que en la década del 80 y a comienzos de la actual, antes de la introducción de medidas de control, era frecuente que "muchos alimentos contuvieran sesos bovinos y otras menudencias".

Este hecho pudo haber introducido los "priones" del BSE en el sistema digestivo. La pregunta es qué ocurre después.

Los "priones" son proteínas que se encuentran normalmente en muchas células del cuerpo, especialmente en el sistema nervioso. Existe evidencia de que en los casos de BSE un "prion" cambió su conformación.

Esta circunstancia induce a los "priones" normales a copiar a los modificados. Concentraciones de la proteína anormal pueden, eventualmente, acumularse en el cerebro y provocar la muerte.

Los "priones" anormales son resistentes a los mecanismos de defensa existentes en el estómago y los intestinos, sugirió Collee. Algunos factores, como el consumo de drogas o alcohol, aumentan esta posibilidad, pues provocan daños en el intestino.

Collee postuló que, como en el sida, los "priones" anormales pueden ser absorvidos por células del sistema inmunológico donde podrían transformar "priones" normales y eventualmente alcanzar el cerebro a través del sistema nervioso y la médula espinal.

El artículo principal de The Lancet es un largo informe sobre la investigación que obligó al gobierno de Gran Bretaña a admitir a mediados de marzo el posible vínculo entre una nueva variedad de la enfermedad de Creutzfeld-Jakob (CJD), que afecta a humanos, y el mal "de las vacas locas".

Este trabajo fue desarrollado por un grupo de expertos eminentes de Europa, entre ellos Robert Will, de la Unidad Nacional de Asistencia al CJD de Gran Bretaña, que consideró diez casos de este síndrome neurológico, que ataca particularmente a ancianos, entre jóvenes británicos.

Otro artículo brinda los detalles del primero de de esos casos, el de una niña de 14 años que comenzó a sufrir temblores en brazos y piernas en 1981, cuando se le diagnosticó epilepsia.

En 1994, la paciente desarrolló insomnio, sudoraciones y palpitaciones, síntomas que fueron atribuidos a problemas de la tiroides. A principios de 1995, manifestó olvidos reiterados, confusión y desorientación. Fue admitida en un sanatorio psiquiátrico en junio.

Luego sufrió incapacidad de caminar e incontinencia. Se le diagnosticó la CJD en septiembre y, poco después, murió.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) manifestó que se debe investigar "con urgencia" el vínculo ente la BSE y la CJD, y difundió recomendaciones para minimizar la transmisión entre el ganado de la enfermedad de "las vacas locas" y su eventual exposición a humanos.

Mientras tanto, ninguna parte de los animales que hayan mostrado signos de encefalopatía espongiforme transmisible deberá ingresar en la cadena alimentaria.

Todos los países podrían prohibir el uso de menudencias animales para alimentación del ganado. La OMS afirma que la leche, los productos lácteos y las gelatinas pueden considerarse seguros.

The Lancet, en un editorial titulado "Menos carne, más cerebro", criticó la forma en que el gobierno de Gran Bretaña manejó la situación.

La confusión inicial que siguió al anuncio del gobierno fue comprensible, según la publicación, pues "la evidencia científica que lo respaldaba no estaba disponible para el público".

El gobierno pareció escuchar sólo lo que quería escuchar de los científicos. "Por eso, cuando Robert Will dijo que creía estar frente a un nuevo fenómeno que merecía preocupación, la observación fue desatendida", concluyó The Lancet. (FIN/IPS/tra- en/jmp/rj/mj/he/96)

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