Un manto de dudas no permite ver el ansiado fin del conflicto en Chechenia, mientras se especula con la apertura de un diálogo directo entre el presidente de Rusia, Boris Yeltsin, y el líder de los separatistas, Dzohojar Dudyaev.
Dudyaev propuso este domingo charlas directas con Yeltsin para poner fin a la crisis de 16 meses en Chechenia, pues cree que un diálogo a través de mediadores, como propuso el mandatario la semana pasada, no conducirá al éxito.
Mientras el líder rebelde efectuaba su propuesta al diputado Konstantin Boroyov a través de una conversación telefónica, las fuerzas rusas continuaban descargando su artillería sobre pueblos chechenos.
Funcionarios del gobierno de Rusia aún confían en la realización de conversaciones a través de mediadores. "El presidente no se desesperará si en la primera etapa no logra los resultados deseados", dijo el lunes a la agencia Interfax el vocero de Yeltsin Sergei Medvedev.
Algunas hechos sugieren que el presidente de Rusia se apresta a realizar concesiones a los rebeldes separatistas.
El ministro de Nacionalidades de Rusia, Vyacheslav Mijailov, anunció el lunes que Yeltsin se reunirá este miércoles con la flamante comisión sobre Chechenia que preside el primer ministro Viktor Chernomyrdin, cuya misión es modificar el actual plan de cese del fuego.
En lo que se interpretó como una modificación abrupta sus posturas anteriores, Mijailov admitió que tanto rusos como rebeldes tuvieron responsabilidad en la escalada bélica que se registró desde la supuesta declaración de cese del fuego el 31 de marzo.
Yeltsin anunció que no descartó el retiro de las tropas rusas de áreas "tranquilas" por medio de una tregua unilateral. Pero las denominadas "operaciones especiales" contra los pueblos de Goiskoye y Vedeno continuaban el lunes, donde resisten los rebeldes, según comandantes rusos.
Moscú considera que estas "operaciones especiales" no constituyen una ruptura del cese del fuego. "No se han efectuado operaciones de gran escala para liquidar a los rebeldes", dijeron comandantes rusos, según Interfax.
Los combates involucraron a poblaciones que hasta ahora no habían sido afectadas, en el sudoeste de Cechenia. Mientras tanto, Yeltsin trata de fortalecer su posición con miras a las a través de duros ataques contra los rebeldes que suspenden su actividad contra las fuerzas de Rusia.
Goiskoye está bajo fuego ruso desde el jueves, cuando los rebeldes repelieron un ataque. Los chechenos aseguraron que 300 soldados de Rusia murieron en la acción, mientras Moscú afirma que se registraron 30 muertos, 67 heridos y 15 soldados perdidos en acción.
Se teme que el próximo blanco sea el poblado vecino de Shali, poblado por 30.000 personas, 30 kilómetros al sudeste de Grozny, que ya se ha visto amenazado por una columna de 200 vehículos militares rusos que, aparentemente, van a la caza de un alto dirigente militar checheno.
Funcionarios del gobierno de Chechenia, que cuenta con el respaldo de Moscú, afirmaron que 70 rebeldes fueron obligados a abandonar Shali el viernes por la administración local, que pretendió evitar así un ataque ruso.
Alrededor de 70 por ciento de la población de Rusia rechaza el ataque contra Chechenia, según una encuesta, y un procentaje similar considera que Yeltsin fracasó en sus intentos de resolver la crisis.
El propio presidente admite que cuenta con pocas posibilidades de ser reelecto en junio si no resuelve el problema.
Yeltsin ordenó el ataque contra la pequeña república del norte del Cáucaso en diciembrede 1994 "para proteger la integridad territorial del país" y silenciar una campaña por la independencia que llevaba tres años.
Más de 30.000 personas murieron desde entonces. El ejército demostró ser incapaz de vencer a Dudyaev. Los ataques rusos, además, restauraron la popularidad del líder separatista, que tiene hoy la estatura de próceres chechenos históricos como Sheikh Mansur e Imam Shamil.
Mientras la oposición liberal de Rusia, representada por Grigori Yavlinsky, Yegor Gaidar o Sergei Kovalyov, llamaron a un inmediato cese del fuego, los nacionalistas reclaman ataques más duros para silenciar al movimiento secesionista.
Las tropas rusas están desmoralizadas. Más de 7.000 soldados murieron y cientos fueron tomados prisioneros, mientras 700 desertaron durante la campaña.
Más de 40 por ciento de los 80.000 soldados presentes en el teatro de operaciones ponen en cuestión los ataques y no comprenden su objetivo, según el diario Moscow News.
Desde el comienzo de la crisis, la prensa se ha hecho eco de numerosas acusaciones de brutalidad criminal contra civiles chechenos.
"Rusia no se enfrenta a una banda criminal en Chechenia, como sugiere Yeltsin, sino con un bien orquestado movimiento de liberación nacional", escribió en el diario Nezavisimaya Gazeta el ex vocero del parlamento de Chechenia, Yusup Soslambekov.
Por su parte, Dudyaev afirmó que "sólo la independencia y el retiro de las tropas federales pueden traer la paz".
"Estamos preparados para pelear indefinidamente para agregar más tiempo a 437 años de lucha contra el imperio ruso", sentenció el líder separatista. (FIN/IPS/tra-en/ss/rj/mj/ip/96)