Las asperezas entre la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Ruanda (UNAMIR) y el gobierno de ese país centroafricano aparentemente no terminarán con el retiro de los últimos cascos azules, el próximo viernes.
El último tema de discusión se refiere a la decisión de UNAMIR de donar electrodomésticos a Ruanda en lugar de equipos que serían utilizados en obras de reconstrucción, como pretendía el gobierno.
"Lo que esperábamos eran camiones pesados, sistemas de comunicación y otros equipos necesarios para reconstruir este país, pero UNAMIR decidió dejarnos en lugar de ello una serie de artículos que ni siquiera son demasiado útiles", dijo a IPS Claude Dusaidi, asesor político del vicepresidente Paul Kagame.
"Aunque Ruanda es pobre y necesita ayuda, no puede convertirse en un vertedero de basura", señaló Dusaidi, al tiempo que exhibió una lista de los bienes donados por la misión de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La lista incluye 2.645 artículos, entre ellos televisores, videograbadores, heladeras, secadoras, calefactores, aspiradoras, un horno microondas y 1.050 bidones, "la mayoría ni siquiera en buenas condiciones", observó Dusaidi.
La oficina de Sharyar Khan, enviado especial de la ONU a Ruanda, se negó a hacer comentarios sobre las acusaciones.
El gobierno de Ruanda, resintiendo la falta de acción de UNAMIR durante el genocidio de 1994 -en que murieron casi un millón de tutsis y hutus moderados-, exigió el retiro de los 1.230 soldados y casi 150 observadores militares en una prolongada batalla diplomática con el organismo mundial.
Finalmente, la bandera de la ONU fue arriada el mes pasado en los cuarteles de UNAMIR, como señal oficial del fin de una infortunada misión.
La fuerza, que llegó a sumar más de 6.000 soldados hace un año, probablemente será sustituida por una unidad política de la ONU integrada por 10 a 12 funcionarios que responderán directamente al secretario general Boutros Boutros-Ghali.
El asunto de los equipos no es el único que ha dificultado la separación. Ruanda también solicitó a la ONU que salde todas sus deudas con el gobierno, instituciones privadas y ciudadanos individuales.
"A estos ciudadanos se les debe subsidios por maternidad, licencias y otros beneficios sociales", explicó Dusaidi, y agregó que UNAMIR prometió dejar en el país algunos funcionarios para atender estas reclamaciones.
La misión también debe dinero al fisco y no ha completado el pago de la renta de las viviendas que ocuparon los soldados en varias áreas del país.
"Hemos enviado una carta al embajador Shaharyar Khan recordándole la obligación de la misión de pagar todas sus deudas antes de abandonar el país", informó el asesor político.
Las asperezas entre el gobierno y UNAMIR ponen en riesgo el establecimiento en Ruanda de una oficina del secretario general. El subsecretario general de la ONU para Asuntos Políticos, Marrack Goulding, llegará al país este viernes para negociar la apertura de dicha oficina. (FIN/IPS/tra-en/jbk/oa/ml/ip/96)