El creciente abismo entre los precios y los salarios han transformado la vida cotidiana de Angola en una lucha sin cuartel por la supervivencia, y la explotación sexual de menores de edad es una de sus marcas más trágicas y visibles.
Esta es una de las principales conclusiones del analista portugués Jose Goncalves, al hacer desde Angola un balance de cuentas con la mendicidad, la prostitución y la pequeña corupción, que día a día se saldan en ese vasto estado africano.
Goncalves acusó a los miembros de la Tercera Fuerza de las Naciones Unidas para la Paz en Angola (UNAVEM III), funcionarios internacionales y de empresas extranjeras de fomentar la prostitución infantil, porque "los principales usuarios de esta 'mano de obra' son ellos".
La prostitución infantil se recluta principalmente entre los más de 200.000 huérfanos de guerra que deambulan en las ciudades en busca de comida, y en los propios padres, muchos de ellos desempleados o que no logran alimentarse con su sueldo y envían a sus hijos a las calles o prostíbulos.
El salario medio en la capital, Luanda, es de menos de un dólar por día. El precio del pan representa la mitad del ingreso cotidiano y para comprar un pollo, un angolano debe dedicar el total del sueldo de cuatro días.
Segun estudios del gobierno angoleño, sólo a fines de la primera década del siglo XXI, y siempre que pueda contarse con un decidido apoyo de la comunidad internacional, el país podrá recuperar el nivel de actividad económica que tenía al proclamarse la independencia de Portugal en 1975.
La deuda externa supera los 10.000 millones de dolares, la producción está prácticamente estancada y en el plazo previsto sólo se pretende recobrar el nivel económico logrado al finalizar la era colonial, cuando 300.000 portugueses partieron y centenas de empresas quedaron abandonadas.
La inflacion alcanzó 1.838 por ciento de 1993, bajo a 900 por ciento en 1994 y en 1995 situó en 580 por ciento.
En este dramático marco , "la prostitución llegó al extremo de la explotación sexual de niños, un fenómeno que dio origen al neologismo de 'catorzinhas' (catorceañeras), aunque muchas veces, ni 14 anos tienen", afirmó Goncalves.
Tan sólo en Luanda "hay cerca de mil prostitutas de menos de 18 anos y unos cien burdeles funcionando todo el dia", anadió.
De acuerdo con un estudio realizado por dos sociólogas angoleñas y una inglesa y citado por Goncalves, la explotación sexual de menores de edad en la zona de extracción de diamantes de la provincia septentrional de Lunda do Norte, "puede ser aún mas grave que en Luanda".
Goncalves subrayó que la próxima entrada en circulación de los billetes de cinco millones de kwanzas, la moneda nacional, colocará a Angola junto a Zaire como los dos países con mas ceros en el dinero.
Durante la segunda guerra civil (1992-1994), el tejido productivo de Angola fue totalmente destruído por la artillería de largo alcance de la Union Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) y los bombardeos de la aviación gubernamental, que redujeron a escombros las grandes ciudades.
Las armas callaron el 20 de noviembre de 1994, con la firma entre el gobierno y la UNITA de la Paz de Lusaka, Zambia, un protocolo logrado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y avalado por Estados Unidos, Portugal y Rusia, los tres países garantes de la paz.
La guerra de Angola se inició en 1961, al estallar la rebelión armada nacionalista contra los portugueses, que se instalaron en esa zona de Africa a mediados del siglo XV.
Tras la independencia lograda en 1975, comenzó la primera guerra civil, concluida en mayo de 1991 con la Paz de Bicesse, Portugal.
La guerra se reanudó en octubre de 1992, cuando UNITA desconoció el resultado de las elecciones realizadas un mes antes, que estaban contempladas en el Protocolo de Bicesse y fueron adversas para sus candidatos.
Según la ONU, la guerra de Angola fue la más larga de este siglo, si se toma de punto de partida el año 1961, costó la vida a 10 por ciento de los 11 millones de habitantes del país, y sus consecuencias se traducen hasta hoy en que un tercio de los niños mueren antes de cumplir cinco anos.
En el curso de la segunda guerra civil, un tercio de la población fue desalojada de sus zonas tradicionales, 200.000 niños se convirtieron en huefanos y 300.000 personas se refugiaron en países vecinos y en Portugal. (FIN/IPS/mdq/ff/ip pr/96).