Superadas la epidemia de cólera y las guerrillas, que pusieron a Perú en la lista negra de países a los que el gobierno de Estados Unidos recomienda a sus ciudadanos no viajar, las autoridades nacionales apuntan a atraer un millón de turistas extranjeros.
Esa cantidad de visitantes al año, de acuerdo con los promedios de permanencia y gasto total por turista registrados entre 1993 y 1995, implican un ingreso estimado en 1.200 millones de dólares, equivalente a 22 por ciento del total actual de exportaciones.
"Los dólares traídos por el turismo tienen un gran efecto multiplicador en la generación de empleos y contribuyen a la descentralización de la economía", destacó Lita Rebazza, ejecutiva de una agencia turística.
El millón de turistas es la meta para el año 2000. Para este año las expectativas son un poco más modestas: 600.000 visitantes extranjeros, que deben dejar en el país 720 millones de dólares.
La meta para el 2000 no es exagerada, pues se apoya en el movimiento de los seis años anteriores: 316.000 en 1990, 216.000 en 1992, 386.000 en 1994 y 485.000 en 1995, según informes de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur).
La información oficial destaca la relación inversa entre la violencia política y el flujo turístico: en 1992, cuando las guerrillas maoístas centraron sus atentados en Lima, la cantidad de visitantes fue la menor del período, y luego las cifras saltaron en 1994 y 1995, cuando fue evidente la paz.
El negocio de turismo receptivo ha sido identificado por el gobierno como uno de los sectores de más fácil captación de inversiones foráneas, rápida expansión y mayor capacidad de generación de empleos por dólar invertido, señaló Luis Garfias, gerente de Canatur.
Las grandes cadenas hoteleras, como Hilton, Holliday Inn y Hyatt, están instalando sus cabeceras de playa en Perú, pero los proyectos de Lima son descentralizadores y apuntan hacia el desarrollo de la oferta de pequeños y medianos empresarios en nuevas áreas de interés turístico.
El plan se propone diversificar los polos de interés, ahora concentrados en Lima, Cusco y Arequipa y, en menor medida, en Iquitos, capital de la Amazonia peruana.
De acuerdo con cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT), los turistas que llegan a Perú gastan más que en el resto de países sudamericanos y se quedan más días.
Según la OMT, los turistas gastan en promedio 540 dólares en cada país sudamericano que visitan, pero en Perú, de acuerdo al Ministerio de Industria y Turismo, los gastos per cápita turístico en 1995 alcanzaron a 980 dólares.
Un reciente informe de "Hospitality Valuation Services" (HVS), consultora especializada en el turismo internacional, destaca las posibilidades de Perú.
La firma vaticina un fuerte incremento del flujo de turistas a Peru, "porque tiene ventajas comparativas sin igual en América del Sur. Sus ruinas se comparan sólo con las de Egipto", dice.
Pero añade que los planes peruanos de expansión de la llamada industria sin chimeneas podrían sufrir un rudo contraste si no se supera el cuello de botella de la insuficiencia hotelera.
A finales de 1995, cuando HVS hizo el estudio, en Perú existían 2.864 hoteles y hostales, con 56.354 habitaciones y casi 100.000 camas.
Pero de esa cantidad de hoteles, sólo 12 tienen rango de cinco estrellas, 26 alcanzan la categoría de cuatro estrellas y poco más de 300 son de tres estrellas, nivel mínimo requerido por el turismo internacional.
Además, los hoteles están concentrados en Lima, que representa un tercio de la capacidad de hospedaje, 28 por ciento en Cusco y el 22 en Arequipa.
Carlos Zúñiga, presidente de la Asociación de Hoteles, presentó a CANATUR un plan de desarrollo de la infraestructura turística basado en el apoyo financiero a las medianas y pequeñas empresas del ramo, para convertir a los hoteles de una y dos estrellas en establecimientos de por lo menos tres estrellas.
Con el repaldo de CANATUR, el plan ha sido elevado a la Corporación Financiera de Desarrollo (Cofide), entidad estatal que administra y coloca recursos que provienen del Banco Interamericano de Desarrollo.
Cofide ha iniciado un estudio para identificar las cinco o seis ciudades en las que se aplicarán los creditos, que serán similares a los préstamos hipotecarios: pagaderos en 10 años, con dos de gracia, y respaldados por los inmuebles.
El estudio determinará también las metas de aumento de oferta hotelera a corto plazo y los niveles de inversión necesarios para cumplirlas. (FIN/IPS/al/dg/if/96)