La capital de Paraguay vivió hoy la primera jornada de normalidad, luego de cuatro días de sobresaltos provocados por Lino Oviedo, el temible hombre fuerte del ejército convertido ahora en un político de futuro incierto.
Los partidos de oposición convocaron actos públicos este viernes y sábado, en tanto los sectores que se disputan el control del gobernante Partido Colorado cerraron en la noche del jueves, sin incidentes y con festivas caravanas de vehículos, la campaña para las elecciones internas del domingo próximo.
En las calles de Asunción nada evidenciaba que la frágil y tutelada democracia paraguaya estuvo a punto del colapso hace apenas unas horas.
En un hecho elocuente tras varios días con largos períodos de incertidumbre sobre su paradero, el cuestionado mandatario Juan Carlos Wasmosy estuvo toda la mañana de este viernes en la sede presidencial.
La Casa de López mostraba una discreta presencia de seguridad, no muy diferente a la habitual, y en el despacho de Wasmosy la serenidad reinante parecía confirmar el regreso a la normalidad en Paraguay, proclamado por sus colaboradores más cercanos y miembros destacados de la oposición.
"La crisis no solamente está resuelta sino que esto (el pase a retiro de Oviedo) marca un hito histórico en Paraguay", dijo a IPS el senador Alfredo Jaegli, dirigente del Partido Liberal Radical Auténtico, segunda fuerza política del país.
"Con esto terminan 60 años de militarismo y recién comienza un proceso realmente democrático en nuestro país. Ayer (este jueves) fue la culminación de la revolución que se inició en 1989 con el golpe del general (Andrés) Rodríguez", añadió.
El dirigente liberal indicó que hasta la ruptura de esta semana con Oviedo, Wasmosy estaba "gobernado" por el jefe del ejército y aseguró que el peligro de golpe militar en Paraguay "se terminó completamente".
"El único general que podía hacer algo contra el régimen democrático en Paraguay era Lino Oviedo. Los que quedan creo que van a ir pasando a retiro y se van a institucionalizar las Fuerzas Armadas, como ha ocurrido en otras partes de América Latina", apuntó.
Jaegli prevé que en Paraguay se producirá a partir de ahora un proceso de reducción de las Fuerzas Armadas similar al que vive el resto del continente.
En cuanto a Oviedo, cuyas ambiciones presidenciales nunca ocultó y habrían estado en el origen del enfrentamiento con Wasmosy que originó su sublevación, su futuro político parece muy poco claro.
El acto del jueves en el denominado "Linódromo", escenario para desfiles que el polémico ex jefe militar hizo construir en las afueras de Asunción, donde convocó a un millar de partidarios, no constituyó la demostración de fuerza esperada de quien tuvo al borde del colapso a la institucionalidad paraguaya.
"Yo pensé que tenía perspectivas, pero ahora veo que estas perspectivas eran más bien influencia de su fortaleza militar", dijo Jaegli.
Blas Riquelme, el candidato colorado respaldado por Oviedo, aparece sin chance de triunfo en unos comicios polarizados entre el sector vinculado al ex dictador Alfredo Stroessner (1953-89), encabezado por Luis Argaña, y el modernizante y democratizador, liderado por el vicepresidente paraguayo Angel Seifart.
Por el momento, la oposición no parece estar en condiciones de aprovechar estas marcadas diferencias en filas oficialistas.
Mientras la mayoría del Partido Liberal Radical Auténtico apuesta por el fortalecimiento de Wasmosy tras el retiro de Oviedo, un sector determinante del Encuentro Nacional, liderado por el joven y carismático intendente de Asunción, Carlos Filizzola, acentúa su perfil opositor.
Por primera vez desde el comienzo de la semana, el debate político parece haber sustituído totalmente al militar en la capital paraguaya.
Los enfrentamientos dentro de la oposición y el oficialismo, así como la huelga general de 48 horas programada por las centrales sindicales para la próxima semana parecen confirmarlo. (FIN/IPS/ag/dm/ip/96)