El Ministerio de Desarrollo de los Minerales Sólidos de Nigeria anunció el lanzamiento de una nueva estrategia dirigida a aumentar la contribución de este sector a la producción nacional.
Los minerales sólidos -olvidados durante décadas en aras de los hidrocarburos, que representan más de 90 por ciento de las exportaciones de Nigeria- podrían pasar así a ocupar un nuevo lugar en la decaída economía nigeriana.
El gobierno empezó a tomar en serio la regulación de las actividades mineras a principios de 1995, cuando creó el Ministerio de Desarrollo de los Minerales Sólidos.
En agosto se publicaron dos decretos dirigidos al estímulo de la inversión en minería y en otros sectores de la economía.
El primero, para la Promoción de la Inversión, y el segundo, para el Cambio Exterior, forman un conjunto normativo que permite 100 por ciento de propiedad extranjera de las explotaciones, y la repatriación ilimitada de las ganancias.
Un mes más tarde, el ministro la cartera, Koloma Ali, creó un comité para preparar en detalle una política de promoción de inversiones en el sector minero no petrolero.
Los incentivos incluyen la aceleración del proceso de emisión de licencias de explotación, la capitalización de lo gastado en estudios y operaciones mineras, el pago diferido de derechos de explotación y la concesión de exenciones tributarias de tres a cinco años.
El director del Banco Mundial para Nigeria, Isaac Sam, visitó a Ali la semana pasada, expresándole la satisfacción del Banco por "las señales muy positivas" que surgen de su Ministerio.
En un documento oficial del gobierno, el Ministerio afirma que "la contribución del sector mineral debería aumentar en los próximos años a un nivel comparable al del sector petrolero", en referencia a las exportaciones de crudos, que generan entre 8.000 y 10.000 millones de dólares anuales.
"El registro de los minerales descubiertos hasta ahora demuestra que Nigeria posee 32 diversidades de minerales sólidos de viable comercialización", dice el informe.
Entre los más destacados se incluye el oro, que fue encontrado en al menos nueve de los 30 estados de la federación nigeriana. Otro mineral interesante es el carbón, que existe en casi la mitad de los estados, con yacimientos estimados en 2.750 millones de toneladas.
Otros minerales como el caolín y la sal también se encuentran estimados en miles de millones de toneladas.
Si bien el conocimiento de su existencia no es una novedad, lo que es nuevo en Nigeria es la decisión gubernamental de estimular y reglamentar su explotación.
El carbón, la hojalata y otros minerales se encontraban entre las principales exportaciones de Nigeria antes de que comenzara la explotación del petróleo en 1958. Pero estas exportaciones fueron relegadas cuando se produjo el auge petrolero a mediados de la década de 1970.
El ejemplo del carbón da una clara idea del proceso. Al final de la década de 1970, la producción no era más de 10 por ciento de las 905.397 toneladas registradas en 1959, que fue un año pico de esta explotación.
Esta caída se debió a "un mercado interno insuficiente, la falta de una infraestructura apta para la exportación del carbón y las pérdidas debidas al uso de una maquinaria de minería obsoleta", según el profesor Greg Iwu, director ejecutivo de la Corporación Nigeriana del Carbón.
A medida que los sucesivos gobiernos descuidaban al sector no petrolero, se fueron introduciendo los mineros ilegales, tal como sucedió en el estado norteño de Bauchi, que tiene grandes yacimientos de caolín.
El nuevo régimen de inversiones despertó el interés extranjero, como es el caso de sudafricanos e israelíes, pero la protesta internacional provocada por la ejecución, en octubre, de nueve defensores de los derechos de la minoría ogoni en Nigeria, forzó la postergación de algunas inversiones conjuntas.
Sin embargo, puede tratarse solamente de un retroceso temporario, especialmente si se tiene en cuenta que el Banco Mundial ha demostrado su interés en el desarrollo del sector minero no petrolero. (FIN/IPS/tra-en/dm/kb/arl/if/96)