Sentado en un monasterio budista en Kathmandú, Jigma Parbal Bista, vigésimoquinto rajá del reino de Mustang, brinda la neta sensación que estaría más cómodo montado sobre la grupa de un caballo.
Mustang, una pequeña prolongación de Nepal que penetra en la meseta tibetana, ha estado cerrado a los extranjeros durante siglos. Recién ahora ha sido abierto al turismo internacional.
Todos los años, el rey de Mustang emerge de su amurallada capital de Lo Manthang y cabalga hacia el sur durante tres días hasta un aeródromo en el norte de Nepal, para volar durante una hora hacia Kathmandú.
El soberano es uno de los pocos gobernantes locales a quién fué permitido conservar sus títulos y una limitada autonomía por el rey Prithvi Narayan Shah, el fundador del moderno Nepal, que unificó el país a fines del siglo XVIII.
La lejanía de Mustang, situada a una altura de 4.000 metros sobre una árida meseta en las montañas himalayas, ha mantenido a la región y su cultura budista-tibetana congelada en el tiempo.
El rey Jigme normalmente esta ocupado supervisando las cosechas de cebada, trigo y mostaza, llevando el ganado a pastar, dirimiendo disputas locales, concediendo audiencias a visitantes y asistiendo a festivales locales con su esposa Rani.
Mustang es para el turismo internacional lo que la Antártida representa para los naturalistas. Con su cultura prebudista Bon Po, así como su paisaje seco y agreste, Mustang es incluso más exótico que Tibet.
Aprendiendo de sus errores pasados en abrir demasiado rápido al turismo las frágiles áreas montañosas, el gobierno de Kathmandú esta haciendo el experimento de permitir un limitado turismo de alto valor en Mustang.
La teoría es que pocos pero ricos turistas tendrán una experiencia ecológica y cultural única. El dinero del turismo será invertido en la preservación de la cultura local y el ambiente.
La iniciativa está a cargo del Proyecto de Conservación y Desarrollo del Alto Mustang (PCDAM). Sin embargo, mientras un turismo limitado puede provocar daños escasos al ambiente, su efecto sobre la cultura quizás no será tan benigno.
"Nosotros proporcionamos a los lugareños telas plásticas para cubrir los preciosos murales en los gombas (monasterios), pero ellos las usan como techos para sus casas", lamentó un operador del PCDAM en Mustang.
El abad de Chiody Gomba en Mustang estuvo de acuerdo y admitió que "sensibilizar a nuestra gente sobre la necesidad de conservar el patrimonio cultural ha demostrado ser un desafío".
El rey Jigme tambien se muestra preocupado por las altas fortificaciones que rodean Lo Manthang. Todos los días efectúa una caminata en torno a las murallas y, a pesar de los intentos del PCDAM, el monarca y la policía, los aldeanos siguen perforando los históricos muros para tomar un atajo hacia sus campos de cebada.
El gobierno solo permite una cuota de 1.000 viajeros anuales en Mustang.
Contrariamente al resto de Nepal, los turistas deben pagar 700 dólares por una visita de 13 días. Un acuerdo con el PCDAM estipula que el 60 por ciento de los ingresos turísticos debe ser invertido en proyectos locales, si bien hasta ahora solo se gastó el 30.
Quizás es inevitable que, con el turismo, el resto del mundo no permanezca tan alejado, y ya hay signos que el mundo exterior ya está frente a las puertas de Lo Manthang.
Un video accionado por un generador exhibe diariamente en las pantallas películas de India o Hollywood.
Los viajeros tambien traen bienes de consumo y han monetizado está zona pastoral que ha vivido durante siglos basada en un elaborado sistema de canje con India, Nepal y la altiplanicie tibetana, la cual se encuentra solo a cuatro horas a caballo al norte de Lo Nanthang.
Las prolongadas exposiciones al frío y la polución interior causada por primitivas estufas son causantes de un alto índice de mortalidad infantil debido a infecciones respiratorias. Un operador sanitario, Yum Gurung, está constantemente desplazándose para atender a pacientes en siete aldeas.
Durante los duros inviernos, cuando la temperatura baja a menos de 20 grados Celsius, Gurung se afana por visitar a niños y ancianos en sus hogares.
Antes que se interrumpiera el comercio con Tibet, toda la sal y la lana sobre el caudaloso río Kali Gandaki pasaba a través del área, aportando prosperidad a Lo Manthang. En la actualidad, el bienestar es evaluado en tierras, caballos y posición social.
El turismo limitado no beneficiará a los lugareños en la medida que el PCDAM desearía. Para proteger el ambiente y la cultura local, casi todo el combustible y los víveres que necesitan los viajeros durante su estadía son traídos del exterior y duermen en tiendas, lo cual significa que los forasteros no deben gastar dinero localmente.
A largo plazo, el turismo no puede ser la respuesta para el desarrollo de esa remota región montañosa. Como el desprovisto gobierno de Kathmandú simplemente no tiene dinero, ahora está promoviendo un turismo limitado y opulento para abrir Mustang al resto del mundo y obtener algún beneficio. (FIN/IPS/tra- en/rl/kd/an/ego/dv).
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