Sudán será objeto de sanciones diplomáticas antes del 10 de mayo, pero probablemente la ONU no aprobará medidas más duras por la supuesta responsabilidad del gobierno del país africano en el atentado del año pasado contra el presidente de Egipto.
En un momento en que dos naciones árabes, Siria e Iraq, sufren embargos de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) aparentemente indefinidos, muchos estados -entre ellos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, como China y Rusia- consideran que un embargo contra Sudán sería excesivo.
El embajador ruso Sergey Lavrov advirtió en un debate que el Consejo no debe aislar a Sudán con sanciones antes de establecer pruebas sólidas de la participación de Jartum en el complot para asesinar al presidente egipcio Hosni Mubarak.
Lavrov aprovechó la ocasión para destacar la objeción de Moscú a "la aplicación indefinida de sanciones" contra algunos países, presumiblemente antiguos aliados de la ex Unión soviética, como Iraq y Libia.
"La aplicación arbitraria de embargos es esencialmente errónea", argumentó Lavrov, y advirtió que Sudán no debe ser sometido a severas sanciones internacionales que son virtualmente imposibles de levantar.
El Consejo de Seguridad resolvió el viernes solicitar a todos los países una reducción del personal diplomático sudanés y restringir el movimiento internacional de miembros del gobierno y las fuerzas armadas de Sudán. También exhortó a todas las organizaciones a no convocar conferencias en ese país.
La aplicación de las actuales sanciones queda a criterio de cada nación, y varios miembros del Consejo, incluso Indonesia, manifestaron que aceptaron las medidas sólo porque no son obligatorias.
En un claro desafío a Estados Unidos y Gran Bretaña, que durante meses promovieron duras sanciones contra Sudán, el Consejo no dispuso ninguna medida contra la economía o el comercio de armas de Jartum.
"La imposición de sanciones contra Sudán antes de contar con evidencias incontrovertibles crearía un mal precedente para el futuro trabajo del Consejo", advirtió el embajador de China, Qin Huasun, al explicar por qué motivo su país se sumó a Rusia en la abstención.
Pese a tales advertencias, Estados Unidos y Gran Bretaña, ambos con poder de veto en el Consejo, continúan su campaña para aislar diplomáticamente a Jartum.
Para muchos diplomáticos, la abstención de Rusia y China indica que Washington y Londres deberán enfrentar una dura batalla para promover sanciones adicionales, como han amenazado hacer si Sudán no cumple con las solicitudes de extradición de los presuntos autores del atentado contra Mubarak, ocurrido el pasado 26 de junio.
Diplomáticos estadounidenses intentaron durante semanas convencer al Consejo de considerar al menos la prohibición de vuelos internacionales de Sudan Airways.
Según Washington, la compañía aérea transportó a los radicales egipcios hacia Addis Abeba, donde intentaron asesinar a Mubarak cuando llegó a la capital de Etiopía para la cumbre anual de la Organización de Unidad Africana.
Aunque los sospechosos son miembros del grupo islamista egipcio Gamaat al-Islamiya, investigadores egipcios acusan a Jartum de haber protegido y transportado a los presuntos autores del atentado.
Sin embargo, Lavrov señaló que el gobierno de Etiopía no ha podido presentar ninguna evidencia que vincule a Sudán con los sospechosos.
La falta de pruebas obligó al Consejo a excluir de su resolución sanciones contra Sudan Airways, redactadas originalmente por Egipto. El cuerpo también rechazó cualquier embargo de armas contra Sudán, devastada por la guerra.
En su lugar, el Consejo exhortó a todos los estados a adoptar sanciones diplomáticas leves antes del 10 de mayo y a mantenerlas vigentes hasta que Sudán realice "la extradición de los tres sospechosos a Etiopía para que sean juzgados".
No obstante, el embajador sudanés Ali Mohamed Osman Yassin dijo al Consejo que Jartum desconoce el paradero de los sospechosos, cuestionó la penalización de su país sin que se haya realizado aún juicio alguno, y señaló que la resolución "elude deliberadamente el hecho de que los sospechosos son ciudadanos egipcios".
"Sudán niega absolutamente cualquier participación en actos terroristas en cualquier estado", destacó Yassin.
Lavrov, quien aseguró que algunos miembros del Consejo están más preocupados por "aislar internacionalmente a Sudán" que por encontrar a los atacantes de Mubarak, advirtió que el Consejo no debería acentuar la disputa imponiendo sanciones más duras en un plazo de 60 días, como lo permite la actual resolución.
Por otra parte, la embajadora de Estados Unidos, Madeleine Albright, criticó la resolución por ser demasiado débil, y advirtió que "nos arriesgamos a llevar más inseguridad e inestabilidad a los pueblos de Africa oriental y Medio Oriente". (FIN/IPS/tra-en/fah/pz/ml/ip/96)