Uruguay ingresó a un debate imprevisto sobre la eventual reelección presidencial, sumándose a Argentina y Brasil, donde la seducción del sillón también es objeto de inocultables cortejos.
Aunque voceros oficiales han descartado que el presidente Julio Sanguinetti tenga esa intención, varios dirigentes del Partido Colorado, principal sostén del mandatario, impulsan públicamente su reelección.
No obstante, hasta el momento, casi no se debatía esta eventualidad, para la cual sería necesario reformar la Constitución.
Ahora, el debate parece haberse abierto. El líder de la coalición de izquierdas Frente Amplio, Tabaré Vázquez, dijo estar de acuerdo con la reelección a partir del ano 2004 y reclamó que el mandato se extienda de cinco a siete años.
La próxima elección general en Uruguay tendrá lugar en 1999 y actualmente los principales medidores de opinión pública otorgan a la izquierda posibilidades reales de ganar por primera vez los comicios.
Fuentes coloradas dijeron este lunes al diario El País de Montevideo que la opinión de Vázquez es "un acto de soberbia de quien se siente presidente y en función de ello aspira a perpetuarse en el poder por diez o doce años".
Dirigentes del Partido Nacional, principal socio de la coalición de gobierno, se mostraron sorprendidos por la propuesta del líder izquierdista.
Esta iniciativa "puede ser un obstáculo para la reforma de la Constitución", que actualmente discuten todos los partidos políticos uruguayos, ya que no estaba dentro de las propuestas, dijo el senador nacionalista Carlos Pereyra.
El proyecto en discusión apunta básicamente a modificar las normas que, según los partidarios de la reforma, impiden al presidente electo ejercer el poder al no contar con mayoría absoluta.
El texto también propone derogar la llamada "ley de lemas", que habilita la presentación de varios candidatos presidenciales por partido.
El nacionalista Alberto Volonté, probable candidato a la presidencia en 1999, dijo que está dispuesto a discutir el asunto, pero señaló que los uruguayos siempre fueron partidarios de "la rotación de los partidos en el poder".
Varios dirigentes colorados admitieron apoyar la reelección porque en sus proyecciones no observan un candidato que pueda cumplir el relevo con éxito.
Washington Abdala, el principal diputado del sector del presidente, reconoció que "es distinto un Partido Colorado con Sanguinetti que sin él". El legislador admitió que descartar la reelección del mandatario "sería un acto de ingenuidad" pues su figura posee, dentro de su partido, una gran "omnipresencia".
Antes de su actual mandato (1995-1999), Sanguinetti ocupó la primera magistratura entre 1985 y 1990, luego de doce años de régimen militar.
El senador colorado Luis Brezzo defendió la reelección y consideró que Vázquez no quiere tener de rival a Sanguinetti que ya lo derrotó en 1989 y por ello descarta la reelección para el próximo comicio.
Pocas veces la seducción por el sillón presidencial se ejerció en la región con más fuerza que en esta ocasión.
En Brasil, la reelección de Fernando Henrique Cardoso para 1998 ya está en la agenda de todos los partidos políticos.
Pero la situación no será sencilla, porque para que se reformen las leyes vigentes que traban la reelección se requerirá que 308 de los 513 diputados y 49 de los 81 senadores apoyen esa iniciativa.
El ex presidente José Sarney advirtió que para la reelección es necesario un amplio respaldo político y recordó que a esa base debió apelar el mandatario argentino Carlos Menem, quien dijo respaldar un nuevo mandato de su colega brasileño.
"Para reelegirse el presidente Menem tuvo que promover un pacto nacional", señaló Sarney tras la visita de Cardoso a la Argentina.
El 10 de marzo, durante la conferencia de prensa conjunta en Buenos Aires, Menem dió una clara señal de la aspiración del brasileño y opinó que para promover cambios políticos y económicos "no alcanza" con un solo mandato.
"Seguro que ahora el amigo y presidente de Brasil va a decir que está preocupado en gobernar (y no en su reelección). Yo decía los mismo antes", ironizó Menem.
Con una amplia sonrisa, Cardoso descartó que el tema sea "personal" o parte de una "política menor", sino que proviene de un amplio debate en el Congreso y a través de los medios de comunicación.
En Argentina un grupo de dirigentes políticos de sectores que se consideran "ultramenemistas" pugnan por un tercer mandato del presidente, lo que ha generado malestar a algunos de sus eventuales sucesores.
En las elecciones presidenciales de mayo de 1995, Menem fue reelecto para un nuevo mandato hasta 1999, tras una reforma que redujo los seis años vigentes hasta entonces.
Para que nuevamente tuviera esa posibilidad, sería necesaria una nueva reforma de la Carta.
El resultado económico del gobierno argentino también colocó el tema en el objetivo de influyentes empresarios.
"Yo creo que otra vez va a haber reelección", pronosticó Oscar Vicente, presidente del holding Pérez Companc, principal grupo económico de ese país.
Sin embargo el viernes 12, en declaraciones a una emisora radial, Menem descartó postularse nuevamente.
"Creo que cuatro años de descanso me vendrían bien a mi y a mis colaboradores (…) ya he sido reelecto, así que no veo porqué me tengo que presentar de nuevo", dijo.
Al ser consultado sobre la postura de Vicente, Menem procuró relativizarla al señalar que hay otros empresarios "que tienen una opinión totalmente contraria".
Pese a su negativa no cerró definitivamente la puerta al señalar que la última decisión sobre el tema le corresponde, a él porque es "del presidente". (FIN/IPS/rr/dm/ip/96)