La diplomacia internacional realiza intensos esfuerzos para detener la rápida escalada de violencia desatada entre Israel y la resistencia armada de Hezbollah en Líbano, mientras observa de cerca la posible respuesta del ejército libanés y de las tropas sirias estacionadas en el país.
Muchos libaneses simpatizan con la causa levantada por el grupo armado Hezbollah, desde que una franja de tierra de 15 kilómetros de ancho fue ocupada por Israel en 1985 para disponer de una "zona de seguridad" en el sur de Líbano, junto a la frontera entre ambos países.
La zona es patrullada por el ejército israelí, con la ayuda de una fuerza de libaneses mercenarios, llamada Ejército del Sur de Líbano (SLA).
Hezbollah afirma no querer otra cosa que la retirada de Israel de la zona ocupada, y que cesará de atacar a las fuerzas israelíes y al SLA el día que esto ocurra.
Un pacto implícito entre Hezbollah e Israel había mantenido en mínimos inevitables los ataques a civiles al norte y al sur de las líneas demarcatorias de la zona de seguridad.
Ambos bandos sostienen que sólo atacan en represalia por otros ataques lanzados contra objetivos e individuos civiles. Los ataques con misiles contra asentamientos hebreos en Galilea, al norte de Israel, fueron contestados por los bombardeos israelíes sobre Beirut, Tiro, Sidón y la zona fronteriza.
"Hezbollah es un resultado, no una causa", dijo en Beirut un alto portavoz de este grupo armado islámico, de orientación chiíta. "No somos responsables por este ciclo de violencia, que es consecuencia de la ocupación israelí".
"Si retiraran sus tropas de Líbano se acabaría todo el conflicto", añadió.
Israel exige el desarme de Hezbollah, y que el gobierno libanés dé pruebas de que se dispone a mantenerlo bajo control. Sin embargo, no confía en que Beirut -y tampoco los sirios, que mantienen 35.000 soldados en Líbano- puedan dominar a esta fuerza rebelde de línea pro-iraní.
Los bombardeo israelíes sobre Beirut volvieron a centrarse este viernes en Bir al-Abed, donde Hezbollah tiene un centro de información y su cuartel general en la capital.
El jefe de Hezbollah, Sheikh Hassan Nasr'allah, y el líder espiritual de la organización, Sheikh Hussein Fad'allah, tienen su casa en el mismo distrito, pero escaparon ilesos del ataque.
En las cercanías del aeropuerto fue alcanzado un depósito de municiones del ejército sirio. La terminal aérea fue cerrada este viernes, mientras que personal sanitario informó de haber atendido al menos dos soldados heridos, uno de ellos de muerte.
"Si amenazan a nuestra gente en Beirut, responderemos de otra forma", advirtió el portavoz de Hezbollah. Sin embargo, reconoció que el grupo golpea sobre los asentamientos en el norte de Israel porque no dispone de medios, como aviones, para atacar otros objetivos. "Es el único lugar donde podemos darles".
El primer ministro libanés, Rafik Hariri, dijo este viernes a la prensa internacional que Israel debe retirarse del territorio ocupado para romper el "vicioso círculo de violencia", y añadió que los ataques de Israel no han hecho más que "fortalecerles más y más". (FIN/IPS/tra-en/dho/rj/arl/ip/96)