LIBANO: Ataques israelíes atrasan programa de reconstrucción

Los ataques aéreos de Israel a Líbano en los últimos cinco días producirán un grave atraso en los esfuerzos de reconstrucción de la economía nacional tras 17 años de guerra civil.

Los helicópteros israelíes bombardearon deliberadamente, según lo admitió Israel, objetivos económicos y militares, en un esfuerzo por perjudicar la frágil recuperación económica del país.

El gobierno de Líbano "deberá decidir si su país continuará desarrollándose al ritmo del que siempre alardea, o si la inversión en Líbano se detendrá y la nación retornará a la situación de hace algunos años", advirtió en Jerusalén el viceministro de Defensa israelí, Ori Orr, al comienzo de los ataques.

Tras el segundo bombardeo de Beirut y el ataque a una subestación de energía eléctrica cerca de Ouzai, Israel declaró que está preparado para atacar otros objetivos económicos.

El ministro de Economía libanés, Yassine Jabber, quien estaba en Gran Bretaña cuando los israelíes iniciaron el bombardeo de Beirut el pasado jueves, destacó que son los civiles libaneses quienes pagan las consecuencias de los ataques, que atribuyó a la determinación del primer ministro israelí Shimon Peres de asegurarse su reelección el próximo mes.

Fuentes de la Organización de las Naciones Unidas en el sur de Líbano afirmaron que al menos 200.000 personas residentes al sur del río Litani debieron huir de sus hogares, mientras funcionarios del gobierno libanés sostienen que hay aproximadamente 400.000 desplazados.

Esta no es la primera vez que tantas personas deben huir de sus hogares ante la amenaza de un ataque israelí; varias veces ocurrieron hechos similares entre 1976 y 1993.

Pero los desplazamientos previos tuvieron lugar mientras Líbano estaba envuelto en sus propios conflictos sectarios y cuando las probabilidades del fin de la violencia y la reconstrucción del país eran escasas.

Esta vez es diferente, dado que la economía estaba en recuperación, la infraestructura estaba siendo reconstruida, y se estaba recuperando la confianza de los inversores.

Por primera vez en décadas, los banqueros extranjeros comenzaban a prestar atención a un país que, pese a sus enormes importaciones y mínimas exportaciones, logró crear excedentes en su balanza de pagos, mientras el activismo económico del primer ministro Rafiq Hariri producía buenos dividendos en otras áreas.

Desde la asunción de Hariri en 1992, el país experimentó un sostenido crecimiento económico de casi ocho por ciento anual. Se iniciaron las obras de modernización del Aeropuerto Internacional de Beirut, así como programas de desarrollo de una red carretera alrededor de la capital y otra para conectar Beirut con Damasco.

Principalmente, el centro de Beirut, devastado y casi abandonado durante los peores años de la guerra civil, comenzaba a reconstruirse. Todos estos logros se alcanzaron en ausencia de programas de reconstrucción del tipo Marshall, tan estimados por los líderes de Medio Oriente.

Hariri inició lo que fue, en la práctica, un programa de reconstrucción nacional basado, de manera muy controvertida, en su propia perspicacia e influencia financiera.

El mandatario considera que su país es víctima de una guerra económica y duda que el ataque de Israel logre el objetivo político declarado de poner fin a los ataques del grupo radical islámico Hezbollah contra Israel.

Por el contrario, el bombardeo intensificará un círculo vicioso de violencia, opinó Hariri. El ataque "destruirá la infraestructura nacional, provocará desplazamientos de civiles, pero no derrotará a Hezbollah, sino que por el contrario, lo fortalecerá", aseguró.

En una visita realizada este lunes a París para procurar asistencia política y financiera de Francia para su asediado país, Hariri argumentó que Israel no puede pretender el fin de la resistencia de Hezbollah mientras continúa ocupando parte del sur de Líbano.

"Nos piden que les facilitemos la vida mientras ocupan parte de nuestro territorio", pero "la razón de la resistencia es la ocupación", señaló.

De alguna forma, Hariri deberá rescatar su programa de recuperación de los horrores de los últimos días. Tendrá que echar mano de las reservas económicas del país, que crecieron constantemente durante su mandato, para financiar ayuda de emergencia para los refugiados del sur.

También deberá persuadir a los donantes europeos y árabes de derivar parte de sus fondos a programas de ayuda de emergencia y no al desarrollo de infraestructura a largo plazo o a la promoción del comercio.

Finalmente, tendrá que restaurar el orden de las finanzas para recuperar la confianza de los inversores, tanto locales como extranjeros.

Justo antes de que Israel lanzara sus devastadores ataques aéreos, varios ministros libaneses destacaban que, luego de tres años de esfuerzos, el déficit presupuestal estaba casi bajo control. Ahora, lo que fue una tarea difícil se ha convertido en una misión casi imposible. (FIN/IPS/tra-en/jmr/rj/ml/ip-if/96)

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