A pesar de sus inadecuadas defensas antiaéreas contra los cazabombarderos israelíes que martillan Beirut, los habitantes de la capital solo sienten temor y aprensión cuando piensan en el impacto de los ataques sobre la dolorosa recuperación económica de la urbe.
Las incursiones aereas van mucho más allá de sus declarados objetivos originales -las guerrillas islamitas hezbollah que hostigan con cohetes el norte de Israel- y ahora amenazan el gigantesco programa de reconstrucción de Beirut como corazón comercial del Medio Oriente.
Libaneses de todas las confesiones religiosas están convencidos que no son los hezbollah a los cuales Israel pretende aplastar, sino sus preciosas conquistas en el renacimiento de la ciudad, tras la devastación del país por 15 años de guerra civil.
"El mensaje de los israelíes es que 'ustedes no pueden reconstruir su país hasta que no firmen un tratado de paz con nosotros' como condición previa", opinó Simon Karam, ex embajador libanés en Estados Unidos.
"Desde el punto de vista económico, esto es una catástrofe", aseveró Karam.
Si bien los libaneses se han acostumbrado desde hace mucho tiempo a los inconvenientes de la guerra, los inversores extranjeros deseosos de aprovechar las oportunidades que ofrece esta puerta del comercio medioriental se sienten aprensivos.
"Todo se demorará", lamentó Riad al-Rayyes, un analista político que es propietario de la mayor casa editora en El Líbano. "Tomará otros dos años convencer a inversores europeos y estadounidenses que vuelvan al país".
La Feria Internacional del Libro, primera en la historia libanesa, que demandó a al-Rayyes meses de preparación, fue una de las primeras víctimas de los recientes bombardeos porque muchos editores se pusieron nerviosos y cancelaron su asistencia.
También una conferencia médica internacional debió ser postergada.
Sin embargo, la mayor preocupación, segun el analista económico libanés Kamal Hamdan, son las pérdidas en el vasto esfuerzo de reconstrucción. En los últimos dos años, la oficina del gobierno a cargo de la recepción de ofertas de licitación de obras públicas debió postergar otra ronda de concursos internacionales.
"Estoy seguro que lo sucedido influirá en los inversores", dijo Hamdan, principal economista del Instituto Libanés de Consultas e Investigaciones.
"El inversor querrá ver cómo es la situación política antes de dar el próximo paso. Quizás la confrontación acelerará la reconciliación con Israel… ¿Quién lo sabe?".
Según observadores diplomáticos en Beirut, una cosa es segura: atacando la infraestructura que sirve a todos los libaneses, Israel ha golpeado el corazón del país y no las bases de los hezbollah.
"(El primer ministro libanés Rafiq) Hariri está gastando grandes cantidades de dinero para ayudar a reconstruir la infraestructura. Algunos dicen que ha hipotecado el país a potencias extranjeras para conseguirlo", observó el analista político Sarkis Naoum.
"Cuando Israel bombardea nuestras obras públicas está atacando impunemente al Líbano. Ya no se trata de los hezbollah", agregó.
Al-Rayyes señaló que atacando la ciudad, Israel se puso en contra algunos sectores de la población que hasta ahora habían sido fuertemente antihezbollah y antishiitas. Los libaneses cristiano-maronitas, que constituyen la clase mercantil en el país, no son enemigos naturales de Israel o amigos de los musulmanes, pero su rabia por la nueva destrucción de la ciudad es muy fuerte.
Israel inició la operación "antilibanesa" destruyendo el domingo una subestación eléctrica que sirve a un millón de usuarios residentes en Beirut, incluyendo los suburbios controlados por los hezbollah. Está previsto que la reparación del daño costará millones de dólares.
Ahora, en vez de colocar el dinero en otro proyecto de infraestructura, el gobierno deberá reconstruir la subestación, solo tres meses despues que había conseguido brindar electricidad a todo Beirut durante 24 horas, por primera vez en 20 años.
"Israel está atacando nuestra infraestrucura para evitar que El Líbano asuma su lugar en el nuevo Medio Oriente", sentenció al- Rayyes. "Quiere destruir la capacidad libanesa de competir con Tel Aviv como centro económico y bancario de la región a fín del siglo".
Tras haber logrado disminuir la inflación en el pais del 330 por ciento durante la guerra a menos del 15, los libaneses temen que esos logros queden reducidos a cenizas por las bombas israelíes.
Las corporaciones internacionales están hesitando y, si la guerra sobre Beirut continúa, Hamdan predijo una corrida a los bancos porque miles de libaneses tratarán de cambiar sus liras en dólares, justo cuando la moneda local consiguió la mejor paridad jamás alcanzada con la divisa estadounidense.
Todo esto, todavía debe considerar el grave costo social de este mes por el conflicto. La ola de 400.000 refugiados provenientes del sur, que se desplazó hacia el norte, está costando al gobierno cinco millones de dólares, equivalentes a 15 dólares por cada damnificado en víveres, mantas y medicamentos.
"Es como erigir una casa sobre el agua", comentó Hamdan. "Uno puede pagar y pagar pero al final no tendrá la casa".
No obstante, la voluntad de reconstruir es fuerte. "Beirut es una ciudad muy resistente. Es un símbolo de esperanza, un símbolo de la resurreción libanesa", afirmó al-Rayyes. (FIN/IPS/tra- en/dho/rj/ego/ip).
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