Mujeres de Kuwait pelean para romper el molde de una sociedad dominada por hombres y obtener derechos políticos, sociales y laborales, en especial la posibilidad de votar en las elecciones de octubre.
A pesar de que unas pocas mujeres educadas de los países del Golfo ganaron influencia en sus lugares de trabajo y en la vida política, la profundas raíces de la discriminación son regadas por musulmanes ortodoxos cuyo predicamente crece.
Varios grupos femeninos de Kuwait, Emiratos Arabes Unidos y otros países de la región reclaman a los gobiernos que reconozcan sus derechos políticos, y mencionan para reforzar sus ideas otros países musulmanes como Bangladesh, Pakistán y Turquía donde las leyes establecen igualdad de ambos sexos ante la ley.
En Kuwait, único país del Golfo que tiene un parlamento electo, las mujeres luchan por el derecho al voto del que no gozan, aunque en este país se les reconoce muchas más libertades que en Arabia Saudita, Bahrain, Omán, Qatar y Emiratos Arabes Unidos.
Antes de la década del 50, a las mujeres de la región se les prohibió la asistencia a escuelas y la participación en actividades sociales. Ahora, su involucramiento en asuntos públicos es visible aun en Arabia Saudita, el más conservador de estos países.
Kuwait fue uno de los primeros países que permitió a las mujeres conducir automóviles. Una nueva ley permite la jubilación femenina temprana, después de 15 años de trabajo.
En Omán, dos mujeres ocuparon el año pasado escaños en la asamblea legislativa por primera vez. El sultán Qaboos, gobernante de este país educado en Gran Bretaña, se resistió a la presión de los ortodoxos en torno a la obligatoriedad en el uso del velo ("abaya") para las mujeres.
La invasión de Iraq a Kuwait hace seis años cambió radicalmente la situación. Miles de mujeres kuwaitíes integraron la columna vertebral de la resistencia contra las tropas de Saddam Hussein y arriesgaron sus vidas en actividades tales como el contrabando de armas.
Después de la guerra, el gobierno se comprometió a reconocer el derecho al voto de la población femenina debido a la valentía que las mujeres demostraron tanto en el enfrentamiento como en el proceso de reconstrucción del país.
En febrero, después de cinco años de conversaciones infructuosas para que los políticos hombres cumplieran con su palabra, las sufragistas realizaron una manifestación sin precedentes con el fin de que se les reconozca el derecho al voto para las elecciones de octubre.
Unas 50 mujeres kuwaitíes, a las que se se sumaron varones que simpatizaban con su causa, entraron a la sede de la reconstruida Asamblea Nacional y presentaron una petición en la que recordaron que el derecho al voto de las mujeres está reconocido por la constitución.
Fatima Hussein, escritora y editora kuwaití, dijo que el gobierno debería promover la aprobación de una nueva ley electoral que reconozca a las mujeres plenos derechos políticos. "No es democrático negar a la mitad de la sociedad", dijo.
Las mujeres de Kuwait gozan de mejor acceso a empleos desde que el ejército de Hussein fue expulsado del país en 1991. El reclamo de derechos políticos recibió el respaldo de varios periódicos. Muchas mujeres son optimistas y creen que obtendrán derecho al voto antes de octubre.
De todos modos, la vicepresidenta de la Federación de Mujeres Kuwaitíes, Maimouna Al-Sabah, quien pertenece a la familia real, cree que los cambios "deben establecerse de acuerdo con el Islam y las normas de nuestra sociedad, que no otorgará derechos a la población femenina a expensas de las tradiciones".
Al-Sabah manifestó que el reclamo de derechos políticos para las mujeres no deberá dejar de lado otras prioridades, como la restitución de los prisioneros de guerra kuwaitíes.
Mientras tanto, Moza Ghobash, una socióloga de Emiratos Arabes Unidos, dijo que las mujeres eran más libres hace 30 años. "Ahora, son prisioneras de ideas occidentales y de valores procedentes de sociedades de consumo", manifestó en tal sentido.
Algunas mujeres del Golfo coinciden con este planeo y explican que la riqueza conquistada por las monarquías petroleras convierten en innecesario el trabajo femenino, que en el pasado tuvo un papel económico fundamental.
Otras sostienen que la escolaridad femenina tuvo un efecto negativo en las mujeres, pues ahora es más difícil para ellas encontrar un marido que las entienda. (FIN/IPS/tra-en/am/an/mj/ip pr/96)