Cada vez se perciben más signos de que Japón volvió realmente a la senda del crecimiento tras su prolongada recesión. Al mismo tiempo que el desempleo cae, aumentan las ventas, el consumo y la inversión y mejora el mercado de valores.
Al igual que a muchos japoneses, la sonrisa volvió al rostro de Kyioko Sato, un ama de casa de 43 años que, durante los últimos tres años, fue acumulando en su hogar bienes comprados en supermercados y ferreterías de Japón.
"Por primera vez en tres años, los ingresos adicionales de mi marido aumentaron, e incluso esperamos un incremento de salario. Eso significa que el monedero entra en calor", explicó Sato.
Ahora, piensa en comprar ropa nueva, comer en restaurantes y, quizás, disfrutar sus vacaciones fuera del país, en otros de Asia, o de Estados Unidos o Europa.
Según cifras difundidas a principios de este mes por la oficina de estadísticas de la Agencia de Gerencia y Coordinación, el desempleo cayó de su pico de 3,4 por ciento a 3,3 por ciento en febrero, el primer descenso que se registra desde junio de 1995.
La semana pasada, el Fondo Monetario Internacional (FMI) informó que la economía japonesa parecía haber llegado al ciclo de vacas gordas.
"Ahora existen signos más claros de recuperación en Japón", dijo el FMI en su análisis semestral de perspectivas mundiales, que pronostica un crecimiento de 2,7 por ciento para este año y de 3,1 por ciento para el próximo.
Comparado con el crecimiento que registró Japón en la década del 80, cuando ascendió a 10 por ciento anual, esta perspectiva puede resultar magra, pero supone una mejora respecto del 0,9 por ciento registrado en 1995.
Masayuki Matsuhima, director del Departamento de Investigación y Estadísticas de Japón, dijo que este pronóstico da al público y a los inversionistas una sensación de "optimismo" que puede constituir en sí mismo un estímulo para el crecimiento.
Un estudio realizado por el grupo de periódicos Mainich este mes dijo que se registrará una "ola ascendente" en la actividad económica en 1996, aunque moderada, en comparación a la quietud que golpeó a la mayoría de las corporaciones en años recientes.
En general, los empresarios encuestados manifestaron sus expectativas en un mayor crecimiento económico en pocos años.
Los analistas afirman que una de las razones del pronosticado mejoramiento de la economía es la recuperación del yen, cuya paridad con el dólar estadounidense saltó de 78 el año pasado a 107 en las últimas semanas.
Esto aflojó la presión sobre los exportadores japoneses, que habían comenzado a preocuparse por la pérdida de competitividad en el mercado mundial. "Las nuevas tasas de cambio son bienvenidas", dijo el consultor de industrias Minoru Saito.
La producción industrial tuvo un crecimiento de más de tres por ciento en los primeros dos meses de 1996 respecto del mismo período de 1995, según el Banco de Japón (central).
La actividad en el mercado de valores llegó a su más alto nivel en más de cuatro años. Sus indicadores mostraron una mejora de 50 por ciento respecto de julio pasado, cuando se registró su peor comportamiento en nueve años.
El Banco de Japón afirmó en su informe económico trimestral difundido en abril que la modesta recuperación obedece a la inversión de capital privado y al gasto de consumo.
Los beneficios de las corporaciones crecieron en la última mitad del año fiscal 1995 y se prevé que se incrementarán aun más en la primera mitad de 1996 debido a la mejora de las ventas, las reducciones de personal, la baja de las tasas de interés y la recuperación del yen, según el Ministerio de Finanzas.
Las ventas en las tiendas de Japón fueron en enero de este año 5,4 por ciento mayores que las registradas en el mismo mes de 1995.
"Durante los años malos, la gente evitaba comprar en tiendas caras y buscaban gangas en comercios pequeños. Pero el aumento de las ventas es una señal de que ha vuelto la confianza", explicó Makiko Takao, economista del Banco de Créditos a Largo Plazo.
Pero los consumidores, que aprendieron la lección en la posguerra, cuando la prosperidad no estaba, en realidad, garantizada, no corre aún a las tiendas.
"Japón cambió mucho como resultado de la recesión. Ya no es lo mismo", dijo Sato, quien no pretende que su familia se aloje en hoteles de cinco estrellas cuando disfrute sus largas y postergadas vacaciones a fines de año.
El desempleo sigue alto, de acuerdo con los criterios japoneses. El Ministerio de Trabajo informó que la proporción entre las ofertas de empleo y la demanda permaneció sin cambios en 67 por 100 durante los primeros dos meses del año.
Además, según la Agencia de Gerencia y Coordinación, mientras el empleo en pequeñas y medianas empresas aumentó notoriamente entre enero y febrero en comparación con el año pasado, las compañías con más de 500 funcionarios aún se resisten a contratar personal.
Las grandes empresas continúan intentando cortar costos a través de alicientes al retiro anticipado de funcionarios y el aumento de la producción fuera del territorio nacional, según los analistas.
Casi 20 nuevos funcionarios de a bordo de la compañía aérea Japan Airlines fueron reclutados de países en desarrollo asiáticos, por ejemplo.
Las empresas automotrices, que concitaron casi 60 por ciento de las exportaciones del país en los días duros, trasladan sus operaciones al sudeste de Asia. "Cortar y cortar es nuestra estrategia de supervivencia", dijo Masnori Okabe, de la Nissan Motor Company, la segunda empresa del ramo en el país.
Al mismo tiempo, las disputas comerciales con Estados Unidos, que reclama mayor liberalización del mercado en el país asiático, preocupan a los empresarios.
"Estados Unidos podría provocar fácilmente una nueva caída del yen si no está satisfecho con la liberalización", manifestó Saito. (FIN/IPS/tra-en/sk/cpg/mj/if/96)