JAMAICA: Balseros cubanos lograron una tregua en su deportación

El gobierno de Jamaica cedió, por ahora, a las protestas contra la deportación de 63 cubanos, que debió haberse cumplido la semana pasada, pero aún está por verse si estos balseros hicieron la apuesta correcta al huir de su país.

El grupo de cubanos que llegaron a Jamaica entre enero y marzo obtuvieron permiso para permanecer aquí dos semanas, pero su deportación ya fue resuelta y no es seguro que Kingston vaya a anular esta decisión en forma definitiva.

Los balseros apelaron la orden de deportación ante un comité ministerial, pero se trata del mismo organismo que rechazó su primer pedido de asilo.

El gobierno había dispuesto que los cubanos retornaran a su país la semana pasada, pero un coro de ciudadanos jamaiquinos acusó de falta de humanidad al primer ministro Percival Patterson, lo cual le obligó a dar marcha atrás, al menos por ahora.

Kingston argumentó que no tenía alternativa a ordenar las deportaciones, pues los balseros no llenaban los requisitos establecidos por la Convención sobre Refugiados de Naciones Unidas de 1951, explicó el canciller de Jamaica, Seymour Mullings.

La convención señala que el solicitante de asilo será considerado refugiado político en caso de "temor bien fundado de persecución en su país". "Una insatisfacción general con el clima político o el gobierno no es suficiente, y las dificultades económicas, tampoco", dijo Mullings.

El canciller sostuvo que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados apoyó esta decisión, pero un vocero del cuerpo mundial dijo que ésta sólo efectúa recomendaciones, mientras las decisiones finales corresponden a los gobiernos.

El portavoz del organismo internacional no confirmó si respalda la deportación dispuesta por Jamaica, pues las recomendaciones que emite son confidenciales.

Mullings también sostuvo que el gobierno no puede mostrarse abierto a "un interminable flujo de refugiados", lo cual pareció a los críticos una explicación más lógica a la negativa de asilo.

El ministro agregó que países del Caribe tradicionalmente receptivos hacia los refugiados cubanos, como Bahamas e Islas Caimán, cierran sus fronteras a los balseros debido a los problemas económicos y sociales que sufre la población local.

Mientras tanto, un sector de la población jamaiquina cree que las deportaciones obedecen a razones ideológicas más que a consideraciones legales o económicas.

"El gobierno del Partido Nacional del Pueblo no debería dejarse influenciar por la vieja amistad y la afinidad ideológica que lo unieron a Fidel Castro", afirmó un editorial del periódico The Jamaica Observer.

Otros creen que las deportaciones concuerdan con otras medidas adoptadas por Jamaica desde que el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, decidió en 1994 negar la entrada y el asilo automáticos que se concedía tradicionalmente a los cubanos.

Este cambio radical en la postura de Washington, así como las negociaciones en materia de migración que entabló entonces con La Habana, obedecieron al temor por la crisis que habría originado el ingreso a Miami de 35.000 balseros que huyeron de su país impulsados por las estrecheces económicas.

Estados Unidos y Cuba acordaron en 1995 que los isleños que ingresaran ilegalmente a Estados Unidos serían repatriados.

Con un ojo, Jamaica contempla a Cuba como integrante de la familia de naciones caribeñas, después de largos años de ostracismo al que condenaron a Fidel Castro como señal de deferencia hacia Washington.

Pero, con el otro ojo, Kingston mira hacia Estados Unidos, su principal socio comercial. Y Estados Unidos se opone a que sus amigos sean también amigos de Cuba.

El episodio de los balseros es el más reciente capítulo de una la larga historia común de los pueblos de ambas islas caribeñas. Muchos jamaiquinos han vivido y trabajado en Cuba desde el comienzo de este siglo, al punto que, de hecho, una parte considerable de los más ancianos nacieron allí.

En la década del 70, durante el experimento socialista que emprendió Jamaica, los 144 kilómetros que separan a las islas parecieron acortarse, pues Cuba abrió sus puertas a muchos jamaiquinos que estudiaron allí odontología, medicina, ingeniería o arquitectura.

En esos mismos años, además, numerosos médicos cubanos trabajaron en hospitales públicos y clínicas de Jamaica para reforzar el reducido equipo de salud de este país. (FIN/IPS/tra- en/cb/da/mj/ip pr/96)

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