Una guerra de nervios en base a encuestas secretas se desató en Italia cuando sólo restan seis días para las elecciones parlamentarias, y los candidatos de centroizquierda parecen haber anulado la ventaja psicológica que se atribuía a la derecha.
La difusión de encuestas está prohibida en los 20 días previos a la jornada electoral, y las dos grandes coaliciones políticas, el centroderechista Polo de la Libertad y el centroizquierdista Olivo, hacen referencia a sondeos de opinión que habrian realizado y no puede divulgar.
La ultima encuesta publicada otorgó el 31 de marzo una virtual igualdad a los dos bloques hegemónicos. El Olivo aparecia con 38,5 por ciento de las preferencias y el Polo de la Libertad con 37,9, mientras los indecisos sumaban todavía 13,4 por ciento de los 49 millones de ciudadanos habilitados para votar.
Pero, según el mismo informe, la mayoría de los electores, de derecha e izquierda, creían a fines de marzo que el triunfo correspondería finalmente al Polo de la Libertad y el nuevo primer ministro sería el líder de esa coalición, Silvio Berlusconi.
Ese pronóstico del electorado evidenciaba claramente una actitud optimista de la derecha ante las elecciones del próximo domingo y pesimismo en la izquierda.
Sin embargo, la situación cambió radicalmente y el centroizquierda aparece eufórico, seguro de su victoria, mientras la cautela gana a sus adversarios.
Incluso un dirigente del Polo de la Libertad admitió que si los indecisos no concurren a las urnas, "vencen ellos" (el Olivo).
Las principales fuerzas del Polo de la Libertad son Forza Italia, de Berlusconi, y la derechista Alianza Nacional, que tienen el apoyo de grupos de ex democristianos, mientras el Partido Democratico de Izquierda (PDS) prevalece en el Olivo.
Junto al PDS están reunidos movimientos politicos de centro, entre los que también se cuenta un grupo integrado por ex democristianos.
Fuera de los dos grandes bloques están la Liga Norte y Refundación Comunista, aunque ésta última mantiene un pacto electoral con el centroizquierda y prometió incluso sus votos parlamentarios al Olivo para formar gobierno.
Los dirigentes del Olivo anuncian su "probabilísima" victoria, de acuerdo con encuestas que obran en su poder, y el secretario del PDS, Massimo D'Alema, ha repetido en los ultimos dias que "estamos a un paso de la victoria".
Romano Prodi, líder del Olivo y candidato a primer ministro, asegura que el optimismo de su bloque no busca captar el voto de los indecisos, sino que se basa en la realidad.
"Todos los test indican que hay gente que ha perdido la confianza en el Polo y que votara por el Olivo", dijo Prodi, en alusión indirectamente a encuestas de último momento.
Mientras, Berlusconi aparece cauto y no da a conocer, como lo hizo en 1994, las encuestas que realiza uno de sus expertos, Gianni Pilo, cuyo silencio fue subrayado con ironía por la izquierda.
Pilo rompió este lunes su mutismo, en una entrevista de prensa en que reconoció la diferente situacion que se vive respecto de la campaña electoral de 1994.
"En 1994, (yo) anunciaba el triunfo, pero no por estrategia, sino porque estaba seguro. Veía un amplio margen de éxito, y así fue el resultado, mientras que ahora no lo veo de esa manera, porque la situacion es de sustancial paridad", declaró Pilo.
Agregó que la última encuesta realizada por su partido confirmó hace tres días una "angustiosa paridad", con una abstención que podria incluso superar en gran medida el 20 por ciento que habitualmente se registra".
Pero Gianfranco Fini, máximo dirigente de Alianza Nacional, aseguró que el "Polo surgirá como neto vencedor de las urnas", que el domingo estarán abiertas hasta las 22:00 (20:00 GMT).
Las agencias especializadas renunciaron a realizar las llamadas encuestas a boca de urna, aunque consultarán a los electores antes de votar. El margen de error previsto es de cuatro por ciento.
Las primeras proyecciones del resultado final se conocerán pasada la medianoche del domingo y cerca de las 03.00 del lunes (O1.00 GMT) se podrá tener un cuadro mas o menos exacto de la composicion del Parlamento, según las empresas de opinión pública.
Los votantes elegirán una legislatura integrada por 630 diputados y 315 senadores, de la que surgirá el nuevo gobierno, cuya entrada en funciones exige el voto de confianza de las dos ramas del Parlamento. (FIN/IPS/jp/ff/ip/96).