/INTEGRACION/MERCOSUR: Trampolín comercial para Uruguay en 1996

Las autoridades de Uruguay prevén que durante 1996 se producirá una sustancial mejora en el deficitario saldo de la balanza comercial del país y que el principal punto de apoyo será el aumento de las ventas a los países del Mercosur.

Así lo estiman expertos del equipo económico del gobierno, que en proyecciones informales calculan que las exportaciones crecerán sustancialmente y que el déficit de la balanza se reducirá casi 24 por ciento.

Algunos indicadores primarios del sector exportador parecen avalar ese pronóstico, al mostrar una leve recuperación durante febrero.

En ese mes las ventas globales al exterior de los principales productos tradicionales uruguayos, como la carne y la lana, crecieron cuatro y nueve por ciento respectivamente.

El saldo negativo de la balanza comercial se ubicó durante 1995 en 750 millones de dólares.

Los técnicos del gobierno coinciden con la revista especializada británica The Economist, que para este año pronosticó un déficit de la balanza uruguaya de 570 millones de dólares y previó una estabilidad de las importaciones.

El valor de las ventas entre los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) se triplicó en los últimos cinco años, llegando a 15.053 millones de dólares.

Dentro de ese panorama, Uruguay registró un sustancial aumento en el comercio con sus socios del bloque, de 109 por ciento en el pasado lustro.

Datos del Banco Central del Uruguay (BCU) obtenidos por IPS permiten constatar que el comercio dde este país con loss otros tres integrantes del bloque subregional representó durante 1995 el 47 por ciento del total de sus ventas, contra 36,5 por ciento cinco años antes.

Las importaciones de Uruguay de los tres socios del Mercosur registraron a su ve un aumento de 152 por ciento.

"Ganamos mercados en nuestros vecinos, pero ellos ganaron mucho más en el nuestro", se lamentó Jacinto Muxi, presidente de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU).

Los industriales alertaron sobre la concentración de las exportaciones uruguayas en la región, porque la pérdida de otros mercados puede ser clave si produce una crisis en Argentina y Brasil.

Entre 1990 y 1995 Uruguay registró una pérdida de 13 por ciento en sus exportaciones a Europa y de 30,6 por ciento en las ventas a Estados Unidos.

En el mismo periodo las importaciones desde esos mercados aumentaron 81 y 106 por ciento, respectivamente.

El comercio de Uruguay con el bloque el año pasado se situó en el mismo nivel que en 1994, aunque cambió la incidencia con sus socios.

Las ventas a Brasil, que representaron la tercera parte de todos los productos exportados por Uruguay, crecieron 42,5 por ciento en 1995, superando ampliamente el nivel alcanzado en 1990, que hasta ahora había sido el más alto.

El saldo comercial de este país con el mayor socio del Mercosur, que en 1994 había sido negativo en 227 millones de dólares, el año pasado fue superavitario en tres millones de dólares.

La contracara fue la situación con Argentina. La fuerte recesión por la que atraviesa ese país hizo caer las ventas uruguayas en 30 por ciento y el peso total de Argentina en las exportaciones nacionales pasó de 20 por ciento en 1994 a 12,7 en 1995.

El saldo comercial deficitario con Argentina trepó de 270 a 340 millones de dólares.

La analista Barbara Mainzer, de la revista Tres, consideró que si bien los tratados regionales han facilitado el flujo comercial, "las oscilaciones dependen más de las condiciones internas por las que transite cada uno de los socios que de acuerdos como el Mercosur".

Para el vicecanciller uruguayo Carlos Pérez del Castillo, el Mercosur es para Uruguay "un acelerador para la reconversión y modernización del aparato productivo, lo que era necesario para adecuarse a las nuevas realidades mundiales".

Para la industria manufacturera uruguaya 1995 fue el peor año desde 1983, al caer 9,4 por ciento la producción, según el estatal Instituto Nacional de Estadística.

Los economistas coinciden en que las principales causas de esa crisis fueron la recesión, la disminución del consumo y la sustitución en éste de productos nacionales por los importados.

La industria, que en 1987 representaba 27 por ciento del producto interno bruto, cayó a menos de 20 en 1995.

Sin embargo, Perez de Castillo sostiene que el fruto de la "dolorosa" reconversión del aparato productivo, acompañada de un severo proceso de ajuste, "se verá en el futuro". (FIN/IPS/rr/dg/if/96)

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