La llegada a Argentina del presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso se produjo este lunes en el momento más pujante de la relación bilateral, pero algunos aguafiestas advierten que la unión de destinos puede ser devastadora en caso de una nueva crisis financiera en la región.
La alianza entre los dos principales socios del Mercosur es, como en los matrimonios, una unión para los buenos y los malos momentos. Actualmente, la relación es floreciente. El comercio bilateral se multiplicó en los últimos cinco años y aumentan los negocios privados conjuntos en uno y otro país.
Brasil es el primer destino de las exportaciones argentinas. Sobre un total de 20.893 millones en ventas externas de 1995, 5.458 fueron hacia ese país, que comenzó a reactivarse en 1994 tras la puesta en marcha del plan Real, impulsado por Cardoso cuando ocupaba el Ministerio de Finanzas.
Para Argentina, el mercado brasileño estabilizado se convirtió en una tabla de salvación tras la crisis derivada de la devaluación mexicana de 1994. Con la recesión que asoló al mercado interno local, el aumento de la demanda brasileña fue funcional al modelo argentino.
Pero para algunos analistas locales la "fuerte dependencia" del mercado brasileño es ya un dato preocupante. Con la consolidación del proceso integrador, sellada en la visita de Cardoso, el fracaso de uno arrastraría al otro, según admiten los propios protagonistas de la unión.
Este lunes, el economista argentino Guillermo Calvo, que hace dos años anticipó la crisis mexicana, advirtió sobre el peligro de una segunda onda de crisis regional, que podría venir otra vez de México o también de Brasil, donde los bancos atraviesan dificultades severas.
Según Calvo, en los dos países la situación bancaria y financiera es frágil y las tasas de interés siguen siendo muy altas tras la crisis y a pesar de algunos ajustes.
"El efecto tequila no limpió todo el sistema bancario, y se espera una segunda oleada que esperamos que sea la final. No este mes o el otro, sino más adelante, quizás antes de fin de año", vaticinó Calvo.
El economista residente en Estados Unidos reconoció que en los países afectados se hicieron ajustes muy importantes que costaron desempleo. "Los flujos en cuenta corriente se revirtieron, pero los bancos todavía siguen funcionando como si no hubiera pasado nada en México', advirtió.
Con respecto a Brasil, observó que los bancos tienen "problemas serios" allí y que el gobierno "está decidido a no dejarlos caer, lo que significa que terminará monetizando muchas entidades".
"Eso me hace pensar que una crisis más o menos importante puede echar por la borda el plan Real, un fenómeno que tendría un impacto negativo sobre Argentina", anticipó esta vez.
Los nubarrones que ve Calvo en el horizonte no parecen preocupar hoy a Cardoso ni a su colega argentino, Carlos Menem, que se reunieron este lunes con empresarios de los dos países para continuar tejiendo la trama que los une.
Los mandatarios trabajaron junto a un grupo de gobernadores brasileños, analizaron temas de integración energética y suscribieron un acuerdo de cooperación espacial, otro que acelere los trabajos en la hidrovía Paraguay Paraná, y un tercero de cooperación ambiental.
Los observadores esperan que la trama, como las que tejen las arañas, no se convierta en una trampa que los deje más, en lugar de menos, expuestos ante una nueva crisis de una región cada día más integrada al mundo global. (FIN/IPS/mv/dg/if/96)