La corrupción gubernamental en Hong Kong se encuentra en su nivel más alto en 20 años, y es atribuida por sus críticos a una intensificación de la avidez por lo material previa a la devolución de la colonia británica a China, en julio de 1997.
"Se trata de un fenómeno alimentado por el tema de 1997. La gente se siente protegida acumulando bienes personales", opinó Rosaline Cheung, de la Comisión Independiente contra la Corrupción (ICAC), establecida por el gobierno en 1974.
La corrupción gubernamental está actualmente en su nivel más alto desde la formación de la Comisión, señaló ICAC, que registró un incremento particularmente pronunciado en los casos de corrupción en los últimos tres años.
En 1992, la Comisión registró 2.300 casos entre funcionarios de gobierno y empresarios privados. En 1994 hubo 3.284 casos y en 1995 el número ascendió a 3.600.
El crimen también está en aumento, y con él la preocupación sobre la reputación del territorio ante el comercio internacional, que procura una atmósfera de justicia y seguridad.
Analistas políticos afirman que la corrupción pudo haberse transmitido a Hong Kong desde China continental. Recientemente, la Consultoría sobre Riesgo Político y Económico de Hong Kong aseguró en su informe anual sobre 12 países asiáticos que China es el país más corrupto de la región.
La policía, la mayor agencia gubernamental de la colonia, también corre peligro de perder la confianza pública debido a varios casos de soborno entre su personal de 33.000 miembros.
Uno de esos casos es el de Lai-King-keung, un inspector de policía con excelentes antecedentes de servicio que fue acusado de aceptar un millón de dólares en sobornos. Otros 40 policías fueron acusados de confabulación con narcotraficantes, y algunos de ellos de posar para fotografías pornográficas.
Estos casos tienen un grave impacto en la opinión pública sobre la integridad de sus fuerzas de seguridad. Una reciente encuesta de 2.000 residentes de Hong Kong reveló que 70 por ciento de la población siente que la corrupción policial se mantiene estática o en aumento.
El procesamiento de los corruptos es una forma de mejorar la imagen pública de la organización, según altos funcionarios policiales. La policía proyecta también elaborar un código de ética para su personal e incorporarlo a los programas de entrenamiento.
Sin embargo, algunos oficiales argumentan que la campaña anticorrupción tiene por objeto sólo a funcionarios de bajo rango, mientras los más altos continúan indemnes.
Algunos observadores predicen problemas adicionales luego de 1997. Bajo el control directo de un gobernador designado por China, ICAC y la policía de Hong Kong podrían verse obligados a utilizar sus poderes de investigación para buscar opositores políticos, y no tanto oficiales corruptos o criminales.
"ICAC mantendrá sus facultades para combatir la corrupción, pero ?dónde se marca el límite?", preguntó la legisladora Christine Loh. (FIN/IPS/tra-en/rc/cpg/ml/ip/96)