Las autoridades de Haití estudian la compra de tierras en una región agrícola para distribuirlas entre campesinos, pero la medida tiene pocas posibilidades de concreción, dadas las dificultades financieras que enfrenta el país caribeño.
El Instituto Nacional de Reforma Agraria (INARA) estima que la compra de 10.000 hectáreas en el Valle Artibonite costaría unos 30 millones de dólares, y hay pocas perspectivas de que Haití logre créditos de donantes internacionales para un proyecto de este tipo, admitieron fuentes oficiales.
Durante más de tres décadas, sangrientos conflictos entre campesinos sin tierra y propietarios irrumpieron en la región. Las 32.000 hectáreas de Artibonite incluyen áreas en las que se cultiva 80 por ciento del arroz consumido en Haití.
INARA fue creado el año pasado para la promoción de la reforma agraria. Su director general, Bernard Etheart, estimó que se necesitan 50 años, con un período de gracia de 25 años, para completar el pago de las tierras compradas.
Pero Etheart advirtió que son escasas las posibilidades de que las agencias internacionales extiendan líneas de crédito para financiar esta propuesta.
El director de INARA sostiene que los conflictos por la tierra se debieron a enfrentamientos de clase entre campesinos y propietarios ausentes.
Las frecuentes disputas políticas se originaron en la gestión de autoridades de los gobiernos represivos de una sucesión de dictaduras, añadió.
Eduard Vieux, quien recuperó 100 hectáreas en la región invocando a sus 90 herederos al regresar del exilio en 1986, acusó a las asociaciones de campesinos de apropiarse de tierras privadas en nombre de la reforma agraria.
Los campesinos "expulsan a los agricultores y amenazan a los propietarios con la muerte del 'collar', tortura por estrangulación, y aún así las autoridades locales no intervienen", denunció Vieux.
El gobierno debe explicar lo que entiende por reforma agraria, exigió Vieux, y se preguntó si es "la apropiación ilegal de la tierra, o implica que el gobierno compre las tierras a los grandes propietarios?".
No debería ser necesario que la gente declare pertenecer al gobernante partido Lavalas para apropiarse de la tierra, lo cual "fuerza a los propietarios a defenderse", de modo que "la sangre nunca dejará de correr".
Raymond Edmond, miembro de la Asociación Artibonite de Plantadores de Arroz (PUVA), acusó a los jueces de favorecer a amigos y de defender sus intereses personales en caso de litigio, y sostuvo que la reforma agraria es difícil de alcanzar en estas circunstancias.
En enero, cientos de campesinos sin tierras ocuparon casi 100 hectáreas de tierra de grandes propietarios en la región de Milot, 18 kilómetros al sudeste de la segunda ciudad de Haití, Cap Haitien.
Tras dos reuniones con el director de INARA, los campesinos decidieron abandonar la ocupación, pero a mediados de abril interrumpieron el diálogo.
El director del INARA reveló que había sido amenazado de muerte, y describió la situación como "explosiva", añadiendo que los campesinos están bajo la influencia de provocadores.
El INARA planifica distribuir entre 15.000 y 20.000 hectáreas de tierras semiáridas a asociaciones de plantadores en el noreste de Haití. La zona se considera área piloto para la reforma.
Pero el INARA también tiene solicitudes para la creación de zonas francas, industriales y portuarias en la región. El noreste de Haití, donde se sitúa el valle, es considerada el área más pobre del país. La tierra tiene potencial para la extracción minera y el turismo. (FIN/IPS/tra-en/imc/tt/lp/ip/96)