GRUPO DE RIO-UE: Un nuevo pacto entre América Latina y Europa

América Latina y Europa aspiran que la reunión de sus cancilleres en esta ciudad de Bolivia marque el inicio de una nueva era de relaciones, mediante un pacto de solidaridad que compatibilice la globalización con la solución de la pobreza.

Esta ambiciosa meta se plantearon este lunes representantes de 29 países en la Sexta Reunión Ministerial del Grupo de Río y la Unión Europea (EU) en Cochabamba, 370 kilómetros al este de La Paz, que tiene como grandes temas el desarrollo sostenible, comercio e inversiones, y seguridad regional y drogas.

El encuentro se inauguró con una exhortación del presidente de Bolivia, Gonzalo Sánchez de Lozada, a "avances concretos y puntuales" en este diálogo de dos días.

Sánchez de Lozada pidió a los cancilleres encontrar soluciones creativas a problemas como la pobreza, las drogas y el deterioro del medio ambiente, instándolos a que no busquen sólo "las frases que no ofenden a nadie".

"No nos podemos dar el lujo de tener tanta pobreza. Lo dijo una vez un campesino de nuestra América: Dios perdona siempre, el hombre a veces, pero la naturaleza nunca", dijo el presidente boliviano.

La ministra de Asuntos Exteriores de Italia, Susana Agnelli, presidenta del Consejo de la UE, demandó un esfuerzo conjunto sin límites temporales ni espaciales en la búsqueda de una "tercera vía" entre el modelo anglosajón y el europeo, y conciliar mercado y empleo, reglas económicas y aspectos sociales.

Agnelli aseguró que la reunión debe determinar en el diálogo el punto de equilibrio entre los intereses de América Latina y de Europa.

En tanto, el canciller de Bolivia, Antonio Araníbar, secretario pro témpore del Grupo de Río, advirtió que el diálogo entre las dos regiones debe considerar los peligros de la exclusión social y la pobreza, que se han convertido en una fuerza desestabilizadora de la democracia.

"La persistencia y agudización de la marginalidad social nos inducen a reflexionar sobre la sustentabilidad política y ambiental de los actuales modelos que no consiguen lamentablemente, hasta ahora, resolver estas contradicciones", dijo Araníbar.

El vicepresidente de la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la UE), el español Manuel Marín, coincidió en señalar que a los obstáculos técnicos al comercio hoy se suman nuevas barreras eficaces y más peligrosas, como la pobreza extrema, la marginalidad y la exlusión social.

"La consecuencia de ello es que los mercados que conquistamos fuera, los estamos perdiendo dentro", añadió.

En ese sentido, dijo que América Latina, con su enorme deuda social interna, y la UE, con su creciente lista de marginados, deben recordar sus raíces humanistas, "que forman el núcleo de su cultura común".

Según ese criterio, un buen reparto de la renta y la solidaridad social son la mejor garantía de un mercado interior sólido, que sería la única defensa válida contra los retos de la globalización y las crisis internacionales.

El representante del Parlamento Europeo, el español Gerardo Galeote, apuntó a la pobreza y la desigualdad como las dos constantes de América Latina que se debe combatir para construir la paz y consolidar la democracia, y lamentó los escasos progresos alcanzados en esta materia.

"La evidencia empírica ha demostrado que si bien un crecimiento económico elevado es una condición necesaria, no resulta suficiente para reducir la pobreza y la desigualdad social", afirmó Galeote.

En los últimos años, América Latina y Europa han intensificado sus relaciones comerciales y de cooperación, en el marco de este nuevo pacto que se plantean los dos bloques.

El intercambio comercial entre ambas regiones, de 40.000 millones de dólares en 1990, se duplicó en 1995, mientras las inversiones directas europeas en América Latina llegaron en 1994 a 7.000 millones de dólares.

La UE es el primer donante a América Latina, con un monto de ayuda superior a 1.000 millones de dólares en 1995, superando a Estados Unidos y Japón juntos.

La reunión de Cochabamba, que concluye este martes, definirá una posición conjunta de los cancilleres europeos y latinoamericanos sobre los temas de la agenda, en la que la polémica parece concentrarse en la cooperación para la lucha antidrogas y un posible pronunciamiento sobre Cuba. (FIN/IPS/jcr/ag/dv-ip/96)

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