GRAN BRETAÑA: La pobreza es invisible pero existe

El gobierno de Gran Bretaña se resiste a adoptar las recomendaciones sobre la pobreza emitidas el año pasado en la cumbre social de Copenhagen, mientras organizaciones humanitarias aseguran que el fenómeno está en aumento.

Especialistas de distintas instituciones británicas afirmaron que la pobreza no se debe al desempleo sino a los bajos salarios, y advirtieron que es casi invisible pues la clase media empobrecida posee vivienda y dispone de agua, electricidad y algunos bienes de consumo.

Mominuddin Khatum, un inmigrante de primera generación de Bangladesh, llegó a Gran Bretaña con sus padres a los 14 años, con el optimismo de todos los migrantes a quienes se les ofrece comenzar una nueva vida en otro país.

Veintitrés años después, Khatum está sin empleo. Vive con su esposa y cinco hijos en un apartamento de dos habitaciones del barrio londinense East End. La vivienda está empapelada con un bello diseño de flores púrpura, pero la humedad del invierno se cuela por las paredes.

Sin embargo, Khatum no volvería a Bangladesh. "Hay demasiada pobreza allí. Aquí, por lo menos, tenemos agua y electricidad", dijo.

Quizá no tuvo esa intención, pero su comentario entona con las ideas del gobierno británico. La pobreza, según declaró este mes el oficialista Partido Conservador, es relativa, y, de acuerdo con este criterio, inexistente en Gran Bretaña.

Como nadie en el país carece de agua limpia y potable y todos disponen de suficiente comida, el gobierno afirmó que, al menos, en este país no existe pobreza en una dimensión que obligue al estado a actuar.

El anuncio del gobierno de John Major enfureció a grupos humanitarios según los cuales se ignora la evidencia de que la pobreza, lejos de haber sido erradicada, está volviendo al país, mientras el gobierno retira su respaldo a los compromisos asumidos en la cumbre social de Copenhage el año pasado.

"No decimos que Gran Bretaña sufra una pobreza a una escala del Tercer Mundo. Lo que afirmamos es que la cantidad de gente que vive en esa condición es creciente y que su experiencia es grave", dijo Sally Witcher, directora del Grupo de Acción contra la Pobreza Infantil (CAPG).

Khatum podrá tener electricidad y agua, pero mantiene una familia de siete integrantes con 120 libras (180 dólares) a la semana en un conjunto de viviendas de la municipalidad de Londres.

"Sí. Existe la pobreza aquí. La llaman 'pobreza municipal"', ironizó. No obstante, el debate sobre esta cuestión se convirtió en una guerra de cifras entre organizaciones no gubernamentales y la administración de Major.

El gobierno alegó que se incrementó 37 por ciento el ingreso promedio y el número de videograbadoras, automóviles, máquinas lavadoras y refrigeradoras en muchos de los hogares más pobres de Gran Bretaña.

Pero varios informes sostienen que la pobreza aumentó durante los últimos 15 años. En 1995, la Fundación Rowntree reveló que la brecha entre ricos y pobres aumentaba más rápido en este país que en ningún otro del mundo industrializado.

Según este informe, el 10 por ciento más pobre de la población estaba, en términos reales, en condiciones 17 por ciento peores que en 1979.

Por su parte, el CAPG sostuvo este mes que la cantidad de pobres en ese período aumentó en forma aguda. En 1979, 14 por ciento de la población vivía en condiciones tales que les permitían acceder a beneficios del gobierno en base a la pobreza. Esta proporción aumentó a 24 por ciento en 1992.

El número de personas cuyo ingreso es la mitad del promedio nacional aumentó en ese mismo período de nueve a 25 por ciento.

Con estas evidencias, los grupos humanitarios calificaron de particularmente arrogante la decisión del gobierno de retirar su apoyo al documento de Copenhage, que llama a los países a establecer planes de erradicación de la pobreza, algo que, según Gran Bretaña, sólo es apropiado para los países en desarrollo.

"La pobreza no es un concepto que la gente quiera aceptar o que, al menos en este país, esté acostumbrada a aceptar. Este problema no es viejo", dijo Audrey Bernstein, directora de la organización no gubernamental Oxfam en Gran Bretaña.

"La única pobreza que tiende a ser visible, y, por lo tanto, creíble, es la que se aprecia en las calles. Pero aquí la pobreza es invisible. La mayoría de la gente tiene vivienda y las puertas están cerradas", agregó Bernstein.

Oxfam, un grupo dedicado a la asistencia a los pobres y víctimas de desastres en el mundo en desarrollo, instaló su programa en Gran Bretaña el año pasado como respuesta a la preocupación por la situación de este país.

"El gobierno dice: 'Mírenlos. Tienen videograbadoras.' Pero, en muchos casos, están hablando de personas que no pueden pagar el agua potable", sostuvo Bernstein.

James McCormick, economista del izquierdista Instituto para la Investigación de Políticas Públicas, afirmó que Gran Bretaña está experimentando un crecimiento en la pobreza debido al cambio operado en sus políticas de empleo.

El país desarrolló una amplia reestructura de sus políticas sociales durante el gobierno de la ex primera ministra Margaret Thatcher. La privatización de industrias desbloqueó buena parte de la riqueza nacional y expandió la clase media.

Pero el aumento del desempleo, el recorte de los gastos sociales y un viraje hacia trabajos de medio horario y bajos salarios empeoraron la situación de los más pobres y podría arrastrar a más gente hacia la pobreza.

El gobierno de Major, el sucesor de Thatcher, resiste a la adopción de un código de conducta patronal en la Unión Europea que incluya la fijación de salarios mínimos.

"La pobreza en Gran Bretaña no se debe al desempleo, sino a los bajos ingresos", dijo Chris Pond, director de la Unidad Bajo Salario. Este grupo afirma que este país podría convertirse en el proveedor de trabajo barato de Europa, lo cual produciría una nueva clase de miserables.

"Los salarios de Gran Bretaña no son sólo menores a los de Europa. Sé de empresas de Corea y Taiwan que cortan sus costos laborales trasladando sus operaciones hacia aquí. Un trabajador experiente en el norte de Inglaterra gana la mitad del salario que uno de esos países asiáticos", agregó Pond.

En un conjunto de edificios del barrio East End de Londres, las pilas de basura sin retirar y los grupos de jóvenes que ven pasar el tiempo cuentan sus propias historias.

"Los ministros no saben de qué están hablando. Deberían irse de sus mansiones y vivir como nosotros", manifestó Jacky, de 28 años y dos hijos.

Jacky gana 106,25 dólares a la semana, de los cuales gasta 60 en comida, 10 en electricidad y 4,50 en agua. Le quedan 25,50 dólares libres. "Visto a mis hijos con mis manos, pues arreglo la ropa que me dan mis amigos y parientes. Comemos pollo una vez a la semana", dijo. (FIN/IPS/tra-en/lhj/rj/mj/pr ip/96)

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