FINANZAS: Países deudores en la nebulosa tras reunión de FMI y BM

La reunión conjunta del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) que acaba de finalizar aquí dejó en las agendas más preguntas acerca del futuro financiero de los países deudores de las que fueron contestadas.

Las tres cuestiones clave de estos países en su mayoría africanos (deuda, financiación y ajuste estructural) no fueron discutidos o quedaron sin resolución al cerrarse la reunión semestral de la primavera boreal, que transcurrió entre los días 20 y 23 de abril.

Las políticas de ajuste, cuestionadas por un número creciente de expertos en economía y organizaciones no gubernamentales por considerarlas un fracaso, no fueron consideradas, admitió el presidente del Comité Interino del FMI, el belga Philippe Maystadt.

Pero el fracaso de las reuniones fue patente en lo que refiere a la reducción de la deuda multilateral de los países pobres, la mayoría de ellos de Africa.

Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña y otras naciones ricas habían reclamado una iniciativa concreta para la sesión y los pobres asistieron con esa expectativa.

Pero las reuniones concluyeron con manifestaciones de esperanza y exhortaciones, tanto por parte de países ricos como de los pobres, sobre el establecimiento de un plan en octubre, cuando el Banco Mundial y el FMI celebren su próxima reunión.

Tanto el Comité Interino del FMI como el Comité de Desarrollo del Banco Mundial, organismos políticos de ambas entidades, declararon que la propuesta de unificación de deudas era un "marco de trabajo apropiado", pero esta iniciativa recibió cuestionamientos de ricos y de pobres.

El comunicado final, emitido este martes por el Comité de Desarrollo, dijo que los ministros acordaron "que el Banco y el Fondo, en estrecha consulta con acreedores, donantes y deudores, el Club de París y otras instituciones multilaterales, produzcan rápidamente un programa de acción".

Los ministros, de todos modos, dejaron constancia de lo que el comunicado describe como "seis principios de guía para las próximas acciones".

Por un lado, "se debe apuntar sobre todo la sustentabilidad de la deuda en un estudio caso por caso". La acción se fijará "sólo cuando el deudor haya demostrado capacidad de emplear bien el apoyo excepcional que se suministre".

Las nuevas medidas se establecerán, "en lo posible", con mecanismos ya existentes. Los restantes principios indican que la "acción adicional" será coordinada entre los acreedores, aunque "con amplia participación equitativo".

Asimismo, las acciones emprendidas por acreedores multilaterales "preservarán su integridad financiera y preferencias", y "se concederán finanzas externas nuevas a los países involucrados en términos apropiados".

La ausencia de una iniciativa concreta sobre la deuda fue una derrota para el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, quien confiaba en que la reunión establecería una fecha límite firme para su adopción.

Fue un triunfo del FMI, a cuya instancia, según funcionarios de grupos no gubernamentales y del Banco Mundial, se insertó en la declaración final su propuesta de que los mecanismos de alivio a la deuda multilateral sean precedidos por tres acciones de los países ricos.

Estas acciones incluyen un aumento del techo para la reducción de la deuda de 67 a 90 por ciento, a criterio del Club de París, que reúne a los gobiernos de los países acreedores, y de éstos por separado.

Otra de las acciones propuestas por el FMI consiste en que los países ricos contribuyan en forma sustancial al financiamiento de un fondo fiduciario de entre 8.000 y 11.000 millones de dólares que servirán para financiar la reducción de la deuda.

El tercer requisito, que atañe exclusivamente al FMI, establece que los países ricos deben aprobar y financiar parcialmente un programa para mantener su asistencia a los ajustes estructurales entre 1999 y el 2004, cuando, se prevé, este plan será autosuficiente.

Los países ricos rechazaron las tres condiciones del Fondo.

"Esperamos que el FMI y el Banco Mundial, en cooperación con los bancos regionales, ofrezcan propuestas más específicas, que deberían involucrar el uso a pleno de sus propios recursos para financiar la reducción de la deuda", declaró en un comunicado el Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados.

"Las acciones posteriores del Club de París no deberían ser un prerrequisito para la acción multilateral", agregó el presidente del G-7, el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Robert Rubin.

Los cuatro puntos del plan del FMI destinados a respaldar los ajustes estructurales con 7.000 millones de dólares adicionales no parecen concitar un acuerdo entre sus accionistas predominantes.

Alemania se pone a la propuesta del director ejecutivo del FMI, Michel Camdessus, de vender cinco por ciento de las reservas de oro del Fondo para obtener unos 1.500 millones de dólares. Canadá y Gran Bretaña respaldan la iniciativa, mientras Estados Unidos está dispuesta a "considerarla cuidadosamente".

Otros puntos de la propuesta son más conflictivos, como préstamos directos de países como Estados Unidos, Francia, Italia y Japón, donaciones bilaterales directas por unos 1.500 millones de dólares y el compromiso de que los acreedores por asistencia a ajustes estructurales no retiren sus fondos de los mercados.

"Cuando hay problemas presupuestales en muchos países, incluso el mío propio, esta responsabilidad debería recaer inevitablemente en el FMI, en particular a través de un uso más eficiente de los recursos", dijo Rubin. (FIN/IPS/tra-en/ru/yjc/mj/if/96)

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