Un atardecer de abril, Dima Noggo fué puesto en un avión que partía hacia Londres desde Kenia para reiniciar su vida de refugiado, pero esta vez a decenas de miles de kilómetros de distancia de su Etiopía natal.
Un ex ministro de Información en Etiopía, Noggo había llegado a Kenia en 1993 tras dimitir al gobierno de Meles Zenawi junto con otros miembros del Frente de Liberación Oromo (FLO).
Si bien sus amigos dijeron que Noggo hizo en Kenia una vida "tranquila", las cosas se pusieron muy mal en marzo pasado cuando se vió rodeado junto con 30 líderes de Oromo por la policía local y amenazado con la deportación, según Amnistía Internacional (AI).
Temiendo que sus vidas peligraran si volvían a Etiopía, AI apeló a las autoridades de Kenia para encontrar un país alternativo que aceptara darles refugio. Fué así que Noggo partió del aeropuerto Jomo Kenyatta.
El arresto de los políticos de Oromo coincidió con una cumbre de jefes de estado de la Autoridad Intergubernamental sobre Desarrollo (AID), que se realizó en Nairobi.
"Los Oromos son meras víctimas de las nuevas disposiciones de AID que enfatizan la buena vecindad", declaró Feleke Berhane, otro refugiado etíope.
AID, que comprende Djibuti, Etiopía, Eritrea, Somalía, Sudán, Uganda y Kenia, fué creada en 1986 para combatir la desertificación. Ahora su mandato ha sido ampliado a problemas de desarrollo y resolución de conflictos.
"Sospechamos que Meles ha ejercido cierta presión sobre el gobierno de Nairobi para que expulsara del país a los líderes de Oromo", lamentó Berhane.
Los Oromos, que constituyen el grupo étnico más numeroso entre los 55 millones de etíopes, han estado librando una guerra de baja intensidad contra Addis Abeba desde que el Frente Popular Etíope Revolucionario Democrático (FPERD) de Zenawi conquistó el poder en 1991. Si bien al comienzo formó parte de la nueva administración, bien pronto el FLO pidió la autodeterminación de su etnía.
No obstante, los refugiados etíopes no son los únicos acosados en Kenia pero aparentenente no gozan del favor de los miembros de la AID, Uganda y Djibuti.
En febrero, un grupo de refugiados etíopes en Nairobi escribió a la titular del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Sadaka Ogata, y le solicitó que investigara denunciados casos de discriminación contra etíopes en esos países.
El grupo, conocido como Comité de Solidaridad para Refugiados Políticos Etíopes, afirmó en una carta a Ogata que los funcionarios de ACNUR en Uganda, Kenia y Djibuti se rehusaban a recibir pedidos de asilo e instaban a refugiados etíopes que regresaran a su país.
"Nos dijeron que ahora hay paz y estabilidad en Etiopía y, por lo tanto, porqué no retornábamos a casa", declaró Abraham Kerbo. "El problema es que si volvemos será lo mismo que suicidarse. La mayoría de nosotros somos buscados en Etiopía".
Otro refugiado, Ali Fekadu, denunció que los Oromos eran repatriados por la fuerza por las autoridades de Djibuti.
Según Obbo Taha Abdi, representante del FLO en Londres, "miles de vidas se pierden mensualmente en cada parte. Debido a la lucha, civiles inocentes estan sufriendo en áreas controladas por el gobierno".
Susan Pollock, una enfermera británica y activista de derechos humanos, afirmó que una nueva tragedia motivada políticamente está comenzando a surgir en Etiopía.
Mediante su trabajo en Oromía, la activista recolectó pruebas de torturas, asesinatos y violaciones por parte del ejercito gubernamental. "Su padecimiento no es nuevo, pero ahora (los Oromos) están sufriendo como nunca", aseguró.
Uno de los casos que catalogó correspondió a un joven Oromo que fue torturado y encarcelado durante 18 meses desde 1992 a 1994.
"Las torturas le hicieron perder el uso de sus miembros y pasó los últimos ocho meses postrado en una cama en el campo de refugiados de Hurso", reveló.
Pollock dijo que la Cruz Roja pidió que fuera llevado a un hospital civil pero las autoridades lo negaron. A pesar de las torturas, la víctima no fue procesada ni acusada por falta de pruebas o testimonios en su contra.
A pesar de numerosos informes similares de organizaciones humanitarias, el gobierno de Addis Abeba ha negado siempre las acusaciones sobre abusos de derechos humanos.
Segun Addis Abeba, "la resistencia Oromo crece día a día, tanto en términos de fuerza como de áreas involucradas. Estamos dando un ejemplo a otros grupos opositores. Nuestra resistencia se debe al pueblo Oromo. El FPERD ha reinstalado las milicias por esa razón… Los Oromos no reconocen al gobierno…"
El FLO, junto con otros grupos de oposición, boicoteó las primeras elecciones multipartidarias etíopes en 1995 alegando que eran una farsa tendiente a cimentar el poder de los Tigrai, el grupo étnico de Zenawi, que lideró la lucha contra el depuesto dictador etíope Mengistu Haile Mariam.
El comicio resultó el paso final en la concepción del FREPD para una coalición de "estados" étnicos. El país está dividido en nueve provincias étnicamente federadas con un parlamento nacional. Las regiones tienen el derecho de separarse si la mayoría de sus habitantes votan en favor de la secesión.
No obstante, el FLO denunció que los partidos del frente de gobierno y el fraude en las elecciones evitó que los Oromos lograran su objetivo separatista. (FIN/IPS/tra-en/mn/oa/ego/hd).
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