El Capitolio quizás esté lejos del Monte Calvario, aunque para activistas religiosos de Estados Unidos es el lugar ideal para relacionar el sufrimiento de Jesús, que se conmemora el Viernes Santo, con el dolor que provoca el actual orden económico mundial.
El Capitolio, sede del Congreso de Estados Unidos en Washington, será la primera "estación" del "Vía Crucis Económico", procesión patrocinada por el Grupo de Trabajo Religioso sobre el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
El acontecimiento tendrá como finalidad enfocar la atención del mundo en las instituciones con sede en la capital de Estados Unidos cuyos designios dan forma a la actual estructura de la economía global.
"Llevaremos el sufrimiento y la injusticia de la economía mundial a las puertas de estas instituciones", dijo John Mateyco, del Grupo de Trabajo Religioso, una coalición de 30 organizaciones confesionales y laicas.
En base a la tradición de recrear los principales episodios ("estaciones") de la vida de Jesús entre la condena y la crucifixión ("vía crucis"), la procesión se detendrá también en la Casa Blanca, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y otras 11 organizaciones y corporaciones transnacionales.
En cada uno de esos lugares, dirigentes del Grupo de Trabajo pronunciarán una oración y explicarán a la concurrencia la razón por la cual se eligió esa institución en particular. Los marchistas se turnarán para cargar una gran cruz de madera entre estación y estación.
El Congreso de Estados Unidos fue seleccionado para destacar el predominio de los intereses corporativos en el financiamiento de los partidos políticos y la gestión pública, según los organizadores.
Además, se criticarán enfáticamente las gestiones del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que en muchos países provocaron convulsión social, problemas ambientales y una aplastante deuda externa, agregaron.
Las políticas de estas instituciones, como los ajustes estructurales promovidos por el Banco Mundial, son presentados con demasiada frecuencia como única alternativa por quienes miden el éxito de los países estrictamente en términos macroeconómicos, dijo Mateyko.
Los activistas religiosos "ven los problemas desde la perspectiva de los pobres" y reconocen que esas políticas no son "naturales" sino "una creación sociopolítica" que conduce al fracaso, sostuvo.
"Muchos de nosotros vivimos años en los países más pobres del mundo. Vimos la pobreza y ahora decimos que se debe hacer algo al respecto", dijo Marie Dennis, de la Oficina de Justicia y Paz de la Sociedad Maryknoll.
La reestructura económica mundial "requiere ser examinada no sólo mediante el análisis social, sino también en base al lenguaje de la fe", agregó Dennis.
"Las tradiciones religiosas tienen cosas importantes para enseñar", afirmó. Entre ellas, mencionó la práctica bíblica del "jubileo" (el perdón de las deudas cada 50 años), que podría inspirar un alivio a la carga que para muchos países suponen las disposiciones del FMI y el Banco Mundial.
Susan Thompson, de la Sociedad Misionera de St. Columban, dijo que la coalición reclama una "reestructuración de la deuda" y no un perdón total, pues ello "sería una invitación a la corrupción".
"La población de los países aquejados por la deduda necesitan un alivio real, y no sólo prórrogas a largo plazo de sus abrumadores pagos", acotó Dennis.
A pesar de que el "Vía Crucis" tradicional concluye con la crucifixión de Jesús, los organizadores agregaron una estación número 15 que simbolizará la "resurrección.
De todos modos, los organizadores afirmaron que la economía mundial no "resucitará" si los habitantes del planeta no admiten que sus actuales patrones de consumo exacerban las actuales injusticias.
"En cierto sentido, esta es una procesión de arrepentimiento", concluyó Dennis. (FIN/IPS/tra-en/pz/yjc/mj/if cr/96)