ECUADOR: Manglares, ?reservas de papel?

La adopción de un nuevo reglamento de protección no ha logrado impedir que en Ecuador los bosques de manglares continúen siendo depredados por industriales camaroneros.

Según denuncias presentadas por diversas organizaciones ambientalistas, la industria camaronera ha talado más de 100 hectáreas de manglar en los últimos meses, incluso en las áreas declaradas recientemente reservas naturales del Estado.

"Todos los días recibimos decenas de denuncias provenientes de las provincias del Guayas, Manabí y principalmente de Esmeraldas", dijo a IPS Luis Suárez, investigador de la fundación Ecociencia.

"Las denuncias de esa gente, que vive en las regiones del manglar y que depende de ese ecosistema, señalan que la depredación ha ido en aumento en los últimos meses", apuntó.

El mayor número de denuncias proviene de la reserva ecológica Cayapas-Mantaje, en la provincia norteña de Esmeraldas, indica Ecociencia.

En esa región, que tiene una extensión de 22.800 hectáreas, existen 42 piscinas camaroneras que ocupan 20,5 por ciento de la reserva.

Las autoridades encargadas de vigilar el cumpliento de las leyes de protección ambiental sostienen que la situación escapa de sus manos ya que la actividad camaronera, que representa la tercera fuente de ingresos por exportaciones de Ecuador, después del petróleo y el banano, es una actividad lícita.

Jorge Barba, director ejecutivo del Instituto Forestal de Areas Naturales y Vida Silvestre (INEFAN), considera que este instituto "no está autorizado a suspender las concesiones otorgadas a las camaroneras."

El reglamento estableció la realización de un muestreo satelital de las existencias actuales de manglar en el país, "para poder delimitar las zonas protegidas".

Las imágenes satelitales no han podido ser completadas por la empresa encargada en razón, según sus informes, de la nubosidad reinante en esas regiones.

Si bien Barba considera que sin esos datos es imposible proteger a los mamglares, para Suárez "no tiene nada que ver la interpretación satelital con las acciones de limitación y manejo, medidas que pueden ser aplicadas en el acto".

En la resolución de diciembre de 1995, se establecen tres etapas básicas para la protección de los bosques de manglar: un plan de manejo, uno de delimitación y otro de patrullaje.

Según Ecociencia, esos tres objetivos pueden ser cumplidos sin esperar a un monitoreo satelital, que es un proceso a largo plazo.

En 1978, debido a un aumento en el precio del crustáceo en el mercado internacional, las camaroneras comenzaron a desplazarse desde las costas de Guayaquil hacia las provincias norteñas de Manabí y Esmeraldas. De las 210.000 hectáreas de manglar que existían en ese año hoy quedan solamente 80.000.

Los bosques de manglar, donde se mezclan agua salada de mar y agua dulce de los ríos, permiten la reproducción de distintas especies de moluscos, crustáceos y peces, que son muy bien cotizados en el mercado internacional.

La aparición de la industria camaronera "no sólo precipitó la destrucción de estos bosques y la desaparición de decenas de especies oriundas de esta región sino que tuvo efectos económicos negativos para la población que vive de la recolección y venta de esas especies", señaló l sociólogo Jorge León.

"Mientras las autoridades se continúan demorando en la aplicación de la ley, los camaroneros se apresuran a talar los manglares, pues saben que no podrán ser sancionados por actos que hicieron antes de que las leyes entren en vigencia", apuntó Suárez.

"Si las organizaciones ambientalistas, las autoridades y toda la sociedad no actúan de inmediato las reservas ecológicas de manglar serán unas verdaderas reservas de papel", concluyó. (FIN/IPS/mg/dg/en/96).

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