Vía Campesina -liga rural mundial que agrupa a cien organizaciones de productores y "sin tierra" de 45 países- planteará a la Cumbre Mundial de la Alimentación un eje alternativo al de "seguridad alimentaria" propuesto por las Naciones Unidas (ONU).
El dirigente de la liga Rafael Alegría dijo a IPS que en la reunión prevista para noviembre en Roma se propondrá la noción de "soberanía alimentaria", o sea "el derecho del campesinado de los países dependientes a producir alimentos".
Se intenta así, declaró, participar de modo activo y con un planteo concreto a fin de revertir el fenómeno de desplazamiento del pequeño y mediano productor rural que se da bajo los esquemas económicos neoliberales actualmente dominantes.
Alegría, de nacionalidad hondureña, dijo que la idea de seguridad alimentaria impulsada en la cumbre mundial "es muy limitada y no sirve para garantizar el derecho a comer de las poblaciones rurales y urbanas en los países pobres".
"De ahí que consideremos preferible el concepto de soberanía, que asegure el derecho a producir alimentos por parte del campesinado, al que amenaza el avance sobre sus territorios de las grandes transnacionales del negocio de la alimentación", explicó.
Vía Campesina concluyó esta semana en Tlaxcala, 114 kilómetros al noreste de la capital mexicana, su segunda conferencia mundial, donde decidió "desafiar las condiciones económicas y políticas que destruyen las formas de sustento de los productores agrarios".
Alegría denunció que las líneas neoliberales vigentes, respaldadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, desarticulan "nuestras comunidades, nuestras culturas y nuestro ambiente natural".
Urge "crear una economía rural basada en el respeto a nosotros mismos y a la tierra, sobre la base no sólo de la soberanía alimentaria sino también de un comercio mundial justo", sostuvo.
A su vez Nanjunda Swamy, presidente de la organización Karnataka State Farmers Association de India, dijo a IPS que otro de los ejes básicos de la propuesta de Vía Campesina será la lucha contra la violencia rural.
Sostuvo que los movimientos campesinos están amenazados por una creciente actividad represiva "a cargo tanto de gobiernos autoritarios como de grupos armados paramilitares al servicio de algunas transnacionales del negocio de la alimentación".
Swamy aseguró que el neoliberalismo dominante es la causa principal del empobrecimiento de las poblaciones campesinas en los países dependientes.
"También es responsable -adujo- del incremento de la destrucción ecológica, la tierra, el agua, las plantas, los animales y los recursos naturales".
Atribuyó tales fenómenos a "la creciente concentración del poder económico en el sector agropecuario bajo la égida de sistemas centralizados de producción, abasto y distribución de mercancías agrícolas dentro de un sistema orientado a un mercado global".
Ese sistema, precisó, trata a la naturaleza y los seres humanos como simple medio para un fin, con el único propósito de producir ganancias, lo que tiene efectos excluyentes para la mayoría de los productores rurales, "condenados a la extinción".
Según Swamy, "poner la tierra, la riqueza y el poder en manos de grandes terratenientes y de las corporaciones transnacionales, niega de manera injustificada y nociva a los agricultores la posibilidad de controlar su propio destino".
Por su parte el dirigente campesino brasileño Egidio Brunetto afirmó que "los esquemas dominantes a nivel global no sólo no han generado una mayor producción de alimentos sino que la han reducido".
Expresó al respecto que las reservas alimentarias mundiales son ahora menores a las existentes antes de la generalización de las políticas neoliberales, hace un lustro.
Dijo que los campesinos requieren de una mayor intervención de los estados para disponer de créditos, infraestructura adecuada, fertilizantes, tecnología, centros de acopio y apoyo en las tareas de comercialización.
Puso el acento en que "no es lógico exigirnos la misma eficiencia que las transnacionales si no se nos suministra el apoyo de que éstas disponen".
La idea prevaleciente en los gobiernos del Tercer Mundo consiste en elevar las exportaciones para lograr divisas a fin de seguir devolviendo el principal y los intereses de una deuda externa con los países ricos que los expertos consideran impagable, agregó.
Tal cual está planteada la situación, la deuda y la respuesta exportadora a ultranza, en detrimento del consumo interno de los países deudores, sólo tendrá efectos expropiatorios de las tierras, las empresas y los bienes de los pueblos dependientes, afirmó.
Frente a ello Vía Campesina propone un viraje drástico, que oriente los recursos disponibles a fomentar la producción y la vida en las áreas rurales en lugar de darle prioridad a la devolución de los adeudos. (FIN/IPS/emv/dg/i-pr/96)