El mapa del consumo de drogas en el mundo cambia cada día, y la tendencia de los últimos años indica un leve descenso en los países del Norte y un importante aumento en el Sur, particularmente en las naciones productoras de coca y cocaína.
El consumo crece en América Latina debido a la alta exposición a la droga de países productores o de tránsito de esas sustancias.
El caso de Bolivia, segundo productor mundial de coca y de cocaína, ilustra el cuadro. En 1994 se contaban en el país 300.000 consumidores de drogas (4,3 por ciento de la población total), frente a 25.000 en 1979, de acuerdo con una investigación realizada por la Subsecretaría de Prevención.
Mientras tanto, 20.000 personas (0,3 por ciento de la población) son consumidores habituales, según la misma fuente oficial.
Los estupefacientes más consumidos son el clorhidrato de cocaína, la pasta base de cocaína, la marihuana, los inhalantes y las anfetaminas.
"No se trata sólo de nuevos consumidores que se añaden a los anteriores. Cada día el narcotráfico abre nuevos mercados" y "encuentra nuevas formas para llevar a las calles sustancias dañinas", dijo Laura Baldivieso, directora del no gubernamental Centro Educativo Sobre Estupefacientes (CESE).
En tanto, el vicepresidente Víctor Hugo Cárdenas advirtió que la demanda ya no es sólo un problema de las naciones industrializadas, tradicionales mercados de sustancias psicotrópicas, sino también de los países en desarrollo.
La cantidad de consumidores habituales en Bolivia representa uno por ciento de los drogadictos en Estados Unidos, que son aproximadamente dos millones, según el embajador de Washington en La Paz, Curtis Kamman.
En Estados Unidos, unas 14 millones de personas probaron drogas por lo menos una vez, pero el consumo se ha reducido considerablemente en los últimos tres años, aseguró Kamman en el foro internacional "Sociedad y Drogas: Perspectivas para el Siglo XXI", realizado en La Paz.
"Lo que nos preocupa es que creció el número de consumidores menores de 13, 14 y 15 años, por lo que debe haber una llamada a la conciencia para fortalecer el trabajo de prevención", afirmó el embajador de Estados Unidos.
A pesar de las dificultades para medir estadísticamente la amplitud del problema, se cree que el consumo interno de drogas aumenta peligrosamente no sólo en Bolivia, Colombia y Perú, las principales naciones productoras, sino también en el resto de América Latina.
Así lo manifestaron la semana última, en el foro especializado de La Paz, representantes de organizaciones no gubernamentales de Norte, Sud y Centroamérica integrantes de la Red Interamericana de Prevención de Drogas (RIPRED), creada en 1995 para impulsar la cooperación regional en la materia.
En Bolivia, el incremento del consumo de drogas es consecuencia, entre otras razones, del éxito de la represión del narcotráfico, que impide la salida de droga del país y, por tanto, determina el aumento de la oferta interna, dicen autoridades del gobierno.
De acuerdo con esa perspectiva, el combate a la demanda de drogas debe considerar la superación de situaciones negativas, como la pobreza, el maltrato y la violencia, para disminuir el consumo y mejorar las condiciones de vida de la sociedad.
Las organizaciones de la red RIPRED debatieron durante tres días las medidas consideradas en diferentes países para enfrentar el problema de las drogas, y analizaron el daño causado por el narcotráfico y el consumo a la salud, la economía, la ética, la estabilidad democrática y el ambiente.
La red RIPRED se pronunció contra las propuestas de legalización de la droga, por creer que esa decisión sólo incrementaría la demanda.
"Quien ama la vida no puede estar de acuerdo con una legalización, que ni siquiera es bien entendida. No es posible consumir drogas y ser un ciudadano productivo", advirtió Baldivieso, directora del CESE y coordinadora del RIPRED para América Latina. (FIN/IPS/jcr/ff/ip/96)