Las políticas de ajuste estructural tienen un efecto negativo sobre la educación, especialmente en los países en desarrollo, indicó un estudio preparado por académicos estadounidenses para la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El informe sostuvo que las políticas de ajuste agravaron la pobreza y la desigualdad de ingresos, lo que a su vez redundó en menoscabo de la educación, puesto que los grupos desfavorecidos retiraron a sus hijos del sistema escolar, en especial de la enseñanza secundaria.
El ajuste estructural -recordó- suele consistir en una corrección de los desequilibrios de las cuentas externas y el consumo interno y en la adopción de medidas de desreglamentación y privatización de la economía.
Los efectos del ajuste económico sobre la educación no pudieron haberse producido en un momento peor de la historia de los países en desarrollo, observó el estudio.
En tanto la economía y la sociedad mundiales requieren un aporte cada vez mayor de información, y por ende de educación, sólo las personas y los países poseedores de un nivel de educación superior pueden afrontar los cambios en curso.
El estudio, presentado la semana pasada a una reunión de expertos en educación, señaló que existe una correlación marcada entre los recortes del gasto público general, determinados por el ajuste estructural, y la reducción del gasto en educación.
En el período 1980-1990, los sueldos de los profesionales de la enseñanza se devaluaron. Al mismo tiempo, se reducía el gasto por alumno, crecía el tamaño de las clases y disminuían las matrículas, así como la calidad y la cantidad del material didáctico.
El estudio fue preparado por un grupo de investigadores encabezados por Martin Carnoy, de la Universidad Stanford, que contó con la contribución de Thomas Popkewitz. Lynn Fendler, Robert Tabachnick y Kenneth Zeichner, de la Universidad de Wisconsin.
Los académicos apuntaron que, en contraste, en los países que aumentaron el gasto público también creció el gasto en educación.
Entre 1980 y 1990, en la zona de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y en los países recientemente industrializados de Asia en que aumentó el gasto en educación se registró por lo general un incremento de los ingresos reales de los docentes.
La relación directa entre el gasto total y el gasto en educación se registra en casi todos los países en desarrollo y en todos los continentes.
Países de América Latina, como Colombia y Uruguay, que registraron tasas de crecimiento económico elevadas, en general aumentaron su gasto público como porcentaje del producto interno bruto (PIB) y también su gasto en educación en cinco y 4,3 por ciento anual, respectivamente.
En cambio, otros, como El Salvador, Guyana y México, cuyas economías tuvieron un crecimiento escaso o nulo, registraron consecuentemente un aumento nulo o negativo del gasto público y disminución del gasto en educación de 7,1, 7,6 y 2,5 por ciento anual, respectivamente.
En Africa, Botswana y Uganda, cuyo gasto público como porcentaje del PIB se elevó durante el decenio pasado, el gasto en educación se incrementó en más de 10 por ciento anual.
En otros países africanos, como Sierra Leona y Zaire, con tasas de crecimiento del gasto público nulas o negativas, se registraron reducciones del gasto en educación de 12,1 y 10,6 por ciento anual, respectivamente.
En los últimos años, precisó el informe, la mayoría de los países africanos redujeron el gasto por alumno en todos los niveles de la enseñanza, pero sobre todo en la secundaria y en la superior.
A medida que disminuyeron las remuneraciones de los docentes y los recursos por alumno fue aumentando el tamaño de las clases. Actualmente es corriente encontrar proporciones de alumnos/profesor de 45 a uno y aún superiores, indicó el informe.
En ciertas regiones urbanas de Africa se llega con frecuencia a 60 y más alumnos por profesor. En Guatemala se han señalado razones alumnos/profesor de hasta 100 por uno, mientras que en Bangladesh esps valores se encuentran en aumento desde niveles ya elevados de 54 por uno.
El estudio estimó que las tasas de escolaridad en el decenio de 1980 disminuyeron debido a las presiones financieras para reducir el gasto social.
Sin incluir a China e India, en los países de bajos ingresos la tasa de crecimiento de la matrícula primaria cayó de 5,2 por ciento anual en 1965-1975 a 2,7 por ciento en 1980-1985, cuando arreció la recesión y comenzó el efecto del ajuste.
Si en el cálculo se incluye a China e India, la tasa de crecimiento de la matrícula primaria resulta prácticamente nula, pues pasa de 3,1 a 0,6 por ciento entre los dos períodos.
La situación se presenta más delicada en Africa, donde el agravamiento de la pobreza ha tenido repercusiones significativas en la tasa de deserción escolar.
El informe consignó que las limitaciones financieras restringieron de manera considerable la progresión de la educación entre los jóvenes.
La consecuencia más notable fue la reducción de las matrículas en los países africanos que registraron tasas negativas de crecimiento del ingreso por habitante y valores constantes o decrecientes del gasto público como porcentaje del PNB. (FIN/IPS/pc/dg/pr-ed-if/96)