Líderes de ocho potencias mundiales celebrarán este fin de semana una cumbre sobre desarme, en Moscú, en un esfuerzo por aumentar la seguridad de la energía nuclear en el próximo siglo.
Los mandatarios de los países participantes (Rusia, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Canadá, Japón, Alemania e Italia), que pueden ordenar la detonación de 80 por ciento del arsenal nuclear del mundo y poseen 80 por ciento de los reactores atómicos, llegan a la capital de Rusia con distintas prioridades.
Pese al objetivo común, la cumbre de las siete naciones más industrializadas del mundo y Rusia estará marcada por hondas diferencias y diversos enfoques, reflejando una situación mundial que en cierto sentido poco ha variado desde la caída del muro de Berlín.
La conferencia, que se inaugurará este viernes y culminará el sábado, fue convocada por el presidente ruso Boris Yeltsin el año pasado, durante la Cumbre de los Siete realizada en Halifax, Canadá.
De las cinco potencias nucleares, China es la única que no participará. Ucrania, donde se sitúa la tristemente célebre central nuclear de Chernobyl, participará sólo en carácter de observador.
"La cumbre no tratará problemas locales, que todos los países los tienen, sino la seguridad nuclear en general", anunció en rueda de prensa Valery Menshikov, portavoz del Consejo de Seguridad de Rusia.
El presidente ruso Boris Yeltsin destacará la cooperación y la reorientación de la energía nuclear hacia proyectos de la nueva era como el propuesto reactor ruso-japonés rápido de neutrones.
En el documento ruso, del cual IPS obtuvo una copia, se destaca que el país adoptará varios mecanismos destinados a promover la seguridad nuclear, incluso la prohibición de arrojar desechos nucleares a océanos internacionales.
Para Yeltsin, la cumbre tiene un beneficio político adicional. Una reunión de alto nivel con el presidente estadounidense Bill Clinton, quien permanecerá un día en Moscú luego de las conversaciones sobre desarme, contribuirá a mejorar su imagen a poco de las próximas elecciones presidenciales en Rusia.
Funcionarios de Moscú destacaron el beneficio que la cumbre reportará a la imagen internacional de Rusia, pero observadores independientes afirman que los líderes occidentales intentarán desprestigiar al Kremlin.
Warren Christopher, secretario de Estado de Estados Unidos, ya sugirió concentrar la atención sobre la amenaza que representan las numerosas armas nucleares y las añosas plantas atómicas de Rusia y otras repúblicas ex soviéticas.
"La insuficiencia de sitios seguros de almacenamiento de desechos nucleares de las plantas de Murmansk y Vladivostok representarán una amenaza para la vida humana en los próximos siglos", señaló Christopher esta semana.
Mientras, el gobierno de Noruega expresó su preocupación por la contaminación radiactiva en la península de Kola, donde se ubica la flota submarina nuclear del norte de Rusia.
La organización ecológica noruega Bellona proyecta publicar un informe sobre el deplorable estado de la seguridad nuclear en el área en la víspera de la cumbre, según trascendió. Bellona fue expulsada de Rusia en octubre de 1995, luego de la detención del capitán retirado ruso Alexander Nikitin por "revelar secretos de estado".
Se prevé que los participantes de la cumbre adoptarán un programa conjunto para combatir el tráfico ilegal de materiales nucleares.
La cooperación internacional nuclear en diversas áreas, incluida la ayuda occidental para la modernización de reactores rusos, la seguridad nuclear y la creación de nuevos sistemas de disposición de desechos serán los principales temas del discurso de Yeltsin.
En cuanto al combate al terrorismo nuclear y al comercio ilegal, Rusia pretende una extensión del tratado de no proliferación nuclear y un aumento de las funciones de control de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
En los últimos años, Rusia ha sido atacada en la prensa occidental por la laxitud de sus medidas de seguridad, que ha permitido el tráfico de uranio enriquecido y otros materiales radiactivos hacia fuera del país.
Varios analistas creen que el éxito de la cumbre, así como de cualquier acción adoptada por las potencias, dependerá de la disposición de Rusia a abrirse más al resto del mundo en sus propios asuntos nucleares.
La postura actual de Moscú indica que estaría dispuesto a hacerlo. Yeltsin anunció que el gobierno permitirá el ingreso de expertos extranjeros para evaluar la seguridad de plantas nucleares locales de primera generación, aunque el Ministerio de Energía sostiene que las centrales son seguras. (FIN/IPS/tra- en/ss/fn/ml/ip/96)