Una ola de xenofobia y racismo sacude a Francia y perjudica su imagen de "patria de los derechos del hombre", afirmó un informe presentado a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
La investigación sostuvo que Francia se enfrenta a una verdadera crisis de sociedad y de civilización, "con las secuelas de la colonización y de la cuestión del Islam", la segunda religión del país.
El informe, distribuido este jueves en Ginebra, fue elaborado por el relator especial de la ONU sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y de la intolerancia que llevan asociadas, Maurice Glele-Ahanhanzo, de Benín.
Con las "leyes candado", dictadas para controlar la inmigración, y las repatriaciones "con empleo de la fuerza armada", Francia "reniega de sí misma", observó el documento.
Glele-Ahanhanzo describió que Francia afronta problemas de integración de pobladores extranjeros y de franceses de origen extranjero residentes en los "suburbios difíciles" de las grandes ciudades.
Esos barrios periféricos -indicó- concentran a poblaciones de inmigrantes que parecen haber quedado al margen del proceso de evolución de la sociedad francesa.
Los suburbios reflejan las tensiones originadas en la crisis económica que tiene por corolario la exclusión social, una crisis de identidad nacional, problemas etnoculturales y prácticas discriminatorias, especialmente en el empleo y en la vivienda.
La ola de xenofobia que sacude actualmente a Francia se nutre de las posiciones y declaraciones que adoptan con fines electoralistas los políticos, tanto de izquierda como de derecha.
El informe presentado a la ONU precisó que no es sólo la derecha la que convierte a los extranjeros en chivos emisarios, en especial si son negros, árabes o musulmanes.
La xenofobia se alimenta actualmente en Francia de las "leyes Pasqua", dictadas por iniciativa de Charles Pasqua, ex ministro del Interior de gobiernos conservadores. "No habría que olvidar que esas son leyes de la República Francesa", apuntó.
Glele-Ahanhanzo realizó, en el segundo semestre de 1995, una visita a Francia motivada por la multiplicación, desde 1990, de incidentes racistas y xenófobos contra los inmigrantes y de actos de antisemitismo.
La inspección obedeció también a las denuncias recibidas en el Centro para los Derechos Humanos sobre maltratos inflingidos por agentes de la fuerza pública a detenidos originarios de los países del Maghreb, de Medio Oriente y de Africa.
El relator especial consignó que de la población total de Francia metropolitana, de 57,2 millones de habitantes, 6,3 por ciento (3,58 millones) son extranjeros.
También observó que la población extranjera se mantiene estable, lo que cuestiona las manifestaciones alarmistas "sobre la invasión de Francia por los extranjeros".
Los principales grupos de población foránea son portugueses (649.714), argelinos (614.207), marroquíes (572.652), italianos (252.759), españoles (216.047), tunecinos (206.336) y turcos (197.712).
Las autoridades francesas omitieron las cifras referidas a los extranjeros originarios de Africa negra, por lo cual el relator dedujo que constituyen una parte ínfima de la población extranjera.
El informante destacó que a pesar de esa escasa proporción, los originarios de Africa negra se encuentran entre las víctimas preferidas de la xenofobia y de la discriminación racial.
El documento agregó que la crisis económica y la crisis de identidad exacerban las reivindicaciones de predominio que los franceses nativos se arrogan con respecto a los franceses naturalizados y a los inmigrantes.
Por esa razón, advirtió Glele-Ahanhanzo, las alusiones al tema de la preferencia nacional, con su contenido xenófobo y racista, aparecen en los discursos políticos.
También se registra un aumento de los incidentes ansisemitas, como profanación de cementerios, leyendas murales y difusión de publicaciones, que reflejan la expansión del antisemitismo, señaló la investigación.
Pero el documento reconoció que las autoridades francesas toman medidas ante el fenómeno y se esfuerzan por vigorizar la legislación antiracista para revertir la tendencia.
Por otra parte, se adoptaron disposiciones en los campos económico y social para favorecer la integración progresiva de los inmigrantes.
El informe precisa que los inmigrantes más afectados por la discriminación son los originarios de Argelia y de otros países del Maghreb (Marruecos y Túnez) y de Africa negra. Les siguen los inmigrantes turcos y a continuación los del sudeste asiático. (FIN/IPS/pc/dg/pr-hd/96)