La urgente necesidad de sanear el río Almendares, la principal arteria fluvial de esta capital, y la falta de recursos financieros para su salvación es por estos días mucho más que un dilema para autoridades, expertos y ambientalistas en Cuba.
Para rescatarlo sería necesario reconvertir las industrias cercanas, abrir instalaciones de tratamiento de residuos, sembrar plantas tropicales que mejoren la calidad del agua e introducir la educación ambiental a nivel comunitario.
Sin embargo, en el caso de río Almendares todas las propuestas, desde las económicas hasta las educativas, tropiezan con el infranqueable muro de los financiamientos.
Unos 20 millones de dólares serían necesarios para su rehabilitación y, en medio de la peor crisis económica de los últimos 30 años, el gobierno del país caribeño no está en condiciones de aportar los recursos.
"El río se muere", alertó el arquitecto José Fornés durante la mesa redonda internacional "Río Almendares S.O.S." que sesionó en La Habana, la segunda semana de abril, por iniciativa de la no gubernamental Fundación de la Naturaleza y el Hombre.
Presidida por el geógrafo cubano Antonio Núñez Jiménez, la Fundación decidió centrar sus esfuerzos en la arteria fluvial capitalina tras emprender una campaña similar por la descontaminación de la Bahía de La Habana en 1994.
El río Almendares, que divide la capital cubana en dos, languidece ante la indiferencia casi unánime de quienes viven en sus márgenes, los residuos domésticos e industriales, y los incipientes intentos gubernamentales por rescatarlo.
Descrito por el escritor Antonio Bachiller y Morales en 1841 como "un azulado río que tan pronto se desliza en una lámina de cristal", el Almendares es hoy una gran cloaca, pestilente y altamente contaminada de 350 kilómetros cuadrados.
"Un río enmierdado", sentenció Núñez Jiménez, protagonista principal de una excursión de tres días que a principios de marzo recorrió por primera vez el río desde su desembocadura hasta su nacimiento.
Según los expertos, la alta concentración de sosa caústica, dióxido de titanio, ácido sulfúrico, detergente, materiales de construcción y aguas albañales imposibilitan cualquier acción natural de autodepuración.
Entre las causas fundamentales de la contaminanción se encuentran la ubicación en la zona de varias industrias -unas 25 sólo en el curso bajo- que en su mayoría fueron construídas en la primera mitad del siglo y no poseen plantas de tratamiento de residuales.
Al reclamo de la alcaldía de La Habana para salvar el Almendares, el Ministerio de la Industria Básica respondió con el anuncio de que, para fines de este año, eliminará el vertido de carga contaminante desde una de sus papeleras.
Pero no todos responden igual. De acuerdo con ambientalistas locales se incumplen las leyes de protección del entorno y hasta el momento, aunque se impongan multas, no se ha cerrado ni una fábrica por los daños que ocasiona.
Según el Papel Periódico de La Habana, primera publicación periódica en Cuba, aparecida en 1791, una fuerte tormenta azotó la zona, destruyó casas e industrias, derribó un muelle y marcó el inicio del cambio de curso del río.
A la acción de la naturaleza se sumó la mano del hombre que con el paso de los años despobló de árboles la zona para garantizar el desarrollo agrícola y ganadero, y creó 17 presas y embalses en sus afluentes.
Un estudio hidrológico realizado por un equipo de expertos asegura que el 80 por ciento de la contaminación tiene un origen doméstico y sólo en el área del cauce bajo la red fluvial recibe unos 200 litros de aguas albañales por segundo.
La solución para evitar la fuga de residuos domésticos a las aguas sería la conclusión de las redes de alcantarillado, previstas en el plan de desarrollo de la ciudad pero aplazadas por la crisis económica.
La Habana, con 2.185.000 habitantes, se sirve de un alcantarillado construído a principios del siglo pasado y cuya capacidad fue concebida para una ciudad de 600.000 personas.
Con 63 kilómetros de su cuenca urbanizados, el río Almendares concentra en sus orillas a unas 7.000 personas que viven en forma ilegal en barrios considerados insalubres por las autoridades locales.
"La población podría colaborar en la reforestación de las márgenes. La educación ambiental ayudaría a comprender el porqué de la necesidad de liberar espacios hoy habitados", dijo Julio Reyes, director del Parque Metropolitano de La Habana.
Sin embargo, para lograr la participación de los habitantes de la zona los sociólogos tendrán que hacer un amplio trabajo comunitario, de forma tal que el saneamiento del río se vea como un beneficio colectivo y no como una carga más en el conjunto de agonías cotidianas.
Carmelina González no puede imaginarse que durante más de 200 años "esa cosa apestosa" que pasa por el fondo de su casa abasteció de agua potable a toda La Habana y, mucho menos, que aún hoy, en algunas zonas aisladas, el río corre limpio.
"Cuando vine para acá no me gustaba echar la basura al río, pero ahora ya me acostumbré. No me voy a quedar con ella dentro de la casa", dice la mujer de 47 años, que vive en una improvisada vivienda de madera en uno de los barrios insalubres.
Estadísticas de la Dirección Provincial de la Vivienda aseguran que en 1989 existían en La Habana 196 barrios insalubres, caracterizados por la ocupación ilegal, las viviendas en franco deterioro y la ausencia de servicios de electricidad, acueducto y alcantarillado.
Al menos Carmelina conoce el nombre del río. Otros ni siquiera identifican el cauce con el amplio Almendares que atraviesa la ciudad por una de sus calles más céntricas y baña las orillas del bosque de La Habana o "el pulmón de la ciudad".
"Cualquier solución, ya sea de tratamiento de las aguas o de educación ambiental requiere de recursos hoy no disponibles, pero tenemos proyectos que albergan la esperanza de salvar el río", dijo Ildelisa Valle, especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Una de las posibles vías de obtención de recursos podría ser el desarrollo del proyecto ecológico social Parque Metropolitano de La Habana, un viejo sueño que viene desde los planes de fomento de la ciudad trazados en la década del 20.
No se descartan proyectos internacionales como el presentado por la asociación italiana Legambiente, que pretende presentar una propuesta de cooperación ante la Unión Europea.
La mesa redonda "Río Almendares S.O.S." propuso desarrollar las ideas sobre la base de la autosustentabilidad, la participación de la población y la realización del proyecto de canalización del río y de la planta de depuración de las aguas residuales.
"Hay que entender que el río es de todos y la responsabilidad también", afirmó Núñez Jiménez, quien a su vez alertó sobre la reanudación de la producción de algunas fábricas paralizadas por la crisis y el posible daño que podrían ocasionar al medio ambiente. (FIN/IPS/da/ag/en/96)