La dirección nacional de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) de Cuba quedó perpleja con la noticia: ocho de sus organizaciones de base fueron multadas por atentar contra el ornato público y la belleza de esta ciudad.
Aunque la propaganda política oficial no paga impuestos en Cuba, la medida demuestra que las autoridades están dispuestas a lanzar una cruzada contra todas las formas de comunicación que dañen el entorno.
Instituídos a nivel de barrio, los CDR surgieron a principios de la década del 60 como una organización de masas destinada a defender las calles y los objetivos económicos de las fuerzas contrarias a la Revolución de 1959.
Con los "Comités" llegaron también los murales. Desde entonces no hay organización a nivel de barrio que se respete que no tenga un pedazo de tabla con recortes de periódicos, consignas revolucionarias muchas veces mal escritas y consejos de salud.
"Hasta febrero de este año se habían eliminado más de 2.500 carteles en La Habana por tener faltas de ortografía, encontrarse en mal estado o no estar autorizados", dijo Roberto Alvarez, jefe de la Comisión para el Control de la Propaganda y la Publicidad de La Habana.
Ahora, a la dirección nacional de los CDR no le quedó más remedio que aceptar que ocho de sus organizaciones en La Habana Vieja pagaran a la Comisión 80 pesos cada una por "afear" una zona declarada Patrimonio Histórico de la Humanidad por UNESCO.
"Es verdad que son feos, pero no tanto como para una multa", comentó Aurora Pérez, una antigua colaboradora de los CDR que vio en la medida una forma más de las autoridades de "sacar dinero de la circulación a toda costa".
El peso cubano se cotiza al mismo valor que el dólar en el mercado oficial, pero en las casas de cambio de La Habana la moneda estadounidense se se compra a 21 pesos y se vende a 25.
Para el sistema socialista cubano que en los últimos 37 años asumió la publicidad como un "rezago del capitalismo", el avasallador regreso de los anuncios aparece como una consecuencia lógica de la apertura de la economía a la inversión extranjera y del aumento de los espacios permitidos al autoempleo.
En las calles y carreteras de Cuba conviven hoy los grandes anuncios de las empresas de capital mixto y todo tipo de aviso de servicios de carácter privado, desde peluquerías hasta restauranes de comida criolla, italiana o árabe.
El gobierno, rendido ante estas realidades y obviando algunos puritanismos ideológicos, decidió arreciar el control sobre esas manifestaciones comerciales y, al mismo tiempo, no dejar escapar tan importante fuente de ingresos.
Los tributarios del nuevo impuesto serán los trabajadores privados y las empresas que coloquen placas, afiches, carteles, rótulos, vallas o letreros luminosos para atraer la atención hacia los productos o servicios que ofrecen.
La Resolución número 10 de 1996, del Ministerio de Finanzas y Precios, dispone que la cuantía de la tasa será por cada metro cuadrado que ocupen, el lugar donde se sitúe y por cada mes que lo autorice la Dirección de Arquitectura y Urbanismo o la de Planificación Física del territorio.
Con la nueva medida el gobierno grava algo con lo que había coqueteado desde hace algún tiempo: los soportes publicitarios en eventos comerciales, culturales y deportivos.
Los cubanos pagarán por los anuncios de 15 a 40 pesos mensuales y las firmas extranjeras accederán a estadios, recintos feriales y culturales, si están dispuestas a pagar 10 dólares por metro cuadrado durante los 10 primeros días.
La tasa por radicación de anuncios y propaganda comercial, vigente desde el día 1, forma parte de una política oficial destinada a eliminar el exceso de liquidez monetaria en manos de la población.
Según un informe presentado el 23 de marzo al pleno del Comité Central del Partido Comunista por el vicepresidente de Cuba, Carlos Lage, en los dos primeros meses de este año el circulante se redujo en 88 millones de pesos.
Las políticas recaudatorias lograron disminuir la masa monetaria en 2.645 millones de pesos en dos años y bajar el dólar en el mercado informal de 140 pesos en agosto de 1994 a 21 en marzo.
El paquete de medidas para el saneamiento de las finanzas internas forman parte de un proceso más amplio de transformaciones económicas que incluyen la reestructuración del empleo y de las formas de propiedad, la reforma empresarial y la apertura al capital extranjero.
Tras el alza de los precios, la aparición de nuevas tasas y tarifas, y la eliminación de algunas prestaciones gratuitas, el gobierno decidió centrar su ofensiva tributaria de este año en los sectores que concentran la mayoría de los ingresos.
"Es lógico que mientras menos dinero quede será más difícil recaudarlo", reconoció Lage y advirtió que los impuestos mínimos tendrán que elevarse en relación con los ingresos de los 208.500 cubanos que trabajan por cuenta propia en más de 160 oficios.
Al parecer, el impuesto por la radicación de anuncios inquieta, sobre todo, a quienes para sobrevivir apuestan por el negocio individual y no poseen el capital necesario que les abra las puertas a una publicidad impactante.
Los trabajadores privados con mayor poder económico acuden hoy a los especialistas egresados de las escuelas de diseño y dibujo del país, pero no todos pueden seguir ese camino debido al elevado costo del servicio.
Milagros García, de 56 años, dueña de un puesto de fiambres, prefirió quitar el cartel que anunciaba su oferta y ganarse a los clientes con su buen servicio y la calidad de los alimentos que ella misma prepara.
Jubilada de una fábrica textil, cuenta cada noche sus ahorros desde que las autoridades incrementaron la cuota mínima para los negocios privados en La Habana y decidieron aplicar el impuesto a los ingresos personales.
Ella se resiste a terminar como su vecino José. No quiere ser uno de los más de 5.700 trabajadores por cuenta propia que sólo en febrero rompieron el récord de devoluciones de sus licencias en la capital cubana.
Aunque no pocos cubanos consideran "un abuso" sus crecientes aportes al fisco, fuentes oficiales aseguran que las contribuciones, las tasas y los impuestos representarán sólo 3,9 por ciento de los ingresos al presupuesto estatal en este año.
Según informes de la Oficina Nacional de Administración Tributaria, por concepto de radicación de vallas publicitarias ingresaron al fisco el año pasado cerca de 170.000 dólares y 160.000 pesos.
Aleixa Tarandón, directora de la Oficina Nacional de Administración Tributaria, asegura que muchos contribuyentes desconocen que el pago de la tasa no implica la legalización del anuncio por las direcciones de Arquitectura y Planificación Física.
"Desde multas hasta el retiro de las licencias son las medidas previstas para quienes desean promocionarse y antes de ubicar sus mensajes no presenten a las autoridades de la ciudad su diseño de la publicidad", dijo Roberto Alvarez, jefe de la comisión encargada de controlar estos casos. (FIN/IPS/da/ag/ip-if/96)