"Prepárate pa' lo que viene". El estribillo de una famosa canción salsera se ha convertido en la frase de moda en medios intelectuales de Cuba ante el posible fin del incipiente proceso de apertura interna.
Como era de esperar, los intentos estadounidenses de endurecer aún más el bloqueo contra el país caribeño condujo casi de inmediato a la decisión de La Habana de "ajustar" las tuercas internas "flojas o medio flojas".
"Los intelectuales siempre pagan los platos rotos", dijo a IPS un escritor, miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), que publica sus obras fuera de la isla pero nunca ha pensado optar por el exilio.
Paradójicamente, los profesionales y técnicos sólo aportan 13 por ciento de la emigración cubana mientras que los obreros y los trabajadores superan 50 por ciento, según cálculos especializados de 1993.
"Vienen tiempos difíciles", opinó una investigadora de un centro de estudios políticos que ve cerrarse todas las puertas que le permitían participar en conferencias fuera de Cuba, publicar en el extranjero y ganar así algunos dólares.
La académica, que como tantas otras personas por estos días se negó a dar su nombre, quiere trabajar y vivir en la isla, decir lo que piensa e insertarse en una economía donde hoy su salario no tiene un valor real a la hora de satisfacer algunas necesidades básicas.
Fuentes oficiales cubanas reconocen los efectos negativos de la circulación paralela del dólar y el peso en un país donde sólo el 40 por ciento de la población tiene en alguna medida acceso a la divisa estadounidense, el cambio informal se mantiene a 21 pesos por dólar y el salario medio es de 200 pesos.
Académicos, escritores, artistas y profesionales de las más diversas ramas viven en "estado de alerta" desde la aparición, el 27 de marzo, de un informe del Buró Político del Partido Comunista que llama a combinar la línea económica aperturista con la firmeza ideológica.
La alarma sonó a un mes del derribo por fuerzas aéreas cubanas de dos avionetas de la organización de exiliados de Miami "Hermanos al Rescate" que condujo a la aprobación por el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, de la ley Helms-Burton para endurecer el bloqueo a la isla.
Presentado por el segundo secretario del Partido Comunista, el general Raúl Castro, el documento intenta describir el "cuadro social" de Cuba y reclama una "batalla campal" contra la corrupción, la delincuencia y el enriquecimiento ilícito.
Cuando todavía está por solucionarse el último conflicto entre Cuba y Estados Unidos, el Buró Político coloca en la mira a aquellos sectores "blandos" de la sociedad, que se dejan influenciar, engañar o manejar por el enemigo.
La ofensiva la emprende contra las publicaciones que entregan espacio a cambio de financiamiento externo, académicos que abandonan sus principios clasistas por viajar al extranjero o publicar libros, y a funcionarios que generan actividades de relaciones exteriores "por la libre".
"No nos sentimos aludidos. Nosotros no hemos vendido ningún espacio", dijo a IPS un colaborador de Contracorriente, una publicación que desde el año pasado intenta ser "la revista cubana de pensamiento".
Economistas de varios centros de investigación y estudiosos de la Universidad de La Habana aseguran que, hasta el momento, no creen que el informe del Partido Comunista llegue a afectarlos de forma directa.
Sin embargo, observadores locales piensan que las repercusiones de "la batalla ideológica" podrían frenar una serie de convenios de colaboración establecidos entre entidades cubanas y centros de estudios estadounidenses.
"Lo peor que puede suceder es que a los intentos de aislar a Cuba se responda con el autoaislamiento", dijo un investigador de la Universidad de La Habana.
Al mismo tiempo, los rumores callejeros aseguran que la revista Temas, una publicación trimestral del Ministerio de Cultura, desapareció de algunos puntos de venta en la capital.
Temas, revista teórica sobre cultura, ideología y sociedad que dejó de circular a raíz del inicio de la crisis económica en 1990, reapareció en 1995 y abrió las páginas de su segundo número a estudios sobre Cuba de académicos estadounidenses, canadienses y cubanos residentes en Estados Unidos.
Las miradas parecen posarse en Temas y en el Centro de Estudios de América, un organismo adjunto al Comité Central del Partido Comunista que fue mencionada en forma explícita en el informe partidista.
Los especialistas del Centro habrían ido más allá de su competencia al dedicarse a estudiar el caso cubano, publicar libros y dar conferencias en el extranjero con una posición que no siempre coincidente con la de la institución que representan.
En un llamado a analizar las actividades del Centro de Estudios de América, y de todos los centros de estudio, el Partido Comunista insistió en la necesidad de saber distinguir a los investigadores que pueden pensar de un modo diferente al vigente, pero desde las posiciones del socialismo.
En un intento de autodefensa, el gobierno del presidente Fidel Castro no está dispuesto a permitir ningún proceso transparencia informativa que pueda acercarse a lo que fue la "glastnost" en la antigua Unión Soviética.
Expertos locales alertaron que cualquier endurecimiento del bloqueo económico contra Cuba provocaría entre sus primeras consecuencias una especie de "atrincheramiento" interno para evitar sus posibles efectos desestabilizadores.
Los pronósticos contemplaron que con los primeros signos de recuperación económica tras cinco años de crisis, las autoridades cubanas tratarían de fortalecer las posiciones del socialismo una vez demostrada la posibilidad de salir adelante con un modelo nacional.
"Se viven tiempos difíciles para el país y hay cosas que no pueden permitirse", dijo una periodista del semanario Juventud Rebelde, órgano oficial de la Unión de Jóvenes Comunistas, que aseguró que el informe del Buró Político da luz verde a la prensa para el tratamiento de temas escabrosos de la realidad cubana.
Según algunos dirigentes, a partir de ahora comenzarán a aparecer en la prensa oficial informes sistemáticos sobre la prostitución, la delincuencia, el enriquecimiento desmedido y la corrupción, fenómenos que pertenecen a las zonas de silencio del periodismo cubano.
Sin embargo, periodistas de esos mismos órganos temen que la apertura sea sólo coyuntural y que, como en otros momentos en el pasado, todo quede en una campaña inicial o en un proceso bien controlado que responda a los intereses directos de la política del Partido Comunista.
Lo que para unos fue una legítima defensa del Estado cubano, para otros es una verdadera amenaza por las interpretaciones esquemáticas que la burocracia intermedia suele hacer de las políticas.
"En épocas de crisis los criterios se polarizan, desaparecen los matices y los grises: todo se ve en blanco y negro. Así ocurrió en 1971 y comienza a ocurrir ahora", advirtió a comienzos de esta década el escritor Eduardo Eras León.
"Dentro de la Revolución todo, contra la Revolución nada", la famosa frase de Castro devenida principio de la cultura cubana durante varias décadas podría adquirir desde ahora nuevos bríos.
"El gran problema nuestro (de los cubanos) es que una hormiga se nos convierte en un mamut en un minuto", comentó a fines de 1993 Abel Prieto, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artitas de Cuba y miembro del Buró Político del Partido Comunista.
El temor de muchos creadores tiene sus raíces a fines de la década del 60, cuando una dura confrontación ideológica condujo al cierre de grupos teatrales y el silencio editorial de no muchos escritores, además de una serie de abusos administrativos contra los intelectuales.
Sin embargo, aunque la primera reacción al informe del Buró Político sea "no opinar", al menos en público, dos trovadores consultados coincidieron en que "la historia no puede repetirse".
"La economía no puede ir por un lado y el pensamiento por el otro. Si la economía cubana sigue su proceso de apertura externa y de reformas internas, la apertura seguirá su curso en los círculos intelectuales", dijo un escritor que no depende de un salario del Estado para vivir. (FIN/IPS/da/ag/ip/96)