El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en Brasil pasó a una acción más política, en búsqueda de apoyo urbano e influencia en el poder central, con la demostración de fuerza realizada el miércoles en las capitales de los estados.
Las marchas sobre las ciudades movilizaron cerca de 10.000 militantes del movimiento, a los que se sumó en las manifestaciones callejeras un número similar de trabajadores, estudiantes, desempleados y "sin techo".
El objetivo es "llevar el debate de la cuestión agraria a las ciudades", mostrar que sin la reforma agraria no hay solución para los explosivos y crecientes problemas urbanos, explicó Gilmar Mauro, uno de los dirigentes del MST que coordinaron la marcha de 3.000 personas en Sao Paulo.
En el año pasado, por lo menos 100.000 familias dejaron el campo para engrosar las periferias miserables de las ciudades, estimó Mauro, apuntando los asentamientos rurales como forma de fortalecer la economía del interior y neutralizar la presión sobre las metrópolis.
Hubo cambios en la estrategia del MST, que coordina campamentos en que viven más de 30.000 familias de sin tierra, dispersas por 22 de los 27 estados brasilenos, y mantiene vínculos estrechos con las cerca de 150.000 familias asentadas en el país desde la década pasada.
La denominación "Marcha por la Reforma Agraria y contra el Desempleo" indica la nueva orientación, que consite en la búsqueda del fortalecimiento político del movimiento junto a la opinión pública urbana, basándose menos en las ocupaciones de predios rurales que pueden llevar a confrontaciones.
El MST vive un período de innovaciones, según Jose Rainha Junior, lider de los sin tierra de Pontal de Paranapanema, una región de conflictos a 600 kilómetros de Sao Paulo, quien tuvo la justicia ordenó su prisión dos veces desde octubre y vivió algún tiempo clandestino para evitar el encarcelamiento.
Para una acción política más directa, el MST cuenta con un blanco, el ministro de Agricultura, Jose Andrade Vieira, un banquero y hacendado al que los sin tierra piden la renuncia por considerarlo enemigo de la reforma agraria.
El MST reclama también que el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) deje de ser un órgano del Ministerio de Agricultura, pasando a depender directamente del presidente Fernando Henrique Cardoso.
El actual gobierno, que fijó como meta la distribución de tierra a 280.000 familias en cuatro años, redujo su voluntad política en esa área con la renuncia hace seis meses a la presidencia del Incra de Francisco Graziano, defensor de la reforma agraria.
Allegado a Cardoso, Graziano contaba con poder para contrarrestar la influencia de Andrade Vieira, dueño del Bamerindus, uno de los mayores bancos del país, quien asumió el Ministerio de Agricultura por iniciativas de la coalicion que respalda al gobierno.
La incapacidad del Incra de promover la reforma agraria es permanentemente denunciada por los sin tierra y continuó siendo el blanco de las manifestaciones campesinas que prosiguieron este miércoles en varias capitales estaduales.
En Sao Paulo, 800 campesinos mantienen la ocupación de la sede local del Incra. En Curitiba, en el sur del país, y en Belo Horizonte, en el centro, centenares de sin tierra se concentraron también delante de las oficinas del instituto y decidieron seguir acampados en las ciudades.
La ocupación en Sao Paulo seguirá hasta que las autoridades expropien tierras para asentar unas 1.500 familias y liberen recursos de emergencia para campesinos ya asentados pero sin condiciones de sembrar, aseguró Rainha Junior.
El apoyo urbano es vital para la reforma agraria, ya que la población rural es hoy minoritaria y tiene poco peso político, reconoció Neuri Rosseto, coordinador de comunicacion del MST.
Ese respaldo es viable porque los problemas urbanos y rurales están vinculados, el desempleo se agrava en las ciudades y la ampliación de la agricultura familiar abre perspectivas para sectores marginados y abarata el costo de alimentos, concluyó Rosseto. (FIN/IPS/mo/ag/ip/96)