La rebelión de 40 presos del penal de Aparecida de Goiana, en el centro-oeste de Brasil, produjo un nuevo héroe nacional, un delincuente de 22 años condenado por asaltos, ahora con dos fugas espectaculares en su curriculum.
Bien educado, atrevido y burlón, Leonardo Pareja revela un carisma que supera la condena moral. Su actuación como jefe negociador de los presos amotinados fue decisiva para evitar una tragedia, coincidieron en señalar los jueces, abogados y policías que fueron sus rehenes.
"Si no fuera por Pareja, no habríamos salido vivos de la rebelión", admitió el secretario de Seguridad Pública del estado de Goiás, Antonio Lorenzo Filho.
"El nos ha salvado, sin él hubiera sido una tragegia", recalcó.
"Estoy vivo gracias a Dios y también a Pareja", corroboró Nicola Limongi, director del Centro Penitenciario Agroindustrial de Goiás (Cepaigo), donde tuvo lugar el motín que duró 151 horas y concluyó la noche del martes, con la fuga de 43 presos acompañados de seis rehenes.
Limongi, coronel retirado de la Policía Militar, es odiado por los presos, acusado de promover torturas y permitir la corrupción dentro del presidio. Considerado el mayor responsable del motín, fue sustituído en el cargo, al concluir el episodio.
Homero Sabino de Freitas, máxima autoridad judicial de Goiás y uno de los rehenes llevados en la fuga, hizo que su hijo, Aldo Guilherme de Freitas, un estudiante de Derecho de 23 años también en manos de los presos, saliera en el grupo de fugados liderado por Pareja.
"Le entregué a mi hijo porque sabía que así estaría a salvo", explicó el juez luego de su liberación por la policía cerca de Brasilia, 200 kilométros al este del presidio.
Dos días después de la fuga de los 43 amotinados, más de la mitad ya fueron recapturados, con un muerto. Pareja se entregó, tras una rocambolesca fuga hacia el norte, con el estudiante y otros cuatro fugitivos.
Pero el motín y las denuncias de Pareja sobre la violencia e injusticias en las cárceles, lograron más que años de luchas de las organizaciones no gubernamentales (ONG) contra violaciones de los derechos humanos de los presos.
El presidente del Supremo Tribunal Federal, Sepúlveda Pertence, calificó el episodio como una lección sobre la necesidad de reformar profundamente el sistema carcelario y la legislación penal brasileña.
Es "un sistema totalmente fallido y sin remedio", que "viola sistemáticamente los derechos humanos", con la sociedad inhibiéndose ante las torturas porque sus víctimas provienen de la población marginada, evaluó el magistrado.
Sabino de Freitas reveló que los amotinados consideraban indispensable que él saliera vivo, para combatir la tortura en las cárceles y aseguró que ahora será una de sus tareas prioritarias.
Durante la fuga de seis horas y poco más de 400 kilómetros, en la noche del miércoles, Pareja pudo repetir sus hazañas burlescas y comprobar su carisma.
Estuvo paseando durante dos horas con sus cuatro compañeros y el rehén en Goiania, la capital de Goiás, a 30 kilómetros del presidio. Fue reconocido y aplaudido, unas muchachas lo besaron, le pidieron autógrafos y que las dejaran acompañarlos.
En un bar compró bebidas y pagó otras para los presentes, llevó a sus compañeros de fuga a visitar a sus familias, antes de dejarlos a salvo en medio del camino. Además, consolidó la profunda admiración del estudiante rehén.
"El nos salvo, es un bandido soñador a la moda antigua, a quien le gusta la emoción y cree que todo es como en las películas", dijo Aldo de Freitas, al volver a su casa.
Durante el viaje, Pareja le entregó al estudiante su arma y el chaleco antibalas, un hecho que revela la confianza establecida entre ambos, y sólo volvió a tomar el revolver para negociar su rendición, tras exigir la presencia de un juez.
Hijo de un empresario de Goiás, Pareja tuvo una excelente educación en la infancia, con clases de lenguas y piano. En la adolescencia, tras la quiebra del padre, empezó a cometer asaltos, fue preso, escapó varias veces y el ano pasado humilló la policía antes de entregarse.
Antes de esta última fuga, dijo en entrevista a la prensa que volvería a la cárcel, tras servir de "salvoconducto" a los rehenes y presos, y luego aseguró haberse entregado "después de cumplida la misión".
Condenado a nueve años de prisión, pero respondiendo también a otros procesos, ya se puede incluir en la galería de los mitos de la delincuencia brasileña.
Probablemente sea tema de una película y siga acaparando la atención, en un país carente de héroes desde la muerte, hace dos años, del campeón de automovilismo Ayrton Senna. (FIN/IPS/mo/ag/ip/96)