La rebelión de 30 presos en Aparecida de Goiania, a unos 230 kilómetros de la capital de Brasil, entró hoy en su sexto día y se convirtió en la más prolongada de la historia del país.
La compleja y lenta negociación entre los amotinados y las autoridades locales no permiten vislumbrar una salida rápida al conflicto.
La comisión negociadora, integrada por jefes policiales y abogados, rechazó la exigencia de nueve ametralladoras, nueve pistolas automáticas, municiones y chalecos antibalas formulada por los detenidos, generando el mayor obstáculo a un acuerdo.
Los rebeldes -que mantienen 18 rehenes, tras haber liberado a siete en los dos últimos días- pretenden además siete automóviles veloces y 30.000 reales (unos 30.300 dólares) para poder fugar. Ya obtuvieron unos 20.000 reales, seis revólveres y la promesa de que no serán sometidos a una persecución policial inmediata.
La comisión aceptó también que en su huída los amotinados lleven a siete rehenes, uno en cada vehículo pero consideró "exagerada" la exigencia de armas más pesadas.
Mientras tanto, en Argentina, detenidos de varios centros de reclusión de la provincia de Buenos Aires, donde se concentra 41 por ciento de la población carcelaria de ese país, se rebelaron desde el sábado.
Los presos argentinos mantienen en su poder a 27 rehenes, entre ellos una jueza. En el penal de Sierra Chica, el motín habría causado la muerte de cuatro detenidos como consecuencia de enfrentamientos entre los propios presos.
En uno como en otro país la superpoblación carcelaria figura entre las causas principales de la rebelión.
En Aparecida de Goiania el motín comenzó en la mañana del jueves e involucró en un principio a entre 50 y 100 de los 782 presos del Centro Penitenciario Agroindustrial de Goias (Cepaigo). Luego los amotinados se redujeron a 30.
Cerca de 480 presos que no participan en la rebelión tuvieron que ser transferidos al sector femenino y luego a un estadio de fútbol, bajo control del Ejército. En la confusión de los traslados, algunos lograron fugarse, pero se desconoce su número exacto.
El vocero de la comisión negociadora, el abogado Eli Alves Forte, aseguró que los efectivos policiales no invadirán la cárcel. "Sería un desastre que hay que evitar a toda costa", afirmó, indicando que no existe plazo alguno para la conclusión de las negociaciones.
En 1992, la policía de Sao Paulo mató a 111 presos con el pretexto de sofocar una rebelión en una cárcel.
El motín más prolongado en un centro de detención de Brasil tuvo lugar en junio de 1995, cuando los casi 700 presos de la Penitenciaría 1, de Tremembe, a 135 kilómetros de Sao Paulo, se rebelaron durante 132 horas. El amotinamiento se produjo sin rehenes ni víctimas.
En el mismo mes, en la vecina ciudad de Hortolandia, la policia había invadido otra cárcel, provocando la muerte de tres presos y tres rehenes.
El director del Departamento Penitenciario Nacional, Paulo Tonet, llegó este martes a Aparecida de Goiania para sumarse a la comisión negociadora.
Tonet manifestó su preocupación de que la fuga de los amotinados no provoque una ola de hechos similares en otras cárceles, lo cual permite prever un endurecimiento de las autoridades en la negociación.
Unos 130.000 detenidos se hacinan en las cárceles de Brasil, previstas para albergar a menos de 60.000 personas. La superpoblación de las prisiones es la principal causa de los motines. (FIN/IPS/mo/dg/ip-pr/96)