El líder serbobosnio Radovan Karadzic y su jefe militar, general Ratko Mladic, no irán de buen grado ante el Tribunal Internacional de Crímenes de Guerra de La Haya, pese a la clara intención occidental de utilizar el arma de la ayuda económica para obtener que sean juzgados.
En la conferencia de 55 países clausurada el sábado pasado en Bruselas, en la que se concertó un plan internacional de asistencia a la recuperación de Bosnia-Herzegovina, los reunidos comprometieron un nuevo paquete de ayuda por 1.200 millones de dólares, que se agrega a los 800 millones ofrecidos en diciembre.
No obstante, las naciones advirtieron que muy poco de esa cantidad podrá beneficiar a los serbios de Bosnia mientras los dos jefes serbobosnios permanezcan en el poder en la entidad serbia cuya existencia es reconocida por los tratados de paz.
El vicesecretario del Tesoro de Estados Unidos, Lawrence Summers, declaró al término de la conferencia que ni un centavo de la ayuda estadounidense irá a los serbios bosnios mientras éstos no entreguen a Karadzic y Mladic.
A pesar de que el presidente de la vecina República de Serbia, Slobodan Milosevic, patrón político y militar de los serbios de Bosnia, ha dado la espalda a Karadzic, lo mismo que algunos miembro de su propio gobierno, Karadzic está lejos de abandonar la lucha.
El líder serbobosnio movió los hilos para asegurarse de que sus gobernantes boicotearan la conferencia de Bruselas, y forzó al primer ministro Rajko Kasagic a no concurrir.
"El hecho de que el señor Karadzic y el señor Mladic continúen aferrándose a sus cargos públicos resulta especialmente provocativo y no puede ser tolerado por mucho tiempo", dijo Carl Bildt, ex primer ministro sueco y alto representante internacional para asuntos civiles del proceso de posguerra.
Los pactos de paz firmados en diciembre estipulan que los acusados de crímenes de guerra serán proscriptos de la actividad y los cargos políticos, y deberán ser entregados al Tribunal creado por la Organización de las Naciones Unidas.
La falta de cumplimiento de estas estipulaciones puede dar lugar a la suspensión de la ayuda a cualquiera de las partes.
Kasagic ha observado una actitud cooperadora en los últimos meses, siendo ampliamente considerado como probable sucesor de Karadzic al frente de la República Serbia de Bosnia, que forma parte del nuevo Estado concebido en los acuerdos de paz junto a la Federación musulmano-croata.
Karadzic es visto como el único obstáculo real para que los serbios de Bosnia tengan su parte de la ayuda internacional. El diario de Belgrado Nasa Borba bromeó al decir que Bildt ha ofrecido pagar el pasaje del líder serbio a La Haya, como contribución personal a la recuperación de Bosnia-Herzegovina.
Los esfuerzos de Karadzic en sus contactos con la comunidad internacional han impulsado una crisis política en la República Serbia de Bosnia, que puede beneficiarle. Podría incluso lograr que se pospongan las elecciones previstas para este verano europeo, en las que probablemente quedaría fuera del poder.
Alrededor de 70 por ciento del dinero prometido en Bruselas se canalizará por asignaciones bilaterales, especialmente para proyectos específicos, permitiéndose que las naciones escojan los proyectos que desean financiar.
El Banco Mundial se ha fijado una meta de 5.100 millones de dólares de ayuda, que será desembolsada en los próximos cuatro años. (FIN/IPS/tra-en/bm/ao/mom/rj/arl/ip/96)