El otora poderoso movimiento sindical boliviano cosechó este fin de semana una nueva derrota frente al gobierno al aceptar el fin del conflicto que paralizó por un mes las actividades educativas y de otros sectores a cambio de casi nada en su demanda de mejores condiciones salariales.
Atrás quedaron 30 días de huelga general, la huelga de hambre que en determinado momento cumplían más de 700 trabajadores, las movilizaciones callejeras, el ambiente de convulsión, la represión policial y los gases lacrimógenos, y este lunes el país volvió a la calma.
Debilitada por el cansancio de las movilizaciones y la negociación sectorial de algunos de sus sindicatos afiliados, la Central Obrera Boliviana (COB) firmó un acuerdo con el gobierno en el que aceptó un incremento salarial de 13 por ciento para el magisterio y de nueve para el sector público.
Además, el salario básico fue fijado en unos 44 dólares, cuatro más que el