La opción individual tomada por Estonia en política exterior, al adelantarse a buscar su ingreso a la Unión Europea (UE) en solitario, provocó recriminaciones por parte de Letonia y Lituania, y una serie de reuniones de emergencia para reencauzar la unidad de las repúblicas bálticas.
No hace mucho tiempo, en la atmósfera positiva que envolvió a los pequeños estados del mar Báltico tras la caída del Muro de Berlín, estas naciones creyeron que superarían su vulnerabilidad forjando un bloque unido de estrategia y protección.
En medio de la actual desunión, se reunieron a mediados de este mes legisladores de los tres países bajo los auspicios de la Asamblea Báltica interparlamentaria, siguiéndoles de inmediato los primeros ministros y los gabinetes completos, para después congregarse todos en una sesión especial del Consejo Báltico.
El enojo de Riga y Vilnius se produjo en las últimas semanas, cuando altos representantes del gobierno de Estonia declararon en Bruselas que su país es el mejor preparado, entre los tres, para entrar a la UE, y que Tallinn presentaría por separado su solicitud.
Egidijus Bickauskas, presidente de la Asamblea Báltica y vicepresidente del parlamento lituano, expresó después de la reunión su esperanza de que los documentos aprobados harán más efectiva la labor de esta asamblea interparlamentaria.
El legislador lituano dijo -en lenguaje diplomático- que "el acuerdo mutuo entre los países bálticos acerca de la entrada conjunta a las organizaciones europeas se ha visto perturbado en ocasiones por declaraciones de algunos representantes gubernamentales".
El ministro de Asuntos Exteriores de Lituania, en cambio, fue más directo en sus comentarios, al admitir que tal vez no valga la pena empeñarse tanto en la unidad báltica si uno de los socios se siente incómodo.
En declaraciones no oficiales a la prensa, otros diplomáticos lituanos dijeron que la posición de Estonia revela falta de madurez y de comprensión del proceso de integración europeo.
Los propios delegados parlamentarios de Estonia exhortaron a sus compañeros dirigentes políticos a "no quemar nunca los viejos puentes, y menos aun cuando no tenemos un puente sólido que nos lleve a Europa".
"Debemos recordar cuán unidos y amigos estuvimos en la salida hacia nuestra independencia", dijo el vicepresidente del parlamento de Estonia, Arnold Ruutel, al comenzar la sesión de la Asamblea Báltica.
"¿Por qué, ahora, tras haber obtenido nuestra libertad y en momentos en que avanzamos cada vez más por el camino democrático, nos dedicamos a destruir aquel espíritu de amistad?", añadió.
No obstante, ni un miembro del gobierno de Estonia estuvo presente en la inusual sesión conjunta de la Asamblea Báltica con el Consejo Báltico, que se realizó en Vilnius después de las sesiones de la Asamblea.
En la conferencia de prensa de clausura, Ruutel justificó la ausencia de los ministros de su país por sobrecarga de trabajo. La sesión conjunta terminó el día 16 con una declaración en la que se estimula a los gobiernos a intensificar su cooperación en protección ambiental, energía y transporte. (FIN/IPS/tra-en/eb/fn/arl/ip/96)