La carrera del cineasta estadounidense negro Spike Lee se ha caracterizado por la controversia, a la cual no son ajenas acusaciones en su contra por tratar como objetos a los personajes femeninos de sus películas.
Pero los espectadores de su nuevo filme, "Girl 6" ("La chica seis"), quizá se sorprendan con la sátira al machismo (y, en particular, al machismo en el cine) contenida en un argumento sobre el sexo telefónico.
"Girl 6", escrita por la neoyorquina Suzan-Lori Parks y producida para la compañía Fox Searchlights, es una mirada fresca y muy divertida sobre cómo las mujeres se convierten en objetos en un mundo fabricado para encajar con las ilusiones masculinas.
El personaje principal es conocido, desde el comienzo hasta el fin de la película, como "la chica seis". Ella trabaja en una "línea caliente" telefónica y, a cambio de un sueldo, se convierte en lo que los hombres que la llaman quiere que sea.
Así, "la chica seis" se transforma, sucesivamente, en una figura maternal, una niñita asustada que va a la escuela, una fanática del deporte en un partido de béisbol, una supermujer negra con peinado "afro" y ducha en artes marciales y en la afamada estrella de cine Dorothy Dandridge.
Lee apela a un amplio abanico de estilos que muestran la metamorfosis de Theresa Randle, la actriz que encarna a la protagonista, en meros arquetipos a pedido.
Pero Lee y Parks dejan en claro a lo largo de esta narración estrafalaria y fragmentaria que "la chica seis" no es ninguna de estas creaciones, incubada dentro de los cráneos de hombres que quieren controlar a las mujeres.
Irónicamente, "la chica seis" es una aspirante a actriz que abandonó su carrera en el cine porque no pudo soportar la humillación de aparecer sin corpiño frente a un sórdido director, en una escena llena de chistes para cinéfilos.
El libidinoso cineasta es interpretado por Quentin Tarantino, paradigma de la audacia fílmica desde que dirigió "Pulp Fiction" en 1994. Y "la chica seis" pronuncia un diálogo de la primera película de Lee, "She's Gotta Have It", que provocó críticas furiosas en ámbitos feministas.
Estas referencias sugieren que Lee, después de años en el centro de la controversia, aprendió algunas lecciones de quienes lo han cuestionado. Todo el filme revela cómo actuar en la industria cinematográfica está íntimamente ligado a la conversión de mujeres en objetos, especialmente para el disfrute masculino.
Randle asume el desafío de ser todas las mujeres que le piden, aparentemente sin esfuerzo alguno. "Todavía soy una actriz", se jacta "la chica seis" frente a su amigo Jimmy (interpretado por el propio Lee) cuando comienza su carrera en el sexo telefónico.
Los momentos más divertidos de la película son protagonizados por mujeres célebres que muestran cómo ellas mismas venden sexo. Naomi Campbell, por ejemplo, viste una camiseta que dice "las modelos chupan", y Madonna explica cúales son las fantasías eróticas de moda este año.
Una modelo excita a su interlocutor masculino a través del teléfono recitándole suavemente todos los comestibles que ella compró en una tienda. Otra debe asumir el papel de terapeuta de pareja ante dos enamorados furiosos que le hablan al unísono.
Pero, además satíra, la película contiene también episodios de horror que debe enfrentar "la chica seis". Uno de los que la llaman disfruta asustándola y degradándola, y la aterroriza al revelarle que conoce el número telefónico de su casa y su dirección.
Este hombre podría ser el mismo que se hace llamar "Bob Regular" ("Bob Común y Corriente"), quien intenta conquistar a "la chica seis" hablándole del problemática vínculo con su madre.
Los hombres "normales", en el mundo que pintan Lee y Parks, no la pasan mejor. El ex esposo de "la chica seis" (a cargo del actor Isaiah Washington) es un ladrón de poca monta que se siente confundido por la facilidad con que ella se adapta al negocio del sexo telefónico.
Jimmy vive obsesionado con el béisbol, y suele sentarse en su casa a esperar que desfilen en su cerebro sus recuerdos deportivos favoritos.
Las mujeres de "Girl 6" consideran a estos hombres y a sus clientes como lo que son: unos flojos. Y esta postura es lo que le da a "la chica seis" valor para resistirse a ser el objeto de nadie.
Lee puede vanagloriarse de los muchos encantos de esta película, entre ellos sus poderosos personajes y la infinidad de "cameos", breves apariciones de personalidades célebres.
Pero el principal quizá sea la banda sonora compuesta de viejas y nuevas canciones del artista que en el pasado se llamó Prince y ahora se da a conocer con un caprichoso símbolo. Y este músico tiene, por cierto, su propia reputación machista.
En una de las pinceladas más inteligentes de la película, canciones del viejo Prince como "Erotic City" ("Ciudad erótica") se escuchan en una frecuencia renovada, pues se combinan con las vivencias de mujeres para quienes las fantasías eróticas pueden ser cualquier cosa menos algo gracioso.
Y las nuevas canciones de Prince, como "Girl 6" y "She Spoke 2 Me" ("Ella me habló") son tan ligeras, sincopadas y divertidas como la propia película. (FIN/IPS/tra-en/fah/mj/cr/96)